Una reciente operación de la policía de Perú permitió la mayor incautación de dólares falsos en la historia del país, lo cual demuestra la sofisticación y magnitud de la industria de la falsificación en la nación andina, donde es común la producción de billetes falsos.

El Ministerio del Interior de Perú anunció el 16 de noviembre la incautación de $30 millones de dólares estadounidenses y 50.000 euros en billetes falsos, y una cantidad aún indeterminada de soles peruanos falsos. Las autoridades también confiscaron nueve máquinas de impresión, así como otros equipos utilizados en la producción del dinero falso.

Además, 49 personas, entre ellas varios ciudadanos ecuatorianos, fueron detenidos en varias ciudades durante lo que el gobierno describió como la mayor incautación de dinero falso en la historia de Perú. Las autoridades dijeron que los sospechosos hacían parte de una “poderosa red que enviaba enormes cantidades de dinero falso fuera de Perú” mediante diversos métodos.

Aunque la red enviaba el dinero falso principalmente a Estados Unidos, el Ministerio del Interior dijo que los sospechosos también tenían conexiones en Ecuador, Colombia, Venezuela, Brasil, Bolivia, Chile, Argentina, Uruguay, Paraguay y países de la Unión Europea.

En 2013, la agencia estadounidense encargada de la lucha contra la falsificación de moneda, el Servicio Secreto, anunció que Perú había superado a Colombia como el mayor productor mundial de dólares falsos. En los diez años antes de ese anuncio, unos $103 millones en moneda estadounidense falsa incautada fueron considerados como provenientes de Perú, cifra que sin duda ha aumentado en los últimos años.

El jefe de división de la policía peruana de lucha contra el fraude, Walter Escalante, le dijo a The Guardian a principios de año que su unidad había confiscado alrededor de “US$75 millones en billetes falsos” desde 2009. Pero, como el medio de noticias lo señala, esta cifra seguramente no refleja la verdadera magnitud de la industria de falsificación de moneda en Perú.

En conversaciones con The Guardian, un “veterano falsificador” dijo que un solo laboratorio clandestino podía producir un promedio de US$3 a 5 millones cada semana, para una producción anual de unos US$150 millones. Según la información policial citada por el periódico, por lo menos cuatro de esos sofisticados laboratorios estaban operando en la capital, Lima.

Análisis de InSight Crime

Los expertos suelen considerar que la alta calidad de la moneda falsa producida en Perú es lo que permite explicar que el país sea líder en esta industria ilícita. A diferencia de sus contrapartes colombianos, que suelen utilizar técnicas más antiguas, los falsificadores peruanos hacen uso extensivo de la tecnología digital y a menudo retocan los billetes falsos a mano para garantizar su credibilidad. Además, como InSight Crime lo ha señalado anteriormente, variables económicas como el alza en el valor del dólar y la alta inflación en Venezuela como país cercano pueden contribuir a la mayor demanda de dinero falsificado.

Otro factor determinante puede ser el considerable retorno de la inversión, debido a que los materiales y la mano de obra necesarios para llevar a cabo las operaciones de falsificación son relativamente baratos. The Guardian informó que los falsificadores les suelen cobrar a sus clientes alrededor del 20 por ciento del valor de la factura. Usando un cálculo aproximado, ello significa que un solo laboratorio podría ganar hasta US$1 millón por semana produciendo US$5 millones en billetes falsos. Pero un agente de la policía peruana le dijo a El País que, incluso utilizando estimaciones más conservadoras, la falsificación de moneda era más rentable que el tráfico de drogas.

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Los beneficios de la falsificación de moneda normalmente se dividen entre las dos partes que participan en las operaciones, es decir, los laboratorios clandestinos que imprimen el producto y las redes que luego envían los billetes falsos fuera del país.

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