Un nuevo informe de un organismo de seguridad ciudadana de Brasil dice que la policía ha matado a más de 11.000 civiles en los último cinco años –mientras el número de policías asesinados durante el mismo periodo fue casi el doble- lo que sugiere que las estrategias dirigidas a reducir la crueldad policial no han tenido el efecto deseado.

El informe (pdf) publicado por el Foro Brasileño sobre Seguridad Púbica (Fórum Brasileiro de Segurança Pública) –un organismo compuesto por miembros de las fuerzas de seguridad, centros de investigación, y ONGs- contabilizaron 11.197 asesinatos de civiles perpetrados por oficiales de la policía activos y fuera de servicio en el país desde 2009 a 2013, representando un promedio de 2.239 personas asesinadas por la policía al año durante ese periodo (vea la gráfica)

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La cifra más alta de homicidios policiales reportados en este marco de tiempo se registró en 2010, con 2.434 casos, mientras que la cifra más baja se registró el año siguiente, con 2.042.

Según el informe, la gran mayoría de los asesinatos son cometidos por la policía militar. Este organismo fue el responsable de 1.567 muertes de civiles en 2013, en comparación con sólo 198 casos de enfrentamientos mortales entre la policía civil y civiles. Por otro lado, la policía militar también tiene una probabilidad de morir de más de cuatro veces que la policía civil.

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Mientras tanto, aumentó la cifra de agentes policiales brasileños asesinados de 264 en 2009 a 490 en 2013, con un total de 1.770 muertos durante un período de cinco años (vea la gráfica). Este aumento se debió principalmente a una escalada constante en las muertes de policías fuera de servicio entre 2011 y 2013.

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Estos policías fuera de servicio tuvieron una probabilidad de morir de cerca de más de tres veces que sus contrapartes activas en 2013. Río de Janeiro fue el lugar más peligroso para ser oficial de policía en Brasil en 2013, con 104 agentes de la policía heridos o muertos, seguido por São Paulo, que reportó 90 policías heridos o muertos ese año.

Análisis de InSight Crime

A pesar de varias reformas encaminadas a reducir la crueldad policial, Brasil continúa luchando con este problema. Las medidas adoptadas hasta ahora incluyen más policías comunitarios y una mayor capacitación. También se han instalado cámaras en algunos vehículos de la policía -como la que capturó a los ahora encarcelados oficiales de Río cuando llevaban a dos jóvenes a la cima de una montaña antes de presuntamente ejecutar a uno y dejar gravemente herido al otro- y hay planes para instalar 2.000 cámaras más en vehículos de la policía militar a finales de 2014.

Mientras tanto, las autoridades en el estado de São Paulo -donde la policía militar al parecer ha matado a más de 10.000 personas en los últimos 20 años- aprobó una resolución en 2013 que prohíbe a la policía llevar a las víctimas de la escena del crimen al hospital, con el fin de reducir la manipulación de la evidencia por parte de la policía.

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El Consejo de Defensa de los Derechos Humanos de Brasil ha pedido a la policía en el pasado investigar mejor los homicidios policiales. Sin embargo, las medidas adoptadas hasta ahora claramente se han quedado cortas. Aún aparecen informes sobre la comisión de ataques de venganza por parte de la policía y la falsa afirmación de que las víctimas han sido asesinadas tras resistirse al arresto, mientras que la policía corrupta en Río es conocida por participar en los grupos criminalizados de milicias de la ciudad.

Los expertos dicen que la violencia está ligada en parte a una noción arraigada de que la ejecución de presuntos delincuentes es un comportamiento aceptable de la policía. El tiroteo que ocurrió en Río, mencionado anteriormente, sin duda confirma esta noción: Un video de la policía en su vehículo con los jóvenes documenta la forma despreocupada en la que los oficiales se burlan de las que serían sus víctimas en camino a su ejecución.

El informe también revela una tendencia preocupante en el otro extremo de la violencia relacionada con la policía en Brasil. El creciente número de agentes de la policía fuera de servicio que murieron en los dos últimos años podría estar relacionado, como sugieren los informes, con los oficiales que viven en barrios pobres y tratan de detener el crimen en sus días libres. Sin embargo, también podría estar relacionado con conflictos entre la policía y grupos criminales, como la particularmente brutal ronda de combates con el Primer Comando Capital de São Paulo (PCC) en 2012. Los grupos criminales pueden ver a los oficiales que se encuentran fuera de servicio como un blanco fácil para los ataques.

Los altos niveles de violencia policial en Brasil han contribuido a lo que los autores del informe llaman una “crisis endémica” en la seguridad ciudadana en el país. La mano dura de la policía ha ayudado a crear una desconfianza generalizada en la institución, que a su vez ha conducido a las bajas denuncias sobre la actividad criminal. Esto representa un importante obstáculo para la reducción del crimen violento.

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