Florida no ha logrado sacudirse la fama de destino por excelencia de los criminales latinoamericanos que buscan obtener armas y municiones, y el PCC es el último de esos clientes especiales.

A comienzos de junio, cinco personas fueron arrestadas por tráfico de armas en Estados Unidos y Brasil. El servicio estadounidense de Control de Inmigración y Aduanas (Immigration and Customs Enforcement, ICE) anunció que cuatro personas fueron arrestadas en São Paulo y Río de Janeiro, y una más fue detenida en Orlando, Florida.

Las armas y municiones, que se mandaban por correo en envíos ocultos a aeropuertos internacionales de Río y São Paulo, salían de las ciudades de Orlando y Kissimmee, en el centro de Florida, y de Tucson, en Arizona.

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La investigación, con un alto grado de cooperación internacional, se inició en marzo de 2019 luego de que el Servicio de Aduanas y Rentas de Brasil interceptó un paquete de cargadores con capacidad para 55 cartuchos que pasó por el aeropuerto internacional de Río. Según el comunicado del ICE, el nombre del operativo, “Iron Tire” (Neumático de Hierro), se dio porque uno de los paquetes interceptados contenía cargadores de rifle ocultos en llantas de repuesto.

La comunicación del ICE también informó que las armas iban dirigidas al Primer Comando de la Capital (Primeiro Comando da Capital, PCC), una de las principales pandillas de Brasil.

Este modus operandi no es nuevo. Es relativamente común que armas adquiridas legalmente en Estados Unidos se cuelen en el mercado negro, una práctica conocida como “compras por persona interpuesta”. También es bien sabido que muchas veces se usa el servicio postal para sacar armas y municiones de Florida.

Análisis de InSight Crime

Aunque se sabe que estados como Texas y Arizona son importantes en los esquemas de tráfico de armas en la frontera mexicana, Florida es la fuente más confiable de suministro de armas para contrabando hacia América Latina y el Caribe.

La laxitud de las leyes de compra de armas de Florida y su proximidad con el continente y el Caribe, hacen del estado un foco de contrabando ideal, por lo cual ha sido conocido durante décadas.

La Policía Federal de Brasil informó que, de 2014 a 2017, Estados Unidos fue la mayor fuente de suministro de armas y municiones ilegales incautadas y rastreadas por ese organismo. El mismo informe mostraba que cinco de cada ocho establecimientos extranjeros de donde se habían rastreado las armas se encontraban en Florida. Aunque aún no se cuenta con datos más recientes, lo más seguro es que se mantenga esta dinámica, como lo muestran los resultados de la Operación Neumático de Hierro.

Brasil no es precisamente el único receptor de armas de Florida. En 2012, se conocieron reportes de que grupos paramilitares colombianos, como Los Urabeños y Los Rastrojos, adquirieron armas enviadas de manera ilegal a Colombia por dos clanes familiares dedicados al tráfico de armas en Florida.

En 2019, varios funcionarios del gobierno haitiano, incluido un senador, también fueron declarados sospechosos de haber conspirado con un propietario de un establecimiento de Florida para introducir armas de manera clandestina a Haití. 

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En 2018, Florida aprobó una actualización de las leyes de compra de armas con el fin de disuadir a los compradores de armas por persona interpuesta y las exportaciones ilegales, pero esto no parece haber tenido mayor efecto. Además de la red de contrabando identificada en la Operación Neumático de Hierro, en los últimos tres años se han identificado muchos casos de tráfico de armas a grande y pequeña escala desde Florida.

A finales de 2020, tres miembros de una familia boliviano-estadounidense fueron declarados culpables de operar una red de compradores por persona interpuesta en Naples y Fort Myers, Florida, y del envío ilegal de AK-47 a Bolivia.

En 2019, el Miami Herald informó de la incautación de miles de armas y granadas adquiridas por persona interpuesta cuando eran enviadas desde el sur de Florida hasta la zona de Triple Frontera, en la intersección de Paraguay, Argentina y Brasil.

Dada la poca voluntad política para hacer cambios sustanciales sobre la propiedad y la compra de armas en Florida, y la demanda consistentemente alta de armas de alto calibre por las pandillas latinoamericanas, es muy poco probable que se logre detener el flujo de armas de Florida hacia Suramérica en el futuro cercano.