Ocho miembros de la Oficina de Envigado –herederos del famoso Cartel de Medellín de Colombia- han sido incluidos en la lista negra de narcotraficantes del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, lo que muetra que el grupo sigue siendo una poderosa fuerza en el comercio internacional de drogas.

El 16 de septiembre, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos incluyó a ocho líderes de la Oficina de Envigado, cuya base de operaciones está ubicada en Medellín, en la “Lista Clinton” debido a su significativo rol en el tráfico transnacional de drogas. Como resultado de esta designación, todas las transacciones financieras de estos individuos en Estados Unidos serán congeladas, y los ciudadanos estadounidenses tienen prohibido realizar negocios con ellos.

Julián Andrey González Vásquez, alias “Barny”, está incluido en la lista y es buscado por las autoridades colombianas por el asesinato de dos policías en 2012. Tres de los individuos incluidos en la lista se encuentran tras las rejas en Colombia, “pero continúan coordinando operaciones criminales desde prisión”, señaló el Departamento del Tesoro en un comunicado de prensa.

Sin embargo, otros miembros de la lista no están siendo investigados por las autoridades colombianas, según El Colombiano. Esta es la tercera vez en menos de tres meses que miembros de la Oficina, que no tienen orden judicial de captura en Colombia, son incluidos en la lista negra de Estados Unidos, informó el diario.

Análisis de InSight Crime

La presión que está aplicando Estados Unidos sobre la Oficina puede indicar que el grupo está retomando su viejo estatus como un actor principal en el mundo del tráfico transnacional de drogas. En junio, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos incluyó a la Oficina a su Lista Clinton por tráfico transnacional de drogas y por proveer servicios como lavado de dinero y extorsión a otras organizaciones criminales.

En lo más alto de su influencia en 2003, la organización criminal traficó grandes cantidades de cocaína desde su base en Medellín y mantuvo el control del hampa de la ciudad por medio de contactos clave de su líder, Diego Murillo alias “Don Berna”.

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Desde entonces, la organización se ha fragmentado. Tras la extradición de Don Berna a Estados Unidos en 2008, otros dos líderes de la Oficina compitieron para tomar su lugar. Además de las peleas internas, la tasa de homicidios se dobló entre 2008 y 2009, y la organización criminal los Urabeños aprovechó el vacío de poder tomando el control de grandes áreas de la ciudad que alguna vez habían sido controladas por la Oficina. La captura de líderes de la Oficina como Edison Rodolfo Rojas alias “Pichi”, contribuyó aún más con el declive de la organización.

Sin embargo, una tregua firmada con los Urabeños en 2013 le ha dado acceso a la Oficina a rutas para el narcotráfico internacional, previamente controladas por sus antiguos rivales, lo cual podría permitirles reconstruir algunas de sus viejas estructuras de poder.