Las autoridades en Argentina están incautando abundantes cultivos de hojas de coca que llegan a la frontera noroeste del país con Bolivia, lo que hace que el precio de las hojas, probablemente destinadas a masticar como estimulante, aumente.
El 7 de agosto, durante un patrullaje de rutina, la Gendarmería Nacional detuvo un automóvil en la sinuosa carretera Cuesta de Lipán, provincia de Jujuy. En el maletero del carro se encontraron alrededor de 100 kilos de hojas de coca, que desprendían un olor a coca fresca, según informó el periódico local El Tribuno.
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Por otra parte, a finales de julio, las autoridades incautaron siete kilos de hojas de coca durante varias redadas hechas a propiedades de una familia acusada de traficar diversas drogas y bienes de contrabando, como se lee en el informe del diario El Tribuno. Dos hombres y dos mujeres, todos ellos hermanos entre sí, fueron detenidos durante seis redadas diferentes realizadas en Jujuy por más de 50 policías.
Además de las hojas de coca, los agentes incautaron bolsas de marihuana, pasta de cocaína y armas de fuego ilegales.
Según los investigadores, la familia tenía un modus operandi muy bien establecido para traficar drogas y bienes de contrabando desde Bolivia a Argentina, utilizando mochileros y autobuses.
Los mochileros, contratados en Bolivia, pasaban la droga a través de la frontera hasta La Quiaca, en la provincia de Jujuy, por 10.000 pesos (US$103) el kilo. Allí, los conductores de una conocida empresa de autobuses, cuyo nombre aún no se ha revelado, recogían la droga y la ocultaban en falsos compartimentos debajo de los vehículos o en tanques de combustible. Los conductores, que recibían 30.000 pesos (US$309) por kilo, transportaban la droga hasta Salta, para su reventa y distribución.
Aunque no se cuenta con cifras oficiales sobre la cantidad de hojas de coca incautadas cada año por las autoridades, decenas de comunicados de prensa de la Gendarmería Nacional argentina indican que este año se han confiscado miles de kilos de hojas de coca.
Análisis de InSight Crime
Los actuales controles fronterizos en Argentina y Bolivia para evitar la propagación de nuevas variantes de COVID-19 han llevado a un aumento en las incautaciones de coca, que se suele contrabandear a través de la frontera para su venta y consumo.
La reducción en la oferta ha llevado a que el precio de la coca se dispare, aumentando en más de un 750 por ciento, llegando a los 30.000 pesos argentinos (US$310) por kilogramo en ese país.
Aunque la coca es el ingrediente principal de la cocaína, las hojas también se mastican por sus propiedades estimulantes. Dado que la cocaína procesada es mucho más fácil de contrabandear que las hojas, es probable que las hojas de coca frescas fueran a ser utilizadas para su consumo.
El Artículo 15 de la Ley 23.737 de Argentina permite la posesión de hojas de coca. Sin embargo, debido a que estas se usan para producir cocaína, el cultivo y la importación de coca siguen siendo ilegales en Argentina. Esta laguna en el sistema penal ha creado un mercado negro de hojas de coca que son traficadas de Bolivia a Argentina para el consumo privado, aunque hay regiones de Argentina que tienen el clima adecuado para el cultivo de coca.
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Al igual que en las comunidades indígenas de Bolivia y Perú, los indígenas de Argentina han consumido las hojas de coca por mucho tiempo, y las usan para ceremonias tradicionales. Los trabajadores manuales también han retomado el coqueo, o la práctica de mascar hojas de coca, mezclándola con yista (bicarbonato de sodio), lo cual les provee energía y suprime la sensación de hambre.
De hecho, el coqueo es tan popular en el noroeste de Argentina que se estima que el consumo de coca en la ciudad de Salta alcanza el asombroso valor de US$600.000 al mes. Con base en los precios de la coca antes de la pandemia de COVID-19, esto equivale a unos 14.000 kilos de hojas de coca.