Los preparativos de la misión multinacional de apoyo a la seguridad en Haití siguen tambaleándose, dando más tiempo a las pandillas del país para fortalecer lo que podría ser una respuesta feroz.

El despliegue inicial de 200 policías kenianos estaba previsto para el 23 de mayo, pero su llegada se pospuso en el último momento sin explicaciones. Esto ocurrió días después de que una delegación de seis funcionarios kenianos, incluido el comandante de la misión, aterrizara en Puerto Príncipe y se encontrara con la escasez de equipos esenciales, como vehículos blindados, armas y radios.

En octubre, Kenia se comprometió a dirigir la misión de seguridad en Haití y prometió enviar hasta 1.000 agentes para ayudar a la policía haitiana a garantizar la seguridad. Otros 1.500 agentes fueron ofrecidos por países socios como Jamaica, Bangladés y Chad.

La misión es una respuesta a la violencia de las pandillas, que ha aumentado en Haití en los últimos meses. En marzo, las pandillas atacaron las dos mayores prisiones del país, liberando a más de 4.000 reclusos, sitiaron el aeropuerto y obligaron a Ariel Henry, primer ministro del país, a exiliarse. Henry dimitió días después.

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En la última escalada de violencia, tres misioneros estadounidenses fueron atacados por pandillas cuando salían de la iglesia el 23 de mayo. Davy Lloyd, una de las víctimas, estaba hablando por teléfono con su padre cuando los pandilleros lo ataron y saquearon su casa. Más tarde, los equipos de emergencia encontraron muertos a los tres misioneros y, al parecer, los pandilleros quemaron el cadáver de Davy.

En un contexto de creciente inestabilidad, los cimientos de la misión parecen cada vez más frágiles. Un nuevo recurso judicial presentado en Kenia el 17 de mayo pretende anular la misión por completo. Aún no se han establecido las normas de intervención ni la estrategia. Además, los países donantes solo han conseguido recaudar US$21 millones de los US$600 millones que se calcula que costará la misión.

“El rol [del despliegue de la misión] aún está bastante indefinido … y 2.500 hombres no dan para mucho”, dijo a InSight Crime Dan Foote, ex enviado especial de Estados Unidos a Haití. “Probablemente estaba limitado por la cartera … [pero] entrar en una situación en la que las pandillas tienen todo tipo de armamento pesado con 2.500 hombres es ridículo”.

Antes de los más recientes retrasos, Vanda Felbab-Brown, investigadora del Brookings Institution y experta en seguridad, se expresaba en términos similares.

“La misión de seguridad que va a llegar es muy débil, muy inadecuada, y el hecho de que vaya a ir llegando a cuentagotas, con 200 efectivos, es problemático”, afirmó.  

A pesar de los tropiezos, el presidente keniano, William Ruto, declaró a la BBC que esperaba que el primer despliegue de la policía keniana tuviera lugar en tres semanas.

“Confío en que nuestra policía…tenga los conocimientos necesarios sobre qué hacer y la capacidad profesional para manejar esta situación”, dijo Ruto durante una visita a Estados Unidos.

Análisis de InSight Crime

Mientras la misión se esfuerza por conseguir fondos y acceso a equipos de comunicación básicos, las pandillas haitianas siguen acumulando poder y plantearán desafíos inmediatos a cualquier misión.

El G9 y el G-Pèp, las alianzas de pandillas haitianas antaño rivales, se han unido en su oposición a la misión de seguridad, formando un grupo llamado Vivre Ensemble (Vivir Juntos). En las últimas semanas, las pandillas de esta alianza han lanzado una serie de ataques coordinados contra las instituciones del Estado, desplazando a civiles, tomando comisarías de policía y consolidando su control sobre zonas estratégicas de Puerto Príncipe.

5 Segonn, una de las pandillas más poderosas de Haití, exhibió recientemente nuevas armas de gran potencia en un video publicado en redes sociales, lo que genera preocupación por la posibilidad de que las armas se estén filtrando de los arsenales militares de América Latina a las manos de los grupos delictivos haitianos.

El líder de 5 Segonn, Johnson Andre, alias “Izo”, está en la lista de sanciones de las Naciones Unidas y se cree que tiene vínculos con organizaciones narcotraficantes.

En abril, el presidente colombiano, Gustavo Petro, anunció que inspecciones realizadas en dos bases militares habían revelado la desaparición de grandes cantidades de armas, balas e incluso misiles. Sugirió que probablemente estaban siendo utilizadas por grupos criminales en Colombia, así como en Haití, aunque aún no se ha establecido un vínculo definitivo entre las armas desaparecidas y las pandillas haitianas.

Oficialmente, desde 2022 está en vigor un embargo de armas en Haití.

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Felbab-Brown dijo a InSight Crime que el aumento de la cooperación entre las pandillas, el acceso a armas de alto calibre y la nueva riqueza derivada de una mayor participación en el tráfico de drogas equivalían a un extraordinario aumento de la potencia táctica de las pandillas que no tenía comparación con las mejoras observadas en la Policía Nacional de Haití.

“Llevamos dos décadas de esfuerzos occidentales para entrenar a la policía”, añadió Felbab-Brown. “¿Por qué existe esta ilusión de que un grupo de kenianos será eficaz de algún modo para formar a la policía?”.

La Policía Nacional de Haití, la institución que la misión pretende apoyar, se ha debilitado gravemente en los últimos años, con más de 2.000 agentes desertando solo en 2023, según el principal sindicato del cuerpo.

Haití necesitaría unos 38.000 agentes para que el país alcanzara niveles policiales medios, según las Naciones Unidas. La policía haitiana cuenta con 9.000 agentes, según cifras del gobierno, pero ninguna de las fuentes consultadas por InSight Crime cree que la cifra oficial sea correcta.

“Tres mil [oficiales] en un momento dado es una evaluación más precisa”, sugirió Felbab-Brown.

Las fuentes consultadas por InSight Crime también cuestionaron la preparación de la misión dirigida por Kenia para hacer frente a las amenazas criminales de Haití.

“La policía keniana es mediocre”, dijo Foote. “No son terribles, pero tampoco son excelentes, y ciertamente no están en una posición en la que deberían estar entrenando [a la policía en] un país que se encuentra en una situación de seguridad tan desesperada”.

Foote también lamentó que no fuera la primera vez que la comunidad internacional repite una operación con un enfoque limitado para mejorar la seguridad en Haití, sin tener en cuenta los problemas más generales que afectan al país.

“No podemos simplemente entrar y matar a un grupo de delincuentes y darlo por terminado, volver dentro de quince años y hacerlo de nuevo. Eso es lo que hemos estado haciendo. Pero no creo que esa sea la respuesta”, dijo Foote.

Imagen principal: La Policía Nacional de Haití patrulla Puerto Príncipe. Crédito: Mentor David Lorens/EPA