Un video que muestra la persecución de un narcotráficante desde un helicóptero, por parte de la policía de Río de Janeiro, plantea todo tipo de preguntas sobre por qué las imágenes salen hasta ahora, y el grado en el que este imprudente comportamiento es un hecho aceptado en la vida cotidiana de Brasil.
El 5 de mayo, en el programa Fantástico, en horario estelar de TV Globo, salió al aire un video de una arriesgada persecución en helicóptero, la cual causó la muerte de un narcotraficante y líder pandillero fuertemente armado, que contaba con once órdenes de captura en su contra. El video, de un año de antiguedad, ha dado lugar a investigaciones por parte del departamento de asuntos internos de la Policía Civil y el Comité de Derechos Humanos de la legislatura estatal de Río; el Fiscal General del estado de Río reabrió el caso y el piloto del helicóptero ha sido retirado temporalmente de sus funciones.
En el video (abajo), se ve a la policía civil sobre los tejados, sobrevolando a alturas de hasta 70 pies (unos 21 metros), gritando con entusiasmo y disparando hacia una favela de la Zona Oeste de Río de Janeiro. Los sospechosos dispararon contra el helicóptero, el cual recibió el impacto de algunas balas. Milagrosamente, ningún policía o civiles inocentes resultaron heridos.
Funcionarios de seguridad de Estados Unidos, vigilando de cerca a Brasil a medida que los mega-eventos se acercan rápidamente, no estuvieron contentos con lo que vieron.
“No conozco a ninguna organización policial profesional, ni militar, en cualquier parte del mundo donde este nivel de fuerza sea justificable, razonable ni necesario”, escribió Eduardo Jany en un correo electrónico a RioRealblog, un infante de marina estadounidense especializado en el combate antiterrorista y Director de Servicios de Asesoramiento de la Fuerza Pública para Mutualink, una firma consultora, de equipamiento y entrenamiento policial. “Son muy afortunados de que no hubo inocentes heridos o muertos.” Jany dijo que había hablado con dos altos funcionarios del Buró Federal de Investigaciones (FBI por sus inciales en inglés) y con un oficial de alto rango en el Comando de Operaciones Especiales del ejército de Estados Unidos. “Estábamos tratando de entender esto y ver cómo se desarrolló de esta manera. Todos estamos simplemente atónitos”, agregó.
(Martha Rocha, jefa de la Policía Civil, dijo el lunes en la mañana (mayo 13) que no hay protocolo para evaluar, monitorear y recolectar imágenes en video de las operaciones de su fuerza. Un comité ha sido creado para establecer ese protocolo. Los protocolos para el comportamiento policial, parecen ser el eslabón más débil en el área de la seguridad pública. La creación de protocolos fue una de las principales recomendaciones en el estudio de impacto del programa de pacificación estatal.)
Entender los recientes eventos en Río no es una tarea fácil, estando a un mes del campeonato de la Copa Confederaciones de fútbol y dos meses antes de la visita del Papa Francisco, especialmente a la luz de la facilidad con la que dos jóvenes lograron poner una bomba en la recta final de la maratón de Boston, el mes pasado.
La vida cotidiana es peligrosa.
Aquí, los autobuses han estado matando a peatones y ciclistas, la policía invasora presuntamente ha cometido abusos en contra los derechos civiles en Complexo da Maré, un helicóptero de la policía se estrelló, una tormenta cortó el servicio de electricidad en gran parte de la ciudad durante mucho tiempo, la alcaldía no ha logrado mantener un debate adecuado sobre la política de atención a la salud, una tubería principal de agua se averió justo al lado del recientemente reabierto estadio Maracaná, y las aguas residuales ha estado fluyendo abiertamente en las calles del centro.
Todo esto ocurre justo después de algunos eventos realmente espantosos: un autobús cayó de un puente durante una pelea entre un pasajero y el conductor; una estudiante estadounidense fue violada en una camioneta de transporte público, mientras que su novio francés fue golpeado. Desde entonces, otras violaciones en el transporte público han salido a la luz.
Ante tal caos, un par de bromistas recomendaron a los cariocas permanecer inmóviles, ya que hay demasiado tráfico para conducir un coche, el metro está demasiado lleno de gente, los trenes no funcionan, se corre el riesgo de ser violado en una camioneta, los autobuses pueden caer de un puente, los helicópteros se accidentan y las bicicletas son atropelladas. Si resulta herido, añaden los comediantes, no se meta en una ambulancia, ya que éstas también han estado involucradas en accidentes de tránsito. Permanezcan inmóviles, concluyen, haciendo un juego de palabras con la palabra para bienes inmobiliarios en portugués: imóvel – porque los precios se han disparado.
¿Qué es lo que Realmente Está Pasando?
La pregunta se hace en varios niveles. Con respecto a la operación policial llevada a cabo hace un año, quizás los aspectos más turbios son la división del trabajo y la cadena de mando. Antes de que la pacificación iniciara en 2008, los reformadores predicaban la unificación de las diferentes fuerzas policiales de Brasil, diciendo que históricamente las principales fuerzas de la Policía Civil y Militar habían trabajado más en desacuerdo entre ellas, que en armonía.
Pero en Río, José Mariano Beltrame, Secretario de Seguridad Pública – que supervisa tanto la Policía Civil como la Militar -, dejó claro que prefería trabajar dentro del sistema existente. Se enfocó en las RISP [Regiones Integradas de Seguridad Pública], divisiones geográficas del estado cuya responsabilidad la comparten la Policía Civil y Militar, donde estas instituciones reciben bonificaciones por la reducción de la delincuencia.
