La lenta recuperación incipiente de la industria petrolera en Venezuela ha motivado una pronta reacción de los mercados negros del país, poniendo en competencia el combustible doméstico con las importaciones ilegales de Colombia.

Los traficantes en la frontera entre Colombia y Venezuela, que en los últimos años han contrabandeado gasolina hacia Venezuela para responder a la escasez de combustible, ahora ven sus ganancias menguadas con la parcial recuperación de la industria petrolera en el país, como lo informó Reuters en enero.

Un conductor que transporta pasajeros al otro lado de la frontera desde la ciudad colombiana de Maicao hacia Maracaibo, capital del estado de Zulia, declaró a Reuters que “no es viable traer gasolina desde Colombia para vender aquí en Zulia, no genera ganancias”. En Zulia, la gasolina venezolana cuesta US$0,5 el litro, minetras que la misma cantidad del hidrocarburo cuesta US$0,6 en Colombia.

También en entrevista con la agencia informativa, un proveedor del mercado negro, identificado solo como Gustavo, afirmó que era más barato comprar gasolina a la gente en Venezuela que recibe parte del combustible subsidiado por el gobierno que importarlo de Colombia. En sus palabras, “no nos cuesta prácticamente nada».

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Venezuela ha experimentado numerosos ires y venires en el flujo de combustible de contrabando dentro y fuera de sus fronteras. En años recientes, pese a que el país posee las mayores reservas de hidrocarburos del mundo, el colapso de la industria petrolera en Venezuela llevó a que se iniciara un influjo de gasolina colombiana e incluso brasileña.

Pero en 2021, la producción interna nacional mostró señales de vida. Según el último informe mensual de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEC), el país más rico en petróleo del mundo cerró el año con una producción de 871.000 barriles diarios.

Esa producción está dos veces por encima de la producción venezolana en el mismo periodo del año anterior y completa cinco meses de crecimiento sostenido, según Trading Economics.

Al mismo tiempo, el petróleo colombiano ha mostrado un aumento sostenido de precios, que llegó a US$0,61 en enero de 2022, lo cual hace más atractivo el combustible venezolano subsidiado. La confluencia de estas dos realidades está impulsando un nuevo reajuste del bien establecido mercado de contrabando de gasolina venezolano.

Análisis de InSight Crime

La gasolina de contrabando ha sido por mucho tiempo un eje para otras economías ilícitas tanto en Venezuela como en Colombia, pues mantiene las operaciones de minería de oro ilegal y abastece el procesamiento de pasta base de coca.

Pese a eso, en los últimos años, cuando la escasez de combustible se ha convertido en un infortunado infaltable de los venezolanos, el mercado negro de combustible se ha dedicado cada vez más a abastecer necesidades básicas, como combustible para cocinar para las familias venezolanas.

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En 2020 y 2021, esas redes fueron abastecidas por el contrabando de combustible desde fuera de Venezuela. Pero incluso un mínimo aumento de la producción interna podría llevar a que los contrabandistas vuelvan a abandonar la gasolina colombiana para quedarse con la venezolana.

Sin embargo, el futuro es incierto. Pese al notorio incremento en la producción de la empresa estatal de petróleo, Petróleos De Venezuela S.A. (PDVSA) en 2020, principalmente con apoyo técnico y financiero de Irán y China, este crecimiento puede no lograr mantenerse a la larga debido a la monumental inversión que se requiere para garantizar la continuidad de las operaciones. El exejecutivo de PDVSA y consultor sobre energías, Juan Szabo, expresó sus dudas a Reuters de que el país pueda seguir bombeando petróleo a ese ritmo.

“Las estrellas tendrían que alinearse este año para que PDVSA mantuviera los niveles de producción observados en los últimos meses”, declaró Szabo.