Un contratista argentino con estrechos vínculos con el ex presidente Néstor Kirchner, ha sido acusado de estar involucrado en lavado de dinero, fuga de capitales y corrupción del gobierno, lo que plantea interrogantes sobre las actividades de Kirchner y su esposa, y sucesora en la presidencia, Cristina Fernández de Kirchner.
Las acusaciones contra Lázaro Báez aparecieron el 14 de abril, cuando el periodista Jorge Lanata mostró imágenes de una cámara oculta en las que uno de los socios de Báez, Leonardo Fariñas, admitió haber participado en una “red de lavado” que manejaba las ganancias de la corrupción del gobierno, mientras trabajaba para el negocio de Báez, informó Clarín.
Según Clarín, la empresa de Báez, Construcciones Aural, ha recibido la mayoría de los contratos públicos de obras públicas de la provincia de Santa Cruz, donde el ex presidente Néstor Kirchner fue gobernador desde 1991 hasta 2003. El periódico identificó a Báez como un “amigo íntimo” de Néstor Kirchner.
Tras la emisión de las imágenes, un grupo de legisladores de la oposición presentó una denuncia al fiscal Carlos Gonella, instándolo a investigar la supuesta participación de Báez en lavado de dinero, corrupción y fuga de capitales. El 17 de abril, el mismo grupo presentó una demanda adicional llamando a que se congelaran los los activos de Báez, según informó Clarín.
Análisis de InSight Crime
Más detalles probablemente emerjan en este, de por sí complicado, caso, con los medios de comunicación anti-Kirchner como Clarín ansiosos por investigar la historia.
La verdadera pregunta está alrededor del grado de participación del ex presidente Néstor Kirchner, quien murió en 2010, y la actual Presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Este caso puede revivir la controversia no resuelta sobre la fuente de la inmensa fortuna personal de los Kirchner, y lo que ocurrió a más de US$600 millones en fondos federales proporcionados a Santa Cruz, mientras que Néstor Kirchner era gobernador.