Un informe reciente señala que Panamá sigue siendo un país de “especial preocupación” en lo que respecta al secreto financiero y al lavado de dinero, lo que indica que el país centroamericano no se ha librado del todo de su reputación como paraíso para el blanqueo de dineros ilícitos.

Panamá se ubicó entre los 15 países del mundo con los índices más altos de secreto bancario y fue la nación con mayor secreto en toda Latinoamérica y el Caribe, según el Índice de Secreto Financiero de la Red de Justicia Fiscal (Financial Secrecy Index) para 2020. 

(Gráfico cortesía de Red de Justicia Fiscal)

Usando una combinación de datos cualitativos, como leyes y regulaciones, para generar un índice de secreto, y datos cuantitativos para crear una escala global ponderada, el informe concluye que Panamá “sigue siendo una jurisdicción de interés extremo”, pues el alto escalafón del país pone en evidencia el “carácter pernicioso de [su] actividad como paraíso fiscal”.

A escala global, sin embargo, el índice señala que Panamá representa “solo el 0,22 por ciento del mercado global para servicios financieros extraterritoriales [offshore]”, lo que lo convierte en un “actor pequeño en comparación con otras jurisdicciones que mantienen el secreto bancario”, como las islas Caimán y Hong Kong, entre otros.

El informe indica que, además de tener más de 350.000 firmas internacionales bajo secreto bancario, Panamá promueve de manera “activa” la formación de “fundaciones, fideicomisos, pólizas de seguros y registro de barcos y embarcaciones para la evasión fiscal”, todo lo cual viola las leyes de secreto financiero.

Análisis de InSight Crime

Por años, Panamá ha sido objeto de duras críticas de los entes internacionales por su “vulnerabilidad al lavado de dinero de diversas fuentes, como el narcotráfico y otros delitos declarados cometidos en el exterior, como fraude y delitos fiscales y financieros”, según un informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) publicado en 2014.

Sin embargo, a comienzos de 2016, el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) retiró a Panamá  de su “lista gris” de países especialmente vulnerables al lavado de dinero, y señaló que las autoridades habían “implementado el marco legal y regulatorio” para cumplir sus compromisos de enmendar las fallas identificadas por el grupo de acción.

Sin embargo, el nuevo informe señala que Panamá sigue sin cumplir su promesa de combatir el secreto financiero y el flujo de dineros ilícitos en el país. Solo el año pasado, en febrero de 2019, por ejemplo, la Comisión Europea incluyó a Panamá en su lista negra, junto con otros 22 países de todo el mundo por sus “deficiencias estratégicas en sus mecanismos y controles contra el blanqueo de capitales [y] el financiamiento del terrorismo”.

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“El dinero sucio es el sostén del crimen organizado y el terrorismo”, dijo Věra Jourová, quien en ese entonces fungía como Comisaria Europea de Justicia, Consumidores e Igualdad de Género. “Invito a los países listados a remediar sus deficiencias rápidamente”.

Dicho esto, es posible que Panamá pase de página con la reciente elección del presidente Laurentino Cortizo en 2019. “Venimos de una década perdida de corrupción e improvisación, de robarse el dinero de los panameños”, dijo Cortizo al tomar posesión de su cargo. “No habrá intocables, ni aunque sean ministros, diputados o grandes empresarios, y ni siquiera el mismo presidente”.