Los traficantes de cocaína de los Balcanes han ido extendiendo su influencia en el tráfico transatlántico de cocaína, y la mayor prueba de ello son varias importantes capturas en las últimas semanas, de acuerdo con los reportes.
El 25 de abril, se conoció información de Balkan Insight que explicaba cómo la policía europea le había estado siguiendo el rastro, de manera lenta pero segura, al traficante serbio-montenegrino Darko Saric, antes de su arresto el 14 de abril, con otros cuatro integrantes de su organización criminal.
Las capturas se sumaron a otro operativo ejecutado por agentes serbios, croatas y la Europol contra un grupo narcotraficante con base en Croacia, también acusado de tráfico de cocaína de Suramérica a Europa.
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Los dos grupos han sido vinculados en medios croatas por su colaboración en narcotráfico y su participación en el intento de asesinato de un traficante balcánico ocurrido en 2020 en Guayaquil, Ecuador.
La captura de Saric en particular, captó titulares en los medios balcánicos. Por años, este dirigió una de las organizaciones traficantes de cocaína más institucionalizadas de los Balcanes, con la coordinación de una operación intercontinental.
El capo serbio-montenegrino ha estado en arresto domiciliario en Serbia esperando un nuevo juicio después de la anulación de su sentencia original a 20 años de prisión, según el Proyecto de Información sobre Corrupción y Crimen Organizado (Organized Crime and Corruption Reporting Project, OCCRP).
Análisis de InSight Crime
En muchos sentidos, la saga de Darko Saric es paradigmática de la evolución del tráfico de cocaína balcánico en Suramérica: seguimiento de su ascenso, capacidad para la violencia selectiva y capacidad de manejar sus negocios desde prisión.
Para finales de los 2000, la red de Saric tenía nodos en la mayor parte de Suramérica, incluidos Colombia, Ecuador, Argentina, Uruguay y Brasil, de los cuales al parecer obtenían ingresos superiores a US$1.200 millones anuales por tráfico de cocaína en colaboración con grupos locales, como Los Rastrojos, de Colombia, y el Primer Comando de la Capital (Primeiro Comando da Capital, PCC), de Brasil.
Fue tal su influencia que abrió camino para la actual generación de traficantes de cocaína balcánicos, donde muchos delincuentes montenegrinos comenzaron su carrera trabajando en los barcos de trasiego de drogas de Saric y sus contemporáneos, según Sasa Djordjevic, coordinador de campo para Serbia y Montenegro en la Iniciativa Global.
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“Posteriormente la organización criminal Kotor [de Montenegro] heredó el negocio de la cocaína de Saric”, le relató Djordjevic a InSight Crime, un acto que daría origen a los influyentes clanes Kavac y Skaljari que al día de hoy siguen traficando narcóticos desde Suramérica.
Después de la detención de Saric en 2014, su creciente dependencia de la violencia llegaría a reflejar cambios paralelos en las redes balcánicas en Suramérica, especialmente en el puerto ecuatoriano de Guayaquil, donde los homicidios selectivos de delincuentes balcánicos se han vuelto endémicos. Del mismo modo, sería tendencia su continua operación después de su captura. Petar Kosic, su colaborador croata en prisión, ya fue condenado en 2011 por tráfico de narcóticos desde Brasil, mientras que varios traficantes serbios y albanos fueron arrestados de nuevo en Suramérica por cargos de drogas.