La declaración de un testigo implica a un jefe esmeraldero recientemente capturado en la planificación de un temerario ataque con una bomba contra uno de sus rivales en la capital de Colombia, otra muestra de lo profundamente involucrado que se encuentra el hampa en la lucrativa industria minera del país.
Durante una reciente audiencia judicial, Carlos Arturo Álvarez Montero dijo que fue abordado por Horacio Triana, un jefe esmeraldero que fue arrestado a principios de este mes, para poner una bomba en un edificio de Bogotá, informó El Tiempo. Triana planeaba que la bomba explotara en el elevador personal de Hernando Sánchez, otro prominente esmeraldero anteriormente alineado con Víctor Carranza. Antes de su muerte en abril de 2013, Carranza era la principal figura en el negocio de las esmeraldas en Colombia.
Se cree que Triana había ordenado el ataque de octubre de 2012 contra Sánchez en una zona exclusiva de Bogotá conocida como la Zona T. Un supuesto sicario le propinó 11 disparos a Sánchez, pero este logró sobrevivir después de someterse a más de una docena de operaciones y pasar dos meses en coma.
Álvarez Montero declaró que Triana lo había contactado inicialmente en diciembre de 2012, unos meses después del primer ataque. El testigo dijo que había rechazado la propuesta, aunque admitió que ambos se reunieron otra vez en mayo de 2013.
Según El Tiempo, Álvarez Montero es un exasesino a sueldo que en la década de los ochenta trabajó para Gonzalo Rodríguez Gacha, alias “El Mexicano”, la mano derecha del capo de la droga Pablo Escobar.
Análisis de InSight Crime
Durante décadas, los grupos criminales han sido atraídos por la industria esmeraldera de Colombia, dado que está poco regulada por el Estado y proporciona una fácil manera de lavar dineros del narcotráfico. De hecho, el antiguo jefe de Álvarez Montero en los ochenta, El Mexicano, intentó expulsar a Carranza del negocio de las esmeraldas, lo que inició un conflicto que se conoció como la Guerra de las Esmeraldas y dejó como resultado unos 6.000 muertos.
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Carranza y una sacerdote católico ayudaron a negociar un acuerdo de paz a comienzos de los noventa, pero desde la muerte del jefe esmeraldero en 2013 ha habido señales de que los nuevos líderes de la industria ya no se están rigiendo por las viejas reglas. Pedro Rincón, quien se convirtió en la que es quizá la figura más importante en la industria de las esmeraldas después de la muerte de Carranza, fue objeto de un ataque con granadas en noviembre de 2013. Otras importantes figuras han sido asesinadas a balazos por rivales armados.
La permanente violencia es un signo de que esta industria sigue estando infiltrada por intereses criminales y fuera del control del Estado. El primer jefe esmeraldero desapareció hace mucho tiempo, pero el gobierno todavía tiene que arrebatarles a los demás jefes el control que tienen sobre la industria.