Una serie de sangrientos asesinatos selectivos en Ecuador muestra cómo la violencia entre las pandillas criminales del país sigue fuera de control.
El caso más reciente en acaparar los titulares se produjo el 5 de mayo, cuando cuatro presuntos sicarios vestidos de policía irrumpieron en un hospital de Guayaquil y dispararon 16 balas contra un paciente que, según la policía ecuatoriana, habían confundido con otra persona.
Una semana antes, el 28 de abril, un reconocido abogado defensor, Harrison Salcedo, fue asesinado a tiros a plena luz del día mientras conducía por una intersección en el norte de Quito.
Uno de los clientes de Salcedo era José Luis Zambrano, alias «Rasquiña», cabecilla de la pandilla más grande de Ecuador, Los Choneros, quien fue asesinado a tiros en un restaurante de la ciudad de Manta en diciembre pasado. Antes de su asesinato, según la policía ecuatoriana, Zambrano se había estado disputando el liderazgo con otros dos miembros de la pandilla.
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Y en el mes de enero, un popular presentador de televisión, Efraín Ruales, fue asesinado a tiros cuando se dirigía en auto a su casa en el norte de Guayaquil. La sospecha inicial de las autoridades fue que el presentador, quien supuestamente había recibido amenazas de muerte por hablar en contra de la corrupción, fue ultimado por asesinos a sueldo.
En marzo, un sospechoso del asesinato de Ruales afirmó que él y otros individuos habían sido contratados para asustar al presentador, pero que la situación se había salido de control, como narra El Universo.
Estos asesinatos han coincidido con niveles sin precedentes de violencia carcelaria en Ecuador, generada por la escalada de disputas entre pandillas a principios de 2021.
En 2020, Ecuador registró el segundo mayor crecimiento en las tasas de homicidios en América Latina y el Caribe, siendo Guayaquil la ciudad más violenta del país. El país cerró el año con 1.357 asesinatos, frente a alrededor de 1.188 en 2019. Aunque una de las principales causas fueron las disputas entre grupos criminales, también se ha registrado violencia a lo largo de la frontera con Perú, donde varios grupos criminales libran guerras por el control del contrabando y el tráfico de personas.
Análisis de InSight Crime
Una serie de factores apuntan a una creciente audacia y sofisticación entre los grupos criminales ecuatorianos que están asestando estos golpes.
Tanto el asesinato de Zambrano como el de su abogado Salcedo se cometieron a plena luz del día, un indicio de que los autores no temían ser capturados. Los asesinatos parecen surgir a raíz de tensiones entre pandillas que inicialmente eran solo disputas carcelarias, pero que ahora se han extendido a las calles de manera agresiva, a medida que las pandillas han comenzado a usar violencia táctica fuera de las prisiones.
Ricardo Camacho, experto en seguridad ecuatoriano, se refirió al asesinato de Salcedo como un «trabajo profesional». En una entrevista con La Hora, Camacho dijo además que los asesinos habían elegido un sitio desde donde podían escapar fácilmente.
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Al parecer, los sicarios en Ecuador pueden pasar entre dos y tres meses preparándose para un trabajo, según un joven exsicario entrevistado por La Hora. El mismo joven cuenta que un trabajo puede costar hasta US$5.000.
También se ha informado que las redes de sicarios tienen acceso a armas de alto calibre. Por ejemplo, la policía encontró un rifle AM15 en el carro de los sospechosos de matar al paciente en el hospital de Guayaquil. En tres provincias, las autoridades están investigando 60 asesinatos cometidos con armas de grado militar, según datos policiales citados por Ecuavisa.
Este aumento en los homicidios plantea un dilema para las fuerzas de seguridad del país. Hasta hace poco, el país había recibido ciertos elogios por una política que había «legalizado» a las pandillas.
En 2008, ante el aumento de la violencia y el creciente número de jóvenes vinculándose a las pandillas, Ecuador permitió que estas siguieran operando como importantes estructuras sociales, y alentó a los pandilleros a buscar oportunidades de trabajo y capacitación. Esto se consideró como un factor importante para la disminución del 40 por ciento en la tasa de homicidios en solo 10 años.
Pero estos avances pueden estar retrocediendo, ya que los enfrentamientos entre pandillas en ciudades como Guayaquil aumentan la tasa nacional de asesinatos. El coronel Mario Pazmiño, analista de seguridad ciudadana, dijo a Expreso que el pico de asesinatos en todo el país está relacionado con guerras territoriales y disputas en cárceles donde hay pandillas como Los Choneros, incluyendo una riña desencadenada por el asesinato de Zambrano.
Por el contrario, el ministro del Interior de Ecuador, Gabriel Martínez, ha dicho, según Expreso, que el aumento de los delitos violentos se debe a que los grupos criminales están reaccionando al aumento de las detenciones y las incautaciones en los últimos años.