Después de tres años, se vuelven a presentar enfrentamientos entre el ELN y Los Gaitanistas en el departamento de Bolívar, al norte de Colombia. Mientras tanto, ambos grupos buscan iniciar conversaciones de paz con el gobierno nacional.
Más de 600 familias han sido desplazadas durante la primera y segunda semana de agosto por los combates entre la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y Los Gaitanistas, también conocidos como Clan del Golfo, Urabeños y Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC), en el sur del departamento de Bolívar, según informaron varios medios locales.
La Defensoría del Pueblo hizo un llamado al gobierno departamental para tomar medidas frente a la situación humanitaria y de seguridad. La entidad ya había venido advirtiendo los posibles hechos victimizantes a manos de actores armados ilegales. «El accionar de las AGC en el territorio ha derivado en enfrentamientos con (…) el ELN, situación que ha generado pánico y zozobra en la población civil», señaló la Defensoría en la alerta temprana 018-2021.
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La combinación de una inmensa riqueza minera, una ubicación estratégica para operaciones del narcotráfico y la desmovilización de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) ha hecho de la zona un territorio apetecido por los grupos ilegales.
El ELN y las AGC se disputaron las economías criminales de la región a finales del 2016, cuando las FARC salieron del departamento en el marco del proceso de dejación de armas. Sin embargo, en el año 2019, ambos grupos llegaron a un pacto de no agresión que les permitió seguir delinquiendo y coexistir en el territorio.
Análisis de InSight Crime
Los recientes enfrentamientos entre el ELN y las AGC sugieren que el frente de guerra en el sur de Bolívar se ha reabierto. El reinicio del fuego cruzado obedecería a los intereses de ambos grupos por obtener el control del fortín criminal que representa el departamento.
El sur de Bolívar ha sido una región históricamente dominada por el ELN. No obstante, hacia el año 2016, las AGC ingresaron con más fuerza al departamento para ocupar el vacío criminal que dejaban las FARC luego de su desmovilización.
Aunque la tensión y las disputas entre ambos grupos criminales azotaron la región durante años, para el 2019 el ELN y las AGC hicieron un pacto de no agresión. El propósito de la pax mafiosa era cerrar un frente de guerra e incluso aliarse para combatir otros actores armados, tanto legales como ilegales, según explicó Luis Fernando Trejos, analista político de la Universidad del Norte, de Colombia, en conversación con InSight Crime.
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«Los Urabeños y el ELN hicieron un esfuerzo conjunto para sacar al Ejército del sur de Bolívar», añadió el analista.
Ahora bien, ambos grupos parecen estar dispuestos a romper la pax mafiosa para apropiarse del fortín criminal en el sur de Bolívar. Lo anterior suma un nuevo frente de batalla a los actores ilegales, que hoy libran una guerra en los departamentos de Chocó, Norte de Santander y Antioquia.
Tanto el ELN como las AGC están en la búsqueda de acceder a negociaciones de paz con el nuevo gobierno, pero los múltiples frentes de batalla que azotan diferentes regiones de Colombia ponen en entredicho el interés de ambos grupos de dejar las armas.