En una entrevista con un prominente diario mexicano, el expresidente de México, Vicente Fox, propone una serie de enfoques potencialmente controversiales para resolver el problema del crimen organizado en México, explicando por qué la legalización de la marihuana y permitir que los excriminales se conviertan en “empresarios” legítimos es la mejor forma de avanzar.
En conversaciones con El Universal, Fox afirma que “las prohibiciones [de las drogas] no funcionan” y sugiere un enfoque de libre mercado frente a la legalización de la marihuana. Afirmando que el diálogo con los carteles “no es necesario”; el expresidente dice que la despenalización de la droga permitiría a los capos de las drogas de hoy ser “empresarios el día de mañana”, y que debilitaría el poder económico de las organizaciones ilegales.
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Fox también afirma que perdonar los crímenes de los carteles es el camino a seguir, y hace referencia a las últimas dictaduras de Argentina, Chile y España como ejemplos de cómo el perdón fue un éxito en la transición hacia la democracia.
Las opiniones de Fox difieren en el enfoque de mano dura de su sucesor, el presidente Felipe Calderón (2006-2012), y denuncia a las presuntas ejecuciones extrajudiciales por parte del ejército mexicano como una “violación flagrante a los Derechos Humanos”.
Análisis de InSight Crime
Las propuestas de Fox han sido criticadas tanto por políticos de la oposición como por su propio partido, el Partido Acción Nacional (PAN). Tal fue el caso en 2011, cuando el PAN censuró comentarios similares por parte de Fox después de que un incendio provocado por criminales en un casino dejó 52 civiles muertos, el alcalde de Ciudad de México, Marcelo Ebrard, describió el punto de vista de Fox en aquel momento como “tirar la toalla”.
Sin embargo, las opiniones de Fox tienen cierta resonancia entre los mexicanos que consideran que los fuertes esfuerzos militares están agravando los conflictos entre los grupos del crimen organizado y el Estado. Muchos mexicanos también ven la guerra contra las drogas como un problema de Estados Unidos por el que México paga el precio más grande.
Pero traducir la utópica visión de Fox en una realidad es en el mejor de los casos un acto de fe y en el peor, uno de irresponsabilidad. Hay pocas garantías de que la legalización de la marihuana de lugar a menores niveles de violencia, y son las débiles, corruptas e ineptas instituciones gubernamentales de México las que abren la puerta a los actores violentos, por lo menos tanto o más, que cómo lo hace el paradigma actual frente a las drogas.