Una guerra entre pandillas que se está librando en las cárceles de Ecuador ha convertido al 2020 en el año más sangriento registrado en las prisiones, lo que indica que el sistema penitenciario del país no logra contener el creciente conflicto entre las facciones pandilleras, cada vez más numerosas.

El 6 de diciembre estalló una batalla entre dos pandillas, que dejó como resultado 6 muertos y 12 heridos en el Centro de Rehabilitación Social de Varones de Esmeraldas (CRSVE), según reportó el medio El Universo. El enfrentamiento elevó el número de homicidios en las prisiones del país este año a un récord de 43, muchos más que los 32 en 2019 y un grave aumento con respecto a los 11 de 2018, como informó Plan V.

Los dos grupos que se pelearon en la cárcel de Esmeraldas fueron Los Tiguerones y Los Gánster Negros, ramificaciones de dos de las pandillas más grandes de Ecuador, Los Choneros y Los Lagartos, que se han enfrentado en calles y prisiones de Ecuador.

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Las autoridades respondieron a los disturbios con un despliegue del Ejército, con el fin de crear un perímetro de seguridad fuera de la valla de la prisión, así como con registros en las celdas y el retiro de los 46 reclusos más peligrosos de los pabellones principales, quienes más tarde serán trasladados a la prisión de Litoral en Guayaquil.

Estas medidas son similares a las que se impusieron en la prisión de Litoral en el mes de agosto, cuando se produjo la batalla carcelaria más mortal en la historia reciente de Ecuador, entre Los Choneros y Los Lagartos, que dejó como resultado 11 reclusos muertos y 15 personas heridas, entre ellas varios guardias. Posteriormente se hicieron varias inspecciones en la prisión, que permitieron el hallazgo de un rifle de alta tecnología, ocho pistolas y más de 500 cuchillos.

Análisis de InSight Crime

La fragmentación criminal y la dispersión geográfica de las pandillas carcelarias más grandes de Ecuador en todo el sistema penitenciario del país ha dado lugar a nuevas y despiadadas guerras de poder, tanto dentro como fuera de las prisiones, donde las pandillas o sus facciones han iniciado conflictos contra grupos rivales.

A finales de la década de 2000 y principios de la de 2010, cada prisión ecuatoriana tendía a estar dominada por unos pocos jefes que controlaban grupos criminales relativamente jerárquicos. Por lo tanto, el monopolio de la violencia en cada prisión era controlado por unas pocas personas, lo que permitía mantener los niveles de conflicto relativamente bajos, mientras que dichas personas ganaban dinero mediante el control de los flujos de contrabando.

Los posteriores intentos de las autoridades por destruir estas jerarquías monopolísticas, reubicando a los líderes de las pandillas y a los reclusos peligrosos en otras prisiones, no han hecho más que extender su presencia en más centros penitenciarios, donde nacen nuevas facciones que se enfrentan por controlar su nuevo entorno.

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Además, sin la influencia controladora de los llamados “capos”, las pandillas, que antes eran centralizadas, se han fragmentado en facciones violentas, lo que ha provocado una guerra total en todo el sistema penitenciario de Ecuador. Hasta la fecha, Los Choneros parecen estar ganando, reforzados por alianzas con grupos como Los Lobos y por el anuncio, en junio de 2020, de que el líder de la pandilla, Jorge Luis Zambrano, alias “Rasquiña”, sería liberado antes de tiempo.

Sus dos grandes rivales son Los Cubanos y Los Lagartos, que suelen ser confundidos en los informes de prensa, lo que podría indicar que uno es una ramificación del otro. Por ejemplo, El Universo informa que el difunto William Poveda, alias “El Cubano”, dirigía a Los Lagartos, cuando es claramente conocido como el exlíder de Los Cubanos.

Hay una teoría que indica que Los Lagartos comenzaron como asesinos a sueldo, prestando servicios tanto para Los Cubanos como para Los Choneros, y luego se establecieron como una tercera banda. En todo caso, ambos grupos han recibido duros golpes en los últimos años: “El Cubano” fue decapitado en un motín carcelario en junio de 2019, y el siguiente cabecilla de Los Lagartos, alias “El Gorras”, murió de coronavirus en junio de 2020.

Este conflicto se ve facilitado por la corrupción penitenciaria en los más altos niveles. En octubre de 2020, el director de la prisión de Litoral, Héctor Reyna Vivar, fue detenido por presunta corrupción y participación en crimen organizado, y actualmente, según Plan V, enfrenta tres investigaciones, incluyendo una sobre su papel en la mencionada liberación temprana del líder de Los Cubanos. Plan V informa además que otros dos directores de prisiones también han sido despedidos este año por mala conducta.