Facciones rivales, lugares de entierro secretos, jefes homicidas, el juicio que enfrentan docenas de miembros de la pandilla Klansman en Jamaica arroja luz sobre la mecánica de los grupos criminales en la isla.
En el actual proceso, iniciado a finales de septiembre, han comparecido 33 miembros de la banda Klansman por concierto para delinquir, homicidio, incendios provocados, extorsión y posesión ilegal de armas de fuego. Todos se han declarado inocentes. Los imputados hacen parte de una facción específica, One Don, del Klansman, y operan en la parroquia sureste de St. Catherine, al oeste de la capital Kingