Dos de los grandes carteles narcotraficantes mexicanos – que se pensaba tambaleaban debido a luchas internas, la presión de las autoridades y ataques constantes de sus rivales – parecen estar resurgiendo, de acuerdo con analistas independientes y de la fuerza pública.
El Cartel del Golfo y la Organización de los Beltrán Leyva han reaparecido en varias partes del país, incluyendo los corredores en el noreste y oeste de México, regiones estratégicamente valiosas para la producción y tráfico de drogas.
Después de una larga batalla, el Cartel del Golfo ha tomado el control de la mayor parte del centro industrial de Monterrey, que estaba bajo el dominio de los Zetas, aproximadamente desde 2010, cuando éstos se separaron y comenzaron una batalla campal en todo el noreste del país.
Analistas de inteligencia del gobierno mexicano y de agencias extranjeras, así como el servicio independiente de monitoreo del crimen Southern Pulse, establecen que al menos tres cuartas partes del área metropolitana de Monterrey – que incluye los municipios de Apodaca, García, General Escobedo, Guadalupe, Juárez, Monterrey, San Nicolás de los Garza, San Pedro Garza García, Santa Catarina y Santiago – están actualmente bajo el control del Cartel del Golfo.
Esta evaluación, un tanto dramática y algo sorprendente, viene después de años de ataques calculados por parte del Cartel del Golfo y sus aliados, el Cartel de Sinaloa, sobre centros de expendio de drogas y casas de seguridad de los Zetas.
Monterrey es importante por muchas razones. La ciudad se encuentra a lo largo de un importante corredor de tráfico que conduce a Nuevo Laredo, donde más vehículos comerciales cruzan hacia Estados Unidos que en cualquier otro punto, a lo largo de la frontera de 3.169 kilómetros.
Los Zetas siguen siendo el poder en Nuevo Laredo, y es la sede de facto de la organización tras la muerte del líder Heriberto Lazcano, alias “Z-3“, a manos de la armada en octubre. El nuevo líder de los Zetas, Miguel Treviño, alias “Z-40“, lleva bastante tiempo operando desde el área de Nuevo Laredo.
Monterrey también cuenta con numerosas fuentes de ingresos locales, que los Zetas, más que cualquier otro grupo criminal mexicano, usan para sostener sus fuerzas y expandirse a nuevos territorios. La gran cantidad de esquemas criminales para obtener dinero en la ciudad incluyen el tráfico local de drogas, el secuestro, la extorsión y el robo.
(Para una explicación más completa de la historia de los Zetas y los flujos de ingresos en Monterrey, vea Los Zetas y La Batalla por Monterrey)
La constante erosión del dominio de los Zetas en la ciudad ha coincidido con una reducción en los homicidios. Según las estadísticas del gobierno estatal, los homicidios en el municipio de Monterrey, por ejemplo, se redujeron a 11 en noviembre, frente a 73 en agosto (Consulte las estadísticas de toda la región metropolitana de Monterrey aquí).
El resurgimiento del Cartel del Golfo es aún más sorprendente si se tiene en cuenta el reciente arresto del principal líder del grupo, Jorge Eduardo Costilla Sánchez, alias “El Coss“. Los analistas de seguridad consultados por InSight Crime especularon que este resurgimiento en Monterrey también puede estar relacionado con el deterioro de los Zetas, quienes, además de perder su máximo líder, han sido víctimas de luchas internas en los últimos meses.
En esta lucha fratricida, las figuras reales y simbólicas son blancos legítimos. En enero, 17 miembros del grupo de vallenato, Kombo Kolombia, fueron interceptados y asesinados después de tocar en una fiesta privada. El vallenato, la música colombiana llamada así por su lugar de nacimiento Valledupar, es aparentemente un género preferido por los Zetas. La forma en que el grupo de música fue localizado y masacrado sugiere que las víctimas fueron más un mensaje sangriento que un ataque con algún valor operativo o estratégico.
No obstante, la situación en el noreste permanece en movimiento. En enero, InSight Crime, y otros medios de comunicación informaron de la muerte de David Salgado, alias “Metro 4”, un miembro de alto nivel del Golfo, en un tiroteo entre las ciudades de Matamoros y Reynosa. Las autoridades no pudieron confirmar su muerte, pero un funcionario de inteligencia en la zona, dijo a InSight Crime que Metro 4 fue traicionado por sus propios hombres.
Por su parte, la Organización de los Beltrán Leyva (OBL), un aliado de los Zetas que también se pensaba que estaba en declive, se ha recuperado y está desafiando a su ex jefe, el Cartel de Sinaloa, en otras partes del país. El último golpe llegó con la noticia del presunto fallecimiento de Félix Adolfo Jáuregui Meza, alias “El Paletero”, un teniente de Sinaloa en Sonora, donde la OBL y los Zetas han ido recuperando territorio poco a poco.
Junto con repetidos golpes que la OBL ha propinado al Cartel de Sinaloa en el estado que le da su nombre, y el surgimiento de un nuevo hombre fuerte atado a su débil alianza a nivel nacional con los Zetas y el cártel de Juárez, parece que la OBL ha vuelto a la forma que una vez la hizo uno de los carteles más temidos de México.
En enero, el gobierno de Estados Unidos dijo que Fausto Isidro Meza Flores, alias “Chapito Isidro” – un viejo aliado de la OBL que proviene de la misma área de los hermanos Beltrán Leyva, así como los jefes del Cartel de Sinaloa, Joaquín Guzmán, alias “El Chapo”, e Ismael Zambada, alias “El Mayo” – juega “un papel importante en el tráfico internacional de narcóticos.”
El Chapito Isidro tiene una fuerte presencia en Sinaloa y Sonora, dos antiguas áreas de operación de la OBL. Para estar seguro, presuntamente Isidro organizó una brutal emboscada a los hombres del Chapo Guzmán, en Sonora en 2010, dejando unos 29 muertos y muchos otros más heridos.
La OBL parece estar ganando en el frente legal también. El caso contra cinco altos funcionarios militares retirados, que eran supuestamente parte de su estructura, se cae a pedazos, dijo a un juez la oficina del Procurador General de la República.
Tal vez lo más importante, uno de sus principales líderes, el infame Alfredo Beltrán Leyva, alias “El Mochomo”, aún no ha sido extraditado a Estados Unidos y, según algunos, continúa manejando la organización desde la prisión.