Sin disparar un solo tiro, hombres fuertemente armados y disfrazados de policías asaltaron una terminal de carga de un aeropuerto de São Paulo y huyeron con 720 kilos de oro en dos camionetas, con guardias de seguridad como rehenes. El hecho, digno de una película de acción, muestra que los recientes esfuerzos de Brasil por controlar el robo de carga se quedan cortos frente a las audaces pandillas del país.

Ocho hombres que vestían uniformes negros con insignias de la policía federal llegaron a la terminal a plena luz del día y robaron la carga valorada en US$30 millones en menos de tres minutos, según un informe de El País. Los ladrones apuntaron con sus armas a dos guardias mientras les ordenaban a otros empleados del aeropuerto subir el oro a las camionetas pintadas como vehículos de la policía.

Inicialmente se informó que uno de los guardias había sido secuestrado el día anterior, junto con seis miembros de su familia, y obligado a divulgar información confidencial sobre el lugar donde se llevaría a cabo el robo. Sin embargo, más tarde el guardia confesó que había participado voluntariamente en el atraco.

Todos los rehenes fueron liberados poco después de la operación. La policía aún no ha encontrado rastros de los responsables ni del oro hurtado.

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“Estaban bien organizados y tenían muchos elementos de seguridad”, declaró Joao Carlos Miguel Hueb, del Departamento de Investigaciones Criminales del estado. “Este no es su primer robo”.

Este es el más reciente robo de carga llevado a cabo por bandas brasileñas. En marzo de 2018, cinco hombres armados hurtaron US$5 millones en efectivo cuando eran descargados de un avión de Lufthansa en el aeropuerto Viracopos de São Paulo.

En abril de 2017, la pandilla brasileña Primer Comando Capital (PCC) efectuó un robo a mano armada de US$12 millones en Ciudad del Este, Paraguay. El robo fue perpetrado por una docena de hombres que atacaron una compañía de transporte utilizando armamento pesado y explosivos.

Análisis de InSight Crime

El reciente atraco se produce justo cuando las tasas generales de robo de carga en Brasil estaban finalmente mostrando signos de recuperación. Pero la confesión del guardia de seguridad demuestra el único eslabón débil que les permite a los ladrones acceder fácilmente a las pistas de aterrizaje de los aeropuertos o a las bodegas de las compañías: un informante interno.

El robo de carga es por naturaleza un delito de oportunidad. Para efectuarlo es importante saber dónde van a estar las mercancías y en qué momento, lo que significa que es una práctica criminal que se basa en información confidencial. La Oficina de Seguridad Pública de São Paulo estima que en 2016 el 90 por ciento de los robos de carga contaron con la participación de empleados.

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Los ataques armados a las compañías de transporte del país han aumentado desde más o menos 2012, siendo perpetrados principalmente por grupos del crimen organizado en los estados de Río de Janeiro y São Paulo. Aunque las emboscadas a los camiones de carga representan la mayor parte de los casos, en los últimos años un pequeño número de ladrones bastante organizados ha efectuado ataques cada vez más audaces contra empresas de seguridad privada especializadas en el transporte de valores.

Pero aunque la violencia criminal está aumentando en general en Brasil, el robo de carga está disminuyendo, si las cifras oficiales son ciertas. El Ministerio de Justicia de Brasil afirma que las tasas de robo de carga disminuyeron 38 por ciento en el primer trimestre de 2019, después de haber llegado a un pico de 22.000 incidentes en 2018. Esta disminución se atribuye a la militarización de la seguridad en Río de Janeiro, así como al mejoramiento de las escoltas de seguridad por parte de las propias empresas de transporte.