Los Gaitanistas, también conocidos como Clan del Golfo, Urabeños y Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC), surgieron de las cenizas del movimiento paramilitar colombiano y se convirtieron en una fuerza criminal con alcance nacional.

Las AGC se dedican principalmente al tráfico transnacional de drogas. El grupo controla territorios y regula o dirige el mercado de la pasta base de coca, escoltando cargamentos a lo largo de corredores de tráfico, asegurando el acceso a laboratorios de procesamiento y proveyendo almacenamiento y servicios de envío en las regiones costeras y fronterizas.

Historia

El nombre de Los Urabeños proviene de la región de Urabá, al noroccidente de Colombia, cerca de la frontera con Panamá. Se trata de una región muy apetecida por los narcotraficantes, ya que ofrece acceso a las costas del Pacífico y el Caribe desde los departamentos de Antioquia y Chocó.

Sus orígenes se pueden rastrear al conocido caudillo paramilitar Vicente Castaño, quien en 2006 se separó del proceso de desmovilización de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) y rearmó una unidad paramilitar. Para esto, Castaño reclutó a dos de sus lugartenientes: Ever Veloza García, alias “HH”, el comandante del Bloque Calima de las AUC, y Daniel Rendón Herrera, alias “Don Mario”, el jefe de finanzas oficial de una de las facciones paramilitares más ricas, el Bloque Centauros.

Cuando Castaño fue asesinado en marzo 2007, Don Mario heredó la red, y puso a trabajar a paramilitares reclutados en Urabá. Rápidamente, ensambló una fuerza de combate conformada por cerca de 80 hombres, y luego monopolizó esta importante ruta de tráfico de drogas. En 2008, Don Mario era uno de los traficantes más ricos de Colombia, y uno de los más buscados. Comenzó a expandir su imperio, moviéndose hacia el sur de Córdoba, a la región del Bajo Cauca, en el norte de Antioquia, y hacia Medellín.

Don Mario fue capturado en abril de 2009, en zona rural de Urabá. Tras su captura, las AGC quedaron bajo el control de Juan de Dios Úsuga, alias “Giovanni”, y Dairo Antonio Úsuga, alias “Otoniel”, dos hermanos que habían empezado sus carreras criminales en la guerrilla del Ejército Popular de Liberación (EPL), ya desmovilizada, luego de lo cual pasaron a las filas de las AUC.

Los hermanos Úsuga reunieron a otros guerrilleros del EPL convertidos en paramilitares, quienes conformaron el núcleo militar de las AGC —una junta directiva disciplinada y competente conocida como el Estado Mayor—. Estos lanzaron un nuevo plan de expansión, enviando lugartenientes de confianza a zonas estratégicas para el narcotráfico, buscando controlarlas, preferiblemente mediante alianzas y acuerdos, pero también con el uso de la violencia.

En enero de 2012, Giovanni, el cerebro de la estrategia de las AGC, fue dado de baja durante una redada de la policía en el departamento de Chocó, por lo que Otoniel quedó como máximo líder. A pesar de este contratiempo, las AGC continuaron su expansión.

Su influencia se extendió por casi todo el país y pronto llegaron a controlar las zonas de producción de drogas, los corredores de tráfico y los puntos de salida en todo el norte de Colombia, a lo largo de las costas del Atlántico y el Pacífico, y en la frontera con Venezuela.

Para facilitar esta expansión, las AGC también desarrollaron un nuevo modelo de crimen organizado. Mientras que algunas de sus células eran parte de la línea del Estado Mayor, en otros casos absorbían grupos criminales locales, los cuales operaban como miembros semiautónomos de la “franquicia” de las AGC.

En 2015, el gobierno lanzó una gran ofensiva contra las AGC, conocida como “Operación Agamenón”. Aunque la primera fase de la operación no tuvo resultados significativos, la segunda fase de la operación, que comenzó en 2017, dio con los nodos de mando de las AGC. En mayo de ese año, las fuerzas de seguridad dieron de baja a Roberto Vargas Gutiérrez, alias “Gavilán”, segundo al mando después de Otoniel, y más tarde, en noviembre, asesinaron al jefe militar Luis Orlando Padierma, alias “Inglaterra”.

Dado que la presión sobre él aumentaba, Otoniel propuso entregarse y desmovilizar a las AGC en septiembre de 2017, e incluso apareció en un video en el que apeló al gobierno colombiano. Su propuesta fue rechazada, y la Operación Agamenón continuó debilitando el poder de Otoniel, cuyos asesores más cercanos fueron capturados y asesinados, y sus familiares comenzaron a ser perseguidos.

Después de que las autoridades estuvieran varios años tras su búsqueda, Otoniel fue capturado en octubre de 2021. En mayo de 2022, Otoniel fue extraditado a Estados Unidos e imputado por una Corte de Nueva York por haber participado en una empresa criminal y conspirar para fabricar y distribuir cocaína dicho país. Fue condenado y sentenciado a 45 años de prisión.

Con la captura de Otoniel, Jobanis de Jesús Ávila Villadiego, alias “Chiquito Malo” asumió como líder de la organización criminal.

En agosto de 2022, las AGC manifestaron su voluntad de hacer parte de la “Paz Total”, una de las políticas banderas del presidente de Colombia, Gustavo Petro, que busca negociar con los grupos armados en el país. Sin embargo, el proceso ha tenido pocos avances, principalmente por la falta de un marco jurídico para adelantar las negociaciones y por la negativa del grupo a sumarse a un proceso de sometimiento a la justicia.

