El juicio del caso “Carbón Blanco” en Argentina comenzó con declaraciones de que uno de los involucrados era testaferro de un exdirigente de la FIFA, lo cual ha agregado una nueva dimensión a un caso que se ha vuelto emblemático de la evolución del tráfico de drogas en Argentina.

Durante el primer día de la audiencia oral en el caso conocido como “Carbón Blanco” —por el producto en el que los traficantes camuflaban la cocaína para transportarla—, Patricio Gorosito, uno de los presuntos jefes de la red, sorprendió a la corte al señalar que antes de su captura había trabajado para Julio Grondona, expresidente de la Asociación Argentina de Fútbol y ex vicepresidente de la FIFA, la organización mundial que regula este deporte. Luego, cuando fue entrevistado por La Nación, afirmó que había sido testaferro del difunto Grondona, quien usaba a Gorosito para camuflar sus intereses económicos en el fútbol.

Gorosito, quien sería el principal representante en Europa de una red responsable del envío de más de una tonelada de cocaína de Argentina a Portugal, también es conocido por ser el fundador del equipo de fútbol argentino Real Arroyo Seco. Sin embargo, Gorosito le dijo a La Nación que el equipo realmente “le pertenecía a Grondona” y añadió que, cuando fue vendido, si bien él recibió parte de las ganancias, la mayor parte de ellas fueron a parar a manos de Grondona.

El caso Carbón Blanco ya estaba acaparando los titulares antes de que el juicio comenzara. Una jueza federal encargada de investigar el caso declaró recientemente que le habían ofrecido dos sobornos por un total de US$4,5 millones para que no continuara con las investigaciones.

Análisis de InSight Crime

La investigación del caso Carbón Blanco es una de las más importantes que se han realizado sobre los grupos de narcotráfico originarios de Argentina, y ha revelado lo sofisticadas que pueden llegar a ser las redes criminales que surgieron con el fin de usufructuarse del papel del país como ruta de tránsito de cocaína. De ser ciertas, las acusaciones de Gorosito dejarían al descubierto otras personalidades argentinas influyentes relacionadas con el caso, el cual ya ha desenmascarado una red de presuntos empresarios legítimos y de empresas fachada usadas para camuflar los envíos de drogas y lavar las ganancias que generaban.

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Sin embargo, los comentarios de Gorosito sobre Grondona también se podrían haber presentado simplemente como un intento para desviar la atención de sus propias fechorías. Es fácil culpar a Grondona, pues murió en julio de 2014. Recientemente, la FIFA —que sigue sacudida por un masivo escándalo de corrupción— también dejó por el piso el nombre de Grondona cuando afirmó que él había autorizado un soborno de US$10 millones a funcionarios de fútbol.

La gran cantidad de dinero que aparentemente fue ofrecida como soborno a la jueza del caso también da muestra del poder y la riqueza que ha alcanzado la red —suficiente para que quienes están detrás de los sobornos tengan la esperanza de comprar su inocencia a pesar de lo mediático que se ha vuelto el caso—.

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