Cuando la guerrilla más antigua de Latinoamérica, las FARC, se convierta oficialmente en partido político, sus primos del ELN pasarán a ser el ejército guerrillero más poderoso de Colombia. Pero aunque el ELN también habla de una salida pacífica, los indicios sobre el terreno apuntan a un ejército guerrillero—y una organización criminal— en expansión.
El 25 de julio nos dio una imagen diciente de lo que ha sido un camino tortuoso para las actuales negociaciones de paz que mantiene el gobierno colombiano con la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN).
El negociador del ELN Bernardo Téllez sugirió a los medios informativos que los guerrilleros habían llegado a un acuerdo de cese al fuego con el gobierno colombiano.
“La idea es que este cese temporal arranque con un tiempo más o menos de tres meses[…]Este es un cese bilateral al fuego de inicio, que no es el cese del fin del conflicto”, declaró en comentarios que reportó El Espectador.
Sin embargo, el gobierno se apresuró a desmentir que se hubiera llegado a un acuerdo:
“Con el ELN no se ha comenzado aún a discutir los aspectos técnicos de un eventual cese al fuego y mucho menos de plazos del mismo”, tuiteó el jefe de la delegación negociadora del gobierno Juan Camilo Restrepo ese mismo día.
Con el ELN no se ha comenzado a hablar aún de aspectos técnicos de un eventual cese al fuego , y mucho menos de de plazos del mismo.
— Juan Camilo Restrepo (@RestrepoJCamilo) July 25, 2017
“Y recordar una vez más: si no hay cese de hostilidades contra sociedad civil claro y verificable por parte del ELN, no habrá cese al fuego”, añadió.
Las negociaciones con el ELN completan su sexto mes, y el objetivo principal es asegurar un cese bilateral al fuego antes de la visita del papa Francisco al país suramericano en septiembre próximo. Pero aunque el ELN ha demandado insistentemente que el gobierno acceda a cesar las hostilidades, los ataques de esta guerrilla a la población civil y las fuerzas de seguridad no han cesado. En las últimas semanas hubo una emboscada en la que murieron varios soldados.
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La negación del ELN por dejar de secuestrar también ha llevado a los negociadores a levantarse de la mesa en más de una oportunidad. Al mismo tiempo, el gobierno ha mantenido los operativos de seguridad contra el grupo, mientras las negociaciones avanzan con dificultad.
Análisis de InSight Crime
Si las conversaciones tienen éxito, el ELN seguiría los pasos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) —la contraparte de izquierda más grande de guerrilla, que depusieron sus armas, luego de medio siglo de lucha. Pero el proceso con las FARC ha estado plagado de escollos, y es probable que el gobierno colombiano no quiera sumar un intento de paz frustrado con el ELN a su tambaleante historial. Aún así, las negociaciones con el ELN no han sido muy fructíferas hasta el momento, y ambas partes trabajan para evitar que la imagen de avance se derrumbe.

Varias realidades confirman la esquizofrenia frente a las negociaciones del ELN.
El dinero es quizás el factor más importante. Hace mucho que el ELN se despojó de su postura inicial de oposición a la participación en el narcotráfico para convertirse en uno de los principales actores en el negocio de los estupefacientes en Colombia, a la vez que controla lucrativas operaciones de minería ilegal. En lugar de renunciar a estas fuentes de ingresos, a medida que las negociaciones avanzan, los frentes elenos se han dedicado a consolidar e incluso a expandir su poder en áreas importantes.
Hoy, debe considerarse al ELN en el contexto del acuerdo de paz de las FARC; mientras las FARC se concentraban en las zonas de desmovilización, el ELN se apresuraba a ocupar los vacíos territoriales, inclusive llegando a acuerdos con los guerrilleros disidentes de las FARC que se quedaron.
Pero el ELN no es el único que lo hace, y esto ha motivado enfrentamientos violentos y pérdidas civiles en comunidades rurales. Los desplazamientos masivos siguen siendo la norma, mientras que hay señales de que el ELN puede estar atacando a los líderes sociales que se oponen a sus operaciones.
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A pesar de la agitación, el ELN ha estado desplegando tácticas criminales más sofisticadas, y su capacidad en el tráfico internacional de estupefacientes también puede haber aumentado. El mayor decomiso de cocaína de la historia, de propiedad del ELN, se logró a pocos días del inicio programado de las negociaciones de paz, a comienzos de 2017. Y esta semana, las autoridades descubrieron el primer narcosubmarino eléctrico en Colombia, con capacidad para transportar cuatro toneladas de cocaína. Se dice que este pertenecía a uno de los bloques más poderosos y menos leales del ELN, asentado en la costa Pacífica.

En este escenario, parece prácticamente impensable que una desmovilización del ELN pueda llegar a darse. La volatilidad de la actual situación confirma la incapacidad del ELN de concentrar sus tropas en este momento crítico, y el desinterés de las bases para lograr la paz. De hecho, la investigación de campo de InSight Crime ha identificado varias posibles facciones “sueltas” dentro del ELN. Estas amenazan con desobedecer las órdenes de la cúpula y pueden llegar a declararse en rebeldía si llegara a lograrse un acuerdo de paz.
*Este análisis fue elaborado con información suministrada por el equipo de investigación de InSight Crime en Colombia.