Santa Ana es un importante punto de tránsito para los grupos criminales que trafican cocaína y marihuana entre El Salvador y Guatemala. También tiene una fuerte presencia de pandillas.

El departamento solía ser el centro operativo del Cartel de Texis, una poderosa red de empresarios, políticos y grupos criminales que utilizaban una carretera conocida como «El Caminito» para enviar grandes cantidades de drogas a Guatemala y Honduras. Aunque el comando del grupo fue en gran parte desarticulado en 2016, otras redes criminales más pequeñas siguen activas en el trasiego de drogas. Recientemente, el Cartel de Texis parece estar ganando poder de nuevo.

Las pandillas callejeras Barrio 18 y Mara Salvatrucha (MS13) tienen una fuerte presencia en el departamento y están involucradas en el narcomenudeo, el contrabando y la extorsión a nivel local. Las organizaciones narcotraficantes han establecido estrechos vínculos con políticos y agentes de policía del departamento para garantizar su protección.

El departamento solía ser el centro operativo del Cartel de Texis, una poderosa red de empresarios, políticos y grupos criminales que utilizaban una carretera conocida como «El Caminito» para enviar grandes cantidades de drogas a Guatemala y Honduras. Aunque el comando del grupo fue en gran parte desarticulado en 2016, otras redes criminales más pequeñas siguen activas en el trasiego de drogas. Recientemente, el Cartel de Texis parece estar ganando poder de nuevo.

Las pandillas callejeras Barrio 18 y Mara Salvatrucha (MS13) tienen una fuerte presencia en el departamento y están involucradas en el narcomenudeo, el contrabando y la extorsión a nivel local. Las organizaciones narcotraficantes han establecido estrechos vínculos con políticos y agentes de policía del departamento para garantizar su protección.

Actores criminales 

MS13: varias células de la MS13 tienen actividad en Santa Ana. En el norte del departamento, el grupo se dedica a la venta de drogas, el sicariato, la extorsión y el tráfico de armas.

Barrio 18: parece que solo hay cuatro grupos de Barrio 18 activos en el departamento, en su mayoría dedicados a extorsionar a empresas de transporte en la capital administrativa, también llamada Santa Ana.

Cartel de Texis: El Cartel de Texis, que tradicionalmente ha sido uno de los principales clanes narcotraficantes de El Salvador, ha controlado durante mucho tiempo el territorio en el norte de Santa Ana, especialmente en las ciudades de Metapán y Texistepeque. El grupo también controla varios pasos fronterizos sin vigilancia cerca de los puestos de control aduaneros de Anguiatú y San Cristóbal, en la frontera con Guatemala, y también opera rutas de contrabando en el vecino departamento de Chalatenango, en la ciudad de Nueva Concepción. El grupo tiene influencia política dentro de la alcaldía de Metapán y en otros municipios aledaños, donde muchos políticos tienen vínculos con uno de los excabecillas del cártel, Juan Umaña Samayoa, exalcalde de Metapán. 

Economías criminales 

Tráfico de armas: varias facciones de la MS13 y Barrio 18 utilizan las ganancias de las extorsiones en Santa Ana para comprar armas de fuego ilegales. Ambas pandillas mantienen una fuerte presencia en el departamento y utilizan armas de fuego a diario para ejercer su control territorial, lo que significa que en Santa Ana hay al menos un mercado de armas ilícitas de tamaño mediano.

Cocaína: Santa Ana, sitio central del Cartel de Texis, es un importante punto de tránsito de cocaína. Muchos cabecillas del grupo han sido arrestados, pero otros han seguido adelante para dar paso a cierto resurgimiento de las operaciones del cartel. Metapán, municipio en el norte de Santa Ana, ha vuelto a ser utilizado como punto de tránsito de los cargamentos de cocaína que llegan a El Salvador por el este del país. Esta ruta de contrabando, conocida como «El Caminito«, ha sido utilizada por el Cartel de Texis para contrabandear cocaína a Guatemala. La reactivación de este grupo, que solía ser dominante, parece estar impulsando una economía mediana de cocaína en Santa Ana. 

