Los presidentes de los países del Triángulo Norte de Centroamérica han llegado a un acuerdo para crear un “frente común” contra el crimen organizado, pero el énfasis de dicho acuerdo en la actividad de las pandillas puede dejar mucho que desear.
El 23 de agosto, durante una reunión en el palacio presidencial de El Salvador, los presidentes de El Salvador, Salvador Sánchez Cerén, Honduras, Juan Orlando Hernández, y Guatemala, Jimmy Morales, firmaron el “Plan Regional contra el Crimen Organizado Transnacional”.
“Hemos conjuntado esfuerzos como región, como países, para combatir el crimen transnacional”, dijo Sánchez Cerén, presidente de El Salvador.
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El plan de operaciones de seguridad conjuntas incluye la creación, en las próximas semanas, de una fuerza binacional en la frontera entre Honduras y El Salvador. Con ello se pretende obstaculizar el paso de los pandilleros entre los dos países, así como el flujo de contrabando y el tráfico de personas, informó El Diario de Hoy.
El presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, dijo que esta forma de cooperación con El Salvador “permite estar un paso delante de los grupos criminales, [cuyas] operaciones han dejado de ser locales y han pasado a ser transnacionales”.
Las medidas propuestas también permiten que los países compartan inteligencia, coordinen operaciones y faciliten la deportación de personas requeridas por la justicia. Además, los tres gobiernos crearán un “grupo de alto nivel en materia de seguridad”, conformado por miembros de la policía y el ejército, así como por fiscales, quienes serán supervisados constantemente para evitar la infiltración de los grupos criminales.
El presidente de Honduras hizo énfasis en que el principal problema de seguridad de la región es la red de las pandillas “mara”, como la Mara Salvatrucha (MS13) y Barrio 18, además de los traficantes de drogas, personas y armas.
El pacto del Triángulo Norte se firma unas pocas semanas después de que los fiscales generales de los tres países llegaron a un acuerdo de colaboración enfocado en la lucha contra las pandillas de la región. Estos esfuerzos conjuntos hacen parte de Alianza para la Prosperidad del Triángulo Norte, para la cual el Congreso de Estados Unidos aprobó unos US$750 millones en diciembre de 2015.

El presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, en la conferencia de prensa en El Salvador
Análisis de InSight Crime
Estos crecientes signos de cooperación internacional entre los países del Triángulo Norte son avances prometedores. Sin embargo, el pacto común parece quedarse corto al enfocarse tanto en la lucha contra las pandillas, dado que las dificultades de cada país por implementar una política de seguridad nacional integral plantea serias dudas sobre su capacidad para hacerlo de manera conjunta.
Este reciente acuerdo parece enfocarse en la posible incursión de las pandillas en el crimen organizado transnacional —un tema que sigue siendo objeto de intenso debate—. Aunque se sabe que los miembros de las pandillas buscan refugio en los países vecinos, y ha habido indicios de que algunas clicas de la pandilla MS13 pueden estar coordinando actividades criminales en los tres países, aún no está claro de qué manera cooperan a través de las fronteras y si estas pandillas pueden verdaderamente ser consideradas actores transnacionales.
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Además, no se mencionan las actividades económicas que permiten la financiación de estas pandillas y de otros poderosos grupos organizados que operan en el Triángulo Norte, especialmente en lo que se refiere al tráfico de drogas. Los pactos tampoco parecen apuntar al lavado de dinero y la corrupción en los altos niveles, que siguen siendo las principales barreras para obtener justicia, seguridad y desarrollo en la región.