Las organizaciones criminales son uno de los principales responsables de la violencia en las zonas más afectadas por ese flagelo en México, como reveló un nuevo informe.

Los homicidios asociados a la delincuencia organizada han aumentado casi en 300% desde 2015, de 8.000 a 23.500 muertes anuales, según el Índice de Paz México 2023, publicado el 23 de mayo por el centro de pensamiento para el desarrollo global Instituto para la Economía y la Paz (IEP). En el mismo periodo, los homicidios no asociados al crimen organizado se mantuvieron entre 10.000 y 12.000 anuales.

A continuación, InSight Crime analiza los resultados del informe con énfasis en las zonas donde se concentra la violencia, las economías ilícitas y los grupos criminales que son los responsables del recrudecimiento de esta.

Evolución de dinámicas criminales alteran niveles estatales de violencia

El cambio en las dinámicas del crimen organizado puede llevar a estallidos de violencia en lugares específicos, según encontró el informe.

Colima, el más violento de los 32 estados de México en 2022, ha experimentado un pronunciado incremento de la inseguridad desde 2015, que se atribuye en gran medida al auge de las drogas sintéticas. Su puerto de Manzanillo sirve de punto de llegada para los precursores empleados en la producción de metanfetaminas y fentanilo, lo que motiva las guerras entre organizaciones narcotraficantes por el control de la zona.

En contraste, Durango presentó uno de los mayores avances hacia la paz en el último año, un hecho que el informe atribuyó al dominio del Cartel de Sinaloa en el estado, con las consiguientes reducciones en los enfrentamientos entre facciones rivales.

Algunos estados, como Baja California y Chihuahua, presentaron pocos cambios en los niveles de violencia. Esos estados fronterizos son áreas clave para los carteles, lo que conlleva una historia de disputas que se mantienen.

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Sin embargo, los epicentros de violencia en el país han exhibido variaciones significativas en los últimos 15 años, como le explicó Cecilia Farfán-Méndez a InSight Crime. Ella es directora de investigación del Centro de Estudios México-Estados Unidos de la Universidad de California, San Diego. Guanajuato, el cuarto estado más peligros, según el informe, es un ejemplo de ello.

“Mientras que en 2010 nadie hablaba de Guanajuato, hoy es uno de los estados que acaparan los titulares de prensa”, señaló Farfán-Méndez. “En 2009 y 2010, las discusiones sobre la violencia se concentraban en Ciudad Juárez, Tamaulipas y Sinaloa”.

El cambio en las dinámicas criminales implica que no hay garantía de que las zonas que actualmente se consideran seguras sigan siéndolo. El estado de Chiapas, al sur en la frontera con Guatemala, podría ser representativo de ese fenómeno, según le relató a InSight Crime el analista de Crisis Group Falko Ernst. Aunque el informe mencionó a Chiapas como el tercer estado más pacífico, los enfrentamientos entre organizaciones criminales han desplazado a miles de habitantes en la frontera con Guatemala en lo corrido de este año.

“Mirando hacia delante y ante la ausencia de una estrategia de contención, el riesgo es que nuevas zonas del país lleguen a afectarse de maneras similares”, pronosticó Ernst.

Variedad de economías criminales

El tráfico de drogas sintéticas es uno de los principales motores de la violencia criminal en México, pero otras economías criminales también tienen participación importante, como lo especifica el informe.

La extorsión y el narcomenudeo han tenido un rápido crecimiento en los últimos años, con el recrudecimiento de la violencia por disputas entre grupos dedicados al microtráfico y el control de las plazas locales, a la par que extorsionistas y secuestradores legitiman sus amenazas mediante la violencia y el asesinato.

El crecimiento de esas economías criminales se dio en respuesta al colapso de otras. La economía de la marihuana en México experimentó una contracción sustancial tras la legalización de la hierba en varios estados de Estados Unidos, lo que obligó a las organizaciones criminales que por tradición traficaban el alcaloide a diversificar sus portafolios criminales en busca de nuevos ingresos.

La existencia de una economía criminal en una zona puede llevar a la proliferación de otras.

En Guanajuato, el “huachicoleo” (o robo de gasolina) dio origen a múltiple grupos criminales, como el Cartel de Santa Rosa de Lima. Pero desde el inicio, los grupos de huachicoleros han incursionado en otros delitos para diversificar su portafolio, y, como lo mostró el informe, Guanajuato es ahora el mercado local de drogas más activo del país.

El CJNG está redoblando la violencia

El ascenso del CJNG en los últimos años, con su poderoso arsenal y su propensión a disparar, ha propiciado gran parte del creciente desangramiento, señaló el informe.

El CJNG se vio involucrado en muchos más homicidios a raíz de los “conflictos de carteles”, lo cual designa la violencia con participación de las organizaciones criminales más grandes del país, que cualquier otro grupo criminal. Esta agrupación y el Cartel de Sinaloa estuvieron supuestamente involucrados en el 95% del total de muertes por cuenta de los “conflictos de carteles” en 2021, frente al 42% registrado en 2015. Los casos de homicidios que involucraron a ambos grupos se han disparado desde la ruptura de su alianza luego de la extradición del anterior líder de la organización, Joaquín Guzmán Loera, alias «El Chapo”, en 2017.

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Guadalupe Correa, autora de “Los Zetas Inc.” y profesora de la Universidad George Mason, atribuye la ola de violencia en la que está sumido México al uso de tácticas y armas militares y de drones como armas por parte del CJNG es un ejemplo de la “militarización” de los grupos criminales.

“Ahora hay mayor acceso que nunca antes a armas de grueso calibre. La militarización de los grupos criminales no se detiene”, le dijo a InSight Crime.

En línea con su estrategia militarista, las numerosas alianzas del CJNG con otras organizaciones criminales han facilitado su rápida expansión. Pero cuando esas alianzas se rompen, el grupo se ve inmerso en más violencia, como le explicó a InSight Crime la experta en dinámicas criminales de la Universidad Iberoamericana de México, Marisol Ochoa.

“Van creando alianzas con otros grupos que no necesariamente se mantienen, lo cual también implica que pueden tener grandes posibilidades de expandirse, de causar terror, de cooptar territorios”, observó.

Más allá de la fragilidad de las alianzas, la violencia desproporcionada del CJNG puede también explicarse por su estructura interna. Más que una organización monolítica, el grupo puede concebirse mejor como una extensa serie de células en gran medida autónomas que operan bajo la etiqueta del CJNG, planteó Correa.