Cannabis: entre 2013 y mediados de 2018, las autoridades salvadoreñas incautaron más cannabis en Santa Ana que en cualquier otro departamento: casi 9 toneladas métricas. En la capital del departamento, Santa Ana, tanto la MS13 como Barrio 18 operan robustos mercados minoristas de cannabis. Además, en Santa Ana se cultiva más marihuana que en cualquier otro departamento de El Salvador. La frontera que comparte con Guatemala es un importante punto de entrada de cannabis, lo que contribuye a lo que parece ser un comercio de cannabis de tamaño mediano.

Delitos ambientales: al parecer, en el departamento hay cierta actividad de tala ilegal a pequeña escala, pero no hay indicios de una economía criminal significativa. En Santa Ana habitan especies de aves en peligro de extinción, algunas de las cuales han sido rescatadas por organizaciones locales de vida silvestre.

Trata de personas: en 2017, el paso fronterizo de San Cristóbal, en Santa Ana, fue identificado como un punto de tránsito de las víctimas de trata de personas que eran transportadas entre El Salvador, Honduras y Guatemala, aunque hay pocos indicios de que se trate de una economía criminal importante. La falta de patrullas fronterizas hace que la vigilancia en torno a la trata de personas sea una tarea difícil para las autoridades. 

Tráfico de personas: se estima que poco más de 3.000 migrantes salvadoreños fueron devueltos a Santa Ana en 2019, lo que representa solo un porcentaje de los que iniciaron el viaje migratorio. Teniendo en cuenta el precio de contratar a un contrabandista en la zona (unos US$10.000), esta es probablemente una economía criminal muy lucrativa, que asciende a las decenas de millones de dólares. Los dos puestos de control aduaneros de Santa Ana —San Cristóbal y Anguiatú— son utilizados con frecuencia para ingresar migrantes indocumentados a Guatemala.

Extorsión: la capital administrativa de Santa Ana, que lleva el mismo nombre del departamento, es la segunda ciudad de El Salvador en términos de comercio y política. Allí, y en todo el departamento, las dos principales pandillas del país, Barrio 18 y MS13, mantienen una presencia amenazante y se dedican a la extorsión generalizada. Entre 2013 y 2017, Santa Ana tuvo una de las tasas de extorsión más altas entre los departamentos salvadoreños. En la ciudad de Santa Ana, ambas pandillas cobran tarifas de extorsión pequeñas pero frecuentes, en especial a los trabajadores del transporte y a propietarios de pequeños negocios. Los altos niveles de subregistro hacen que sea difícil cuantificar cuánto ganan las pandillas por la extorsión.

Lavado de dinero: el Cartel de Texis se ha especializado en dos economías criminales: el tráfico de cocaína y el lavado de dinero. Los intentos del grupo por ocultar las ganancias ilícitas no necesariamente afectan al departamento de Santa Ana, ya que dichos fondos pueden ser blanqueados a través del sistema financiero nacional o mediante proyectos de construcción en todo el país. Sin embargo, esta economía ilícita influye en la dinámica criminal a lo largo de la frontera occidental de El Salvador, ya que la influencia política del Cartel de Texis proviene en gran parte de su manejo de dinero sucio. El Ministerio de Finanzas de El Salvador ha hecho investigaciones sobre transacciones sospechosas vinculadas a presuntos cabecillas del grupo.

Contrabando: el contrabando es la economía más antigua de Santa Ana, facilitada por la poca vigilancia en la frontera norte del departamento. Los contrabandistas han penetrado el estado cada vez más a nivel local, lo que ha permitido que los grupos involucrados en esta actividad se conviertan en organizaciones más sofisticadas. Estas redes contrabandean todo tipo de productos, en especial ganado, productos lácteos, café y cigarrillos. 

Fuentes: Este perfil se elaboró con base en una investigación de campo en Santa Ana y una investigación en San Salvador, donde InSight Crime entrevistó a altos funcionarios de la alcaldía, exfuncionarios de la Policía Nacional con conocimiento sobre operaciones de narcotráfico, fuentes del Ministerio de Finanzas de El Salvador, funcionarios de inteligencia, policías de Metapán y periodistas locales, la mayoría de los cuales pidieron que se mantuviera su anonimato. InSight Crime también utilizó información proporcionada por el Gobierno de El Salvador, la Dirección General de Estadística y Censos del Ministerio de Economía, datos de extorsión municipal, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), el centro de pensamiento Diálogos y prensa local.

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