Liderazgo

El actual líder de la organización criminal es Jobanis de Jesús Ávila Villadiego, alias “Chiquito Malo”. Nacido en el Urabá, corazón de las AGC, Chiquito Malo es un par de manos seguras después del golpe que supuso la captura de Otoniel. Exparamilitar de las AUC hasta su desmovilización en 2004, fue comandante de la estructura Central Urabá, territorio clave para el envío de drogas a Centroamérica y Estados Unidos.

Debajo de Chiquito Malo, otros mandos claves hacen parte del Estado Mayor del grupo. José Gonzalo Sánchez, alias “Gonzalito” es el segundo al mando seguido de Orosman Ostén Blanco, alias “Rodrigo Flechas”, alias “Julián” y alias “Joaquín”.

Al interior del liderazgo del grupo se han presentado fricciones. En marzo de 2023 se reportó el asesinato de Wilmer Antonio Giraldo Quiroz, alias “Siopas”, quien hasta la captura de Otoniel había sido uno de sus hombres de confianza.  Presuntamente, Siopas estaba planeando la creación de un grupo disidente de las AGC con otros mandos medios para evitar entregar las armas en un posible escenario de diálogo en la Paz Total. 

Las AGC establecieron un modelo de red mixto, en el cual aproximadamente un tercio de las células locales están directamente comandadas por el liderazgo en Urabá, mientras que las otras son franquicias, organizaciones criminales locales que usan el nombre de las AGC y se espera que provean servicios o sigan órdenes estratégicas cuando se les solicita. 

El modelo de red de las AGC requiere que las células locales sean autosuficientes financieramente. Por esa razón, se han expandido a actividades como la minería ilegal, la extorsión, el tráfico de migrantes, y el microtráfico, y dirigen otras actividades criminales que se desarrollan en los territorios, o bien toman un porcentaje de ellas.

Geografía

Las AGC y sus franquicias tienen presencia en más de 20 departamentos de Colombia, y a nivel internacional. Su base y fortaleza se centran alrededor del golfo de Urabá, en los departamentos de Antioquia y Chocó, y se extienden hasta Córdoba. Tienen una extensa presencia en el resto de estos departamentos, así como a lo largo de la costa Caribe, en la ciudad de Medellín y en departamentos como La Guajira, Santander, Valle del Cauca y Norte de Santander.

El grupo también se involucró en la lucha por las economías criminales transfronterizas entre Colombia y Venezuela. Sin embargo, debido a la fuerte presencia de grupos como el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y las ex-FARC mafia, no han logrado establecerse con éxito. Hoy en día, la presencia de las AGC está concentrada en la zona de Puerto Santander y Cúcuta y no mantienen una presencia en Venezuela.

Además, una serie de arrestos en Panamá indican que las AGC subcontrataron a un grupo local, el cual era el encargado de recibir y almacenar grandes cantidades de droga provenientes de Colombia. Esto demuestra la capacidad del grupo de expandir sus franquicias y coincide con el hecho de que las AGC controlan el tráfico de drogas y tráfico de migrantes en la frontera colombo-panameña.

Aliados y enemigos

La competencia por el territorio provocada por la desmovilización de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en 2016 ha llevado al enfrentamiento de las AGC con el ELN. Ambos grupos mantienen disputas en diferentes lugares del país, como en los departamentos de Chocó, Antioquia, Bolívar y Norte de Santander.

En 2020 y 2021, se informó que las AGC hicieron una alianza con sus antiguos enemigos, Los Rastrojos, para luchar contra el ELN y grupos de ex-FARC mafia en el departamento de Norte de Santander.  En el norte y nordeste de Antioquia, el grupo se viene enfrentando al Estado Mayor Central (EMC) de las ex-FARC mafia por el control de territorios claves para el narcotráfico y la minería ilegal. Además, desde 2020 se enfrentan a Los Pachenca, también conocidos como las Autodefensas Conquistadoras de la Sierra, un grupo criminal de la Sierra Nevada de Santa Marta, por el control de las rutas del narcotráfico por el mar Caribe.

En cuanto a sus aliados, las AGC tienen redes importantes con traficantes en diversas latitudes. Las operaciones de narcotráfico de las AGC les han permitido construir alianzas con grupos narcotraficantes en México, como el Cartel de Sinaloa. También mantienen una relación de larga data con la mafia ‘Ndrangheta de Italia, creada en los días de las AUC, con mafias de los Balcanes y otras redes criminales europeas.  

Perspectivas

Se creía que tras la captura de Otoniel el liderazgo del grupo entraría en declive. Sin embargo, ese no ha sido el caso. Las AGC han logrado mantenerse vigentes como uno de los principales grupos en el tablero criminal colombiano. 

Con la llegada de Gustavo Petro a la presidencia de Colombia, en agosto de 2022, el grupo expresó su voluntad de participar de la Paz Total. Sin embargo, el proceso no ha tenido mayores avances, principalmente por las diferencias entre el gobierno y las AGC respecto a un eventual sometimiento a la justicia y la falta de un marco jurídico para adelantar este tipo de procesos con grupos criminales. 

Por ahora, las AGC están actuando de manera estratégica. Mientras se define su participación en la Paz Total, el grupo ha buscado expandirse territorialmente a zonas donde tienen presencia otros grupos como el ELN y el EMC, los cuales sí tienen diálogos abiertos con el gobierno y cuyas acciones armadas están atravesadas por acuerdos de cese al fuego.