RioRealblog ha explicado a menudo la división del trabajo entre las dos instituciones como el trabajo de inteligencia contra el trabajo policial en la calle. Pero como evidencia la persecución en helicóptero, esa división no es tan clara. La Policía Federal (la versión brasileña del FBI estadounidense) al parecer había estado vigilando al “Matemático”, el narcotraficante, durante cinco meses. Según los informes, la Policía Militar debía actuar primero, pero su vehículo blindado recibió un balazo en un neumático – por lo cual la Policía Civil entró en acción, en un helicóptero, comunicándose con el personal en tierra, al parecer utilizando sin autorización una ametralladora FN MAG de 7,62 mm de la Armada, fabricada en Bélgica -. Al parecer, la misión era matar al narcotraficante – aunque Martha Rocha, jefa de la Policía Civil, sugirió más adelante que, en su lugar, sus hombres debieron haberlo arrestado -.
Se podría decir que el caso establece una excelente cooperación entre las diversas fuerzas. Pero, el comunicado de Beltrame, en “neolengua”, enviado a Fantástico indica lo contrario: “[el] sector que se ha especializado en estas acciones debe responder ante la sociedad y los que tienen la responsabilidad de actuar deben asumir la responsabilidad de las consecuencias”.
¿Sabía la Armada que la Policía Civil estaba usando su ametralladora? ¿Por qué Rocha, Jefa de la Policía Civil, guardo silenció durante un año sobre el material presentado la semana pasada en Fantástico, sin hacerle ningún tipo de seguimiento? ¿Qué tipo de supervisión existe, que permite a un piloto arriesgar la vida de sus pasajeros, quienes a su vez ponen en riesgo la de los residentes de las favelas? ¿Se hubieran atrevido los policías a llevar a cabo una operación de este tipo en un barrio de clase media?
En las democracias en desarrollo, abundan las teorías de conspiración. Aquí, algunos postulan que el video salió a la luz ahora, debido a una disputa interna por el poder dentro de la Policía Civil de Río. Otros señalan que el Matemático no fue arrestado, para proteger a los policías corruptos.
¿La Policía Civil está en Problemas?
No obstante, el 11 de mayo apareció otro video, esta vez mostrando a la Policía Civil cuando supuestamente reordenaba la escena del crimen de la Zona Oeste, con el fin de hacer que se viera como si hubieran matado a un criminal en defensa propia. Los dos videos, ambos de la Policía Civil (uno fue filmado por la cámara que estaba en un casco de un oficial de policía), indicarían dificultades internas. Sea o no el caso, la enigmática declaración de Beltrame – especialmente teniendo en cuenta que él es en general bastante franco – puede ser señal de tensión entre él y las fuerzas de la Policía Civil, y de problemas en el mando dentro del dominio de Beltrame. La Policía Civil también tuvo culpabilidad en el caso de la violación en la camioneta: no investigaron la denuncia de una mujer brasileña, algunas semanas antes de la trágica experiencia de la estadounidense, que involucró la participación de los mismos criminales en ambos casos.
¿Qué hacen las dos fuerzas? Y ¿Cuándo? En teoría, la Policía Militar lleva a cabo trabajo preventivo, mientras que la Policía Civil investiga y da seguimiento a la actividad criminal. Pero, la Policía Militar arresta, invade favelas y acumula información. Debe existir una coexistencia; después de todo cada, fuerza tiene su propia unidad élite: la BOPE, de la Policía Militar, y CORE, de la Policía Civil. Y ¿cuándo cambia el trabajo investigativo de la Policía Civil a manos de la Policía Federal?
Tal vez, ¿es hora de repensar las fuerzas policiales de Río de Janeiro?
El Gran Panorama
Los temas de la responsabilidad abundan, a medida que Brasil se mueve de una sociedad dirigida por una élite según un código no escrito, a una de mayor claridad, igualdad y participación. En Brasilia, el Congreso y el Poder Judicial están luchando sobre quién tiene la última palabra en las decisiones sobre corrupción que involucra a legisladores – mientras que el Ejecutivo se esfuerza por superar los obstáculos clientelistas para moverse hacia políticas modernas, como las reformas portuarias que tanto necesita el país.
En Río, a la habitual aprobación a dedo, el descuido de los Derechos Humanos y los juegos de poder, se le suma el agravante hecho de que la demanda pública de servicios de calidad, provistos o supervisados directamente por el gobierno distrital o estatal, está en aumento – debido a los próximos mega-eventos, la mayor inversión y los mayores ingresos. Esto puede ser, en parte, la explicación del creciente número de personas atropelladas por autobuses, entre otras catástrofes. Las compañías de autobuses, que se enfrentan a una escasez de conductores, han reducido los requisitos de trabajo y el periodo de entrenamiento.
Durante décadas, los brasileños han ignorado – y compartido – la negligencia generalizada por la vida humana y la salud. Esto ha ido cambiando, ya que la gente está obteniendo ingresos y ha aumento el acceso a las redes de información. Aún así, el comportamiento individualista imprudente y su aceptación, vienen de forma natural. La historia de Fantástico sobre el helicóptero consiguió una corta atención en el público, y muchos comentarios en páginas de internet elogiaron a la policía por matar al Matemático, instándola a atrapar a más bandidos.
Hace sólo unos días, se desató una pelea entre pasajeros brasileños en un vuelo de American Airlines a São Paulo antes de despegar, porque un pasajero quería dormir y la persona detrás suyo prefería ver una película. Siete personas desembarcaron en Miami, esposadas.
Una versión de este artículo fue publicada originalmente en RioReal. Traducido y publicado con permiso de *Julia Michaels, una reportera que ha vivido en Rio por más de una década.