Una serie de arrestos de expendedores de drogas en Argentina pone de relieve la creciente popularidad de Telegram para la distribución de estupefacientes al por menor, como un entorno en el que expendedores y consumidores procuran mantener el anonimato en este creciente mercado en línea.

El caso más reciente se conoció el 2 de noviembre, cuando la policía federal detuvo a tres personas de una banda distribuidora de drogas al por menor en la capital, Buenos Aires. La banda usaba Telegram y Facebook para vender “drogas de diseño”, según la plataforma de noticias argentina Minutouno.

La operación ocurrió solo cinco días después de que el departamento antinarcóticos detuviera a otros tres individuos por vender estupefacientes por medio de Telegram en la ciudad de Chos Malal, al oeste del país. En esa ciudad había sido capturado en septiembre otro expendedor que operaba por Telegram.

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Este año, en las provincias de Río Negro y Mendoza ha habido otras capturas de expendedores que operan por medio Telegram. Y en noviembre del año pasado, la policía de La Plata, ciudad al sur de Buenos Aires, detuvo a Duvier Vallejo, expendedor que tenía más de 350 clientes fieles en su chat grupal, un chat en el que promocionaba sus drogas “superbaratas”, entre ellas tusi y cocaína rosa, según Infobae.

Lo cierto es que el uso de Telegram como plataforma de ventas y comunicaciones se ha extendido por toda Argentina, al tiempo que los delitos facilitados por la plataforma han aumentado en 350 por ciento durante los dos últimos años, como informó la plataforma de noticias argentina Clarín.

Telegram se popularizó como servicio de mensajería alternativo en todo el mundo después de que, a comienzos de 2021, WhatsApp, la plataforma de mensajería más usada, hiciera un cambio de su política de divulgación de información. El cambió mostró cómo compartía datos de los usuarios con su empresa matriz, Facebook, que ya antes se había visto implicada en escándalos por divulgación de información. Por esa razón, Telegram promocionaba su política de privacidad, alegando que nunca compartía datos con las autoridades. Pero esa afirmación se ha visto supuestamente desmentida con el tiempo.

Análisis de InSight Crime

Con el paso del expendio de drogas de la calle a la web, los expendedores mismos han buscado canales que les permitan evadir el escrutinio de las autoridades. El aparente énfasis de Telegram en el anonimato y la encriptación ofrece esa posibilidad.

La primera ventaja que ofrece Telegram a los expendedores de drogas es su alto grado de anonimato y privacidad. Al contrario de otros servicios de mensajería muy usados, como el mismo WhatsApp, Telegram no solicita a sus usuarios que vinculen sus cuentas con sus identificaciones o números telefónicos. Las conversaciones que usan “Chat Secreto” ofrecen encriptado de extremo a extremo, lo que implica que no se guardan conversaciones en ningún centro de datos y que nadie, salvo los participantes del chat, puede leer o descifrar los mensajes. Cuando los chats desaparecen de los dispositivos móviles de los usuarios, se pierden permanentemente. Por otro lado, la autodestrucción de mensajes permite a los expendedores promocionar su mercancía por medio de imágenes y videos temporales sin temor.

Si bien WhatsApp ofrece cifrado de extremo a extremo en todas las conversaciones, la participación de la compañía en escándalos de intercambio de datos ha marcado su reputación. Los que buscan seguridad se han mudado a otro lugar. Telegram también recopila menos información sobre el usuario, incluyendo la dirección IP y el tipo de dispositivo que un usuario opera, que WhatsApp, según TechAdvisor.

Carlos Timo Brito, especialista en políticas del Ministerio de Justicia de Brasil y profesor de relaciones internacionales en el Centro Universitario de Brasilia, dijo a InSight Crime que la ubicación domiciliada de las empresas puede jugar un papel.

«Quizás la gran diferencia, en el caso del control de actividades ilícitas, es la propiedad y domicilio legal de cada una de estas plataformas. Telegram es propiedad de ciudadanos rusos y está domiciliado en las Islas Vírgenes Británicas. WhatsApp es propiedad de un ciudadano estadounidense y está domiciliado legalmente en los Estados Unidos, al igual que Wickr [otro servicio de mensajería]. En este contexto, tal vez WhatsApp y Wickr tienen un mayor potencial de control que Telegram porque tienen su sede en los Estados Unidos y probablemente pueden estar sujetos a un mayor escrutinio legal y de aplicación que las plataformas alojadas en otros lugares», dijo Brito.

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En segundo lugar, Telegram permite a los usuarios llegar a una audiencia amplia y entrar en contacto con otros usuarios de Telegram sin conocerlos. La aplicación permite chats de grupos numerosos, hasta con 200.000 usuarios, que puede buscarse por un interés específico. Al buscar grupos relacionados con las ventas de estupefacientes, los usuarios pueden encontrar y entablar comunicación con los distribuidores. También tiene una función de «Encontrar personas cerca» que permite a la gente comunicarse entre sí, incluidos los expendedores de drogas, en un rango geográfico específico.

Pero como lo descubrieron expendedores como Duvier Vallejo en La Plata, el encriptado estricto y el anonimato en línea no protegen necesariamente de las consecuencias en la vida real. Vallejo fue detenido después de que un cliente insatisfecho o alguien cercano puso sobre aviso a la policía.

Tal como sucede con cualquiera que pueda entrar a los grupos de expendio de estupefacientes en Telegram, la policía también pudo encontrar a los actores locales, como lo mostró la reciente información de Clarín.

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