La “G9 y Familia” (G9 an fanmi, G9) es una confederación criminal de nueve de las pandillas más fuertes de Puerto Príncipe, la capital haitiana. Fundada en junio de 2020 por el expolicía devenido líder pandillero Jimmy Chérizier, alias «Barbecue», la coalición permitió a los pandilleros expandir su territorio y ofrecer a los políticos un arma unificada con la cual reprimir la oposición.

Anteriormente vinculados al ahora asesinado presidente haitiano Jovenel Moïse y su partido de gobierno Tèt Kale Haitiano (Parti Haïtien Tèt Kale, PHTK), para quienes la G9 supuestamente aseguró votos y contuvo la agitación social en los barrios controlados por la pandilla, la coalición ahora amenaza con desafiar al mismo Estado haitiano, con el llamado de Chérizier a la “revolución” en junio de 2021.

Historia

La trayectoria criminal de Jimmy Chérizier se remonta por lo menos a 2017. Ese año, en noviembre, Chérizier el policía participó en un supuesto operativo antipandillas en el barrio Grand Ravine de Puerto Príncipe, que terminó en la ejecución extrajudicial de por lo menos 14 civiles inocentes.

Un año después, en noviembre de 2018, Chérizier estaba supuestamente implicado en el homicidio de hasta 71 personas más en lo que se dio a conocer como la masacre de La Saline, la peor que ha sacudido a Haití en más de una década.

No tardaron en despedirlo y en expedir una orden de arresto. Pero Chérizier evadió la captura e incluso participó en otra masacre en Bel-Air en 2019 y en un ataque coordinado con múltiples pandillas en mayo de 2020 en la comuna Cité Soleil, una zona estratégica para la política.

Todo eso logró hacerlo supuestamente con el apoyo material, logístico y financiero dado a las pandillas por el gobierno del presidente Moïse, el cual permitió y alentó estas masacres promovidas por el Estado mediante transferencias de dinero, armas, uniformes de la policía y vehículos oficiales, según un informe.

En ese tiempo, el presidente Moïse enfrentaba constantes protestas en las que los haitianos exigían su renuncia y lo culpaban por la grave crisis económica del país, la corrupción rampante, la escasez de gasolina y el aumento de la violencia en el país.

De ahí que, cuando Chérizier reapareció en un video de Youtube en junio de 2020 para anunciar la formación de la alianza de la G9, de inmediato se sospechó que la nueva coalición representaba una continuación formalizada del estado de las cosas: a saber, figuras políticas valiéndose de pandillas para reprimir a sus contradictores y mantener el orden social en los barrios marginados.

En un contexto de proliferación de pandillas y escalada de la violencia política, Chérizier presentó la coalición como una medida necesaria para restablecer la paz en los grandes barrios.

En eso, fracasó estrepitosamente. Según Vice News, Haití registró un incremento del 400 por ciento en los secuestros entre 2019 y 2020, lo cual, pese a las denuncias de que el uso de uniformes y vehículos policiales por parte de las pandillas facilitaba dichos delitos, llevó al presiente Moïse a solicitar el apoyo y la solidaridad del pueblo haitiano.

Nuevos episodios de violencia se derivaron de las disputas internas dentro de la cada vez más tensa confederación de la G9, lo que obligó a Chérizier a actuar como mediador después de que la pandilla Grand Ravine lanzara varios ataques contra el barrio de Martissant, controlado por una pandilla rival, a mediados de 2021.

Más recientemente, en julio de 2021, el presunto padrino político de la G9, el presidente Moïse, fue asesinado en su residencia particular por hombres armados no identificados. La G9 ya se había distanciado de Moïse en cierto modo, con la filmación de un video por parte de Chérizier en junio convocando a una revolución contra la oposición, el sector empresarial y el partido de Moïse, si bien aún no son claras las implicaciones de ese llamado para la confederación.

Actividades criminales

En el presente, la G9 sigue siendo un actor criminal local o a lo sumo regional, sin nexos con actividades criminales transnacionales como el narcotráfico. Esto no solo se debe a que los pandilleros están enfocados en la política nacional, sino también a que cada grupo mantiene sus finanzas independientes de la coalición, lo que limita las inversiones criminales a mayor escala.

En esa medida, su principal fuente de ingesos es la extorsión. Esto adopta varias formas, desde la depredación abierta hasta la gobernanza criminal. Por un lado está el cobro de “pagos de protección” a los negocios locales, puestos de vendedores callejeros y conductores de transporte público, además del secuestro extorsivo de ricos y pobres por igual. Por el otro está la absorción de servicios públicos, como el suministro eléctrico y de acueducto a cambio de pagos.

El tráfico de armas a nivel regional, o más específicamente, la distribución de armas, puede ser también una de las actividades criminales emergentes de la G9, aunque no hay evidencia suficiente para afirmar esto con certeza. Se cree que la confederación usa sus contactos en el gobierno para mantener un suministro constante de armas pequeñas y municiones, lo que la mantiene mejor equipada que la policía, pero también está la hipótesis de que vende armas de respuesto a pandillas pequeñas dentro de su red criminal más amplia, “G20” (véase “Aliados y enemigos”).

Geografía

Como fenómeno urbano, la G9 está fuertemente concentrada en la capital de Haití, Puerto Príncipe. Diferentes pandilleros controlan diferentes barrios, y a los miembros se les concede acceso variado al territorio de los otros. Por ejemplo, las operaciones de secuestro de una pandilla pueden recibir apoyo logístico de otras pandillas de la federación, incluido el uso de lugares populares para el secuestro, como Grand Ravine y Village de Dieu.

