Una reducción en el tránsito del Canal de Panamá causada por una ausencia de lluvias podría afectar la cadena de distribución de redes narcotraficantes que emplean este corredor marítimo para mover cargamentos de droga.

Desde mediados de julio, la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) ha venido limitando gradualmente el paso de embarcaciones que cruzan diariamente por el estrecho que conecta los océanos Atlántico y Pacífico. La medida responde principalmente a una escasez de precipitaciones que ha reducido los niveles de agua de los lagos artificiales que abastecen los conductos del Canal.

“Debido al Fenómeno de El Niño, la precipitación promedio acumulada de lluvias en la Cuenca Hidrográfica para 2023 es 25.6% menor que la precipitación promedio de los últimos 73 años”, sostiene la ACP en un comunicado de prensa publicado el 3 de octubre.

Con una capacidad de circulación diaria de 38 embarcaciones en funcionamiento óptimo, la ACP disminuyó la cifra a 32 barcos en julio y en noviembre la redujo a 31. Para febrero de 2024, de acuerdo con un reporte emitido por la Vicepresidencia de Operaciones de la ACP, el Canal de Panamá solo estaría habilitado para el paso de 18 buques por jornada en caso de que la sequía se prolongue.

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Pero los atascos en el Canal de Panamá no solamente están afectando al comercio internacional. Organizaciones criminales que envían droga por medio de contenedores también dependen, en parte, del flujo continuo de las embarcaciones que atraviesan diariamente por el istmo centroamericano.

Continuos decomisos de droga y reportes mediáticos, destacan el rol de Panamá como uno de los principales trampolines de droga en América Latina, sobre todo para los envíos que tienen a Europa como destino.

En 2022, las autoridades locales incautaron de 138 toneladas de droga, de las que casi 109 eran cocaína. La mayor parte de la droga se encontró dentro de contenedores, según informes de diversos medios e información de las fuerzas de seguridad locales.

Análisis InSight Crime

Con la operación del Canal de Panamá reducida, todos pierden, incluidos los grupos criminales. En el caso de que este escenario se mantenga, narcotraficantes replantearían las rutas y métodos de entrega de su mercancía.

Los retrasos en el transporte marítimo y la reducción de los buques portacontenedores, que viajan de la costa del Pacífico a Europa, reducen tanto las opciones de contaminación como la fiabilidad de las entregas para los traficantes.

Además, la reducción de los flujos podría suponer una disminución de las probabilidades de éxito. Dado que menos del 2% de estos contenedores pasa por inspecciones detalladas con escáneres en los puertos, organizaciones narcotraficantes acuden a diversas tácticas para contaminar buques portacontenedores y camuflar grandes cargamentos ilícitos que viajan de manera extracontinental.

Si el volumen de contenedores cargados en Panamá disminuye, las autoridades tendrían capacidad para inspeccionar un mayor porcentaje del flujo total, lo que reduciría las probabilidades de éxito de los traficantes.

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Organizaciones especializadas en el tráfico transnacional de cocaína, como las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC), se han valido de esta ruta y de corromper funcionarios locales para transportar los alijos de droga entre las costas del Pacífico y el Atlántico. Los retrasos y reducción de embarcaciones de contenedores podrían llevar a esta y otras organizaciones a buscar opciones alternas mientras el Canal vuelve al funcionamiento normal.

Los problemas del Canal de Panamá también pueden tener repercusiones en toda la costa pacífica de Suramérica. Los traficantes que operan en muchos de los puntos más importantes para el tráfico hacia Europa, como Buenaventura en Colombia, Guayaquil en Ecuador y Callao en Perú, también dependen de los barcos que pasan por el canal, por lo que sus operaciones podrían verse afectadas.

En última instancia, ya sea afectando o no los cronogramas de entrega, la capacidad de adaptación que demostraron los grupos transnacionales de crimen organizado durante la pandemia del COVID-19 es un claro ejemplo del ingenio y flexibilidad de estas redes para superar obstáculos en el despacho de mercancía a nivel global.