La policía brasileña asestó un duro golpe al contrabando que ingresa al país por el Puente de la Amistad desde Paraguay, pero, ¿esos operativos alteran en algo los factores que promueven esta economía ilícita?

En un operativo que concluyó el 2 de septiembre, la policía implementó estrictos controles sobre todo tipo de carga que quisiera cruzar desde Paraguay hacia el estado de Paraná, sur de Brasil. Las calles que circundaban el puente estaban bloqueadas y los vehículos eran inspeccionados mientras la policía hacía cumplir una regulación que dice que cada persona puede ingresar al país mercancías únicamente por valor inferior a los US$500, según el periódico paraguayo Diario Hoy.

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El operativo motivó protestas de inmediato en Paraguay. En la localidad fronteriza de Ciudad del Este, conductores de mototaxis y camiones y otros cuya subsistencia depende del comercio transfronterizo manifestaron su enojo. Algunos denunciaron que las autoridades brasileñas les incautaron sus vehículos y su mercancía sin motivo ni aviso, según recogió Diario Hoy.

Los decomisos en los alrededores del Puente de la Amistad marcaron la culminación de una campaña contra el contrabando que duró tres meses, la Operación Control Brasil (Operação Controle Brasil). A lo largo de estos tres meses, se han implementado campañas similares en estados limítrofes con Bolivia, Paraguay, Argentina y Uruguay, y a lo largo de autopistas importantes que conectan estas zonas con las principales ciudades brasileñas.

En total, se decomisó contrabando valorado en cerca de mil millones de reales (US$190 millones), entre lo que se contó más de 26 millones de paquetes de cigarrillos, más de 360.000 cigarrillos electrónicos, cientos de miles de botellas de licor, 178 toneladas de pesticida y cientos de armas de fuego, según un comunicado de prensa del Ministerio de Justicia.

Análisis de InSight Crime

En los últimos meses, Brasil ha emprendido una agresiva campaña para frenar el contrabando en las fronteras. Pero persiste una pregunta importante: ¿cuánto éxito pueden tener estas operaciones si no se enfrentan los factores socioeconómicos que hacen del contrabando un mal crónico en Paraguay?

Una combinación de diferencias de precios, corrupción de funcionarios e impunidad generalizada han hecho de la Zona de la Triple Frontera entre Brasil, Paraguay y Argentina uno de los corredores de contrabando más transitados del mundo. En especial los cigarrillos han sido una mina de oro durante décadas en Paraguay, pues el pequeño país es uno de los principales productores del mundo de tabaco ilícito.

Sin embargo, no todos los tipos de contrabando son suntuarios. Aunque las autoridades se han concentrado en el licor, tabaco y armas, varios decomisos recientes a ambos lados de la frontera incluyeron pescado, pollo y gasolina.

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A lo largo de la pandemia de COVID-19, los mercados negros asociados al contrabando se convirtieron en un medio de subsistencia para millones de personas. Cuando las industrias legales cerraron por las restricciones de movilidad o por la incapacidad de garantizar los suministros, los contrabandistas llenaron el vacío dejado por las primeras. En Paraguay, productos básicos como carne, azúcar, frutas y vegetales se convirtieron en mercancías codiciadas.

Aunque la economía reabrió después de la pandemia, la incertidumbre persistió. Muchos paraguayos siguen dependiendo de los víveres que adquieren en el mercado negro. Los productores de carne aviar y vacuna en el país han denunciado que los han dejado en el olvido, pues sus clientes prefieren productos más económicos, importados ilegalmente desde Argentina.

Y con el continuo aumento de los índices de pobreza en Paraguay, la demanda de bienes de contrabando más económicos no da muestras de reducirse.