Aunque no se conoce el alcance de su influencia, la Fondasyon Je Klere (FJKL) ha informado que se sabe que la G9 ocupa el sector de Belecourt del distrito Cité Soleil, de Puerto Príncipe, los barrios Chancerelles, Delmas, La Saline, Martissant y Pont Rouge, el suburbio Fontamara de Puerto Príncipe, la chabola Waf Jérémie, y las calles Rue Saint-Martin y Rue Porcelaine.

Rezo Nòdwès, un medio de noticias locales, también informó que la G9 mantiene el control de Belekou, en el distrito Cité Soleil de Puerto Príncipe, la comuna Grand-Ravine, y la Village de Dieu. Según Rezo Nòdwès, la G9 ha hecho del barrio Waf Jérémie en el centro de Puerto Príncipe su centro de operaciones después de tomar control del barrio después de la masacre de Pont Rouge en mayo de 2020.

En un informe de la FJKL, de junio de 2020, se sospecha que la G9 trata de organizar a todas las agrupaciones criminales en los barrios obreros del oeste de Haití, antes de extenderse a otras partes del país y de expandir su coalición criminal.

Aliados y enemigos

Con más de 150 bandas activas en Haití, la G9 necesariamente debe tener aliados críticos y peligrosos enemigos.

Fundamentales son los ocho líderes y pandillas de la misma G9, además de Chérizier y su pandilla Delmas: James Alexander, alias «Sonson”, de la pandilla Baz Krache Dife; Ezeckiel Alexandre, de Baz Pilate; Christ Roy Chery, alias “Krisla”, de Nan Ti Bwa; Albert Stevenson, alias “Djouma”, de Simon Pelé (capturado actualmente); Serge Alectis, alias “Ti Junior”, de Baz Nan Chabon; Jean Emiliano Micanor, alias «Micano», de Waf Jérémie; Cendy Marcellin, alias «Zoé», Nan Boston; Andris Icard, alias “Iska”, de Belekou.

Después de ellos, la Red Nacional por la Defensa de los Derechos (RNDDH) ha informado que otras once organizaciones criminales en Puerto Príncipe mantienen relaciones cordiales con la G9 e incluso los apoyan cuando se requiere. La relación entre la G9 y estas otras once organizaciones suele llamarse la “G20”.

Yendo un poco más allá, están las presuntas conexiones políticas con policías y funcionarios de gobierno de la administración Moïse, quienes eran sospechosos de cobijar la G9 con inmunidad frente a las autoridades de orden público, dado el hecho que pocos han sido detenidos. Incluso después del asesinato de Moïse, es probable que se mantengan muchos de estos nexos.

Finalmente a nivel regional o nacional, la Fondasyon Je Klere (FJKL) ha informado que la G9 aspira a trabajar con organizaciones criminales fuera de Puerto Príncipe con el fin de expandir su “movimiento” por el país. Entre los posibles candidatos para esa infame asociación, están la Pandilla 400 Mowozo, de la comuna Ganthier, en el centro de Haití, y la Pandilla Savien, del norte de Artibonite, un departamento de Haití.

En cuanto a sus enemigos, varias pandillas del lado de la oposición política enfrentan la G9, como la Fanmi Lavalas, de Cité Soleil, a la que Chérizier atacó en un asalto con otras pandillas en mayo de 2020, antes de la formación de la G9.

En algunos casos, la G9 puede incluso llegar a ser su propio enemigo. Conformada por organizaciones criminales de Puerto Príncipe, no es de sorprender que algunas de las organizaciones que ahora trabajan juntas fueran en otro tiempo enemigos formidables. A pesar del mensaje dominante del “movimiento” G9 y su deseo de adquirir mayor poder, las viejas rivalidades entre la organización criminal de la G9 vuelven a aflorar en ocasiones y llevan a luchas internas.

En junio de 2021, las pandillas Grand Ravine y Ti Bwa de la G9 se enfrentaron con saña por una disputa territorial. La Ti Bwa había tomado el control de los distritos 1, 2, 3 y 7 en Martissant, que antes controlaba la pandilla Grand Ravine, ahora aliada en la G9. La Grand Ravine, pese a su recién hecha amistad con la Ti Bwa, enfrentó a su aliado en un esfuerzo por recobrar el que fuera su territorio. Esto forzó a Chérizier a actuar como negociador entre ambas organizaciones criminales para salvar la G9 y garantizar su supervivencia.

Perspectivas

Para julio de 2021, el futuro de la G9 es incierto.

Por un lado, es probable que la coalición haya perdido un protector importante y puede haber perdido su aceptabilidad o incluso, dada su volatilidad y luchas internas, su utilidad como aliado para cualquier futuro líder del PHTK. En particular, si la G9 se disgrega aún más, sería poco probable que las pandillas y pandilleros por sí solos gozaran del mismo grado de protección política por su mermada capacidad de atenter los intereses del gobierno.

Por otro lado, la duradera impunidad el fundador de la G9 y de sus pandillas aliadas los ha convertido en actores criminales poderosos, equipados con armas potentes y la estructura organizacional militarizadas dentro de la que es mejor usarlos. Incluso es concebible que la muerte del presidente Moïse beneficie a la G9 al exacerbar el vacío de gobernanza que existía en Haití, lo que permitiría a ciertos grupos o líderes, como Jimmy Chérizier, penetrar aún más los dominios económicos, sociales y políticos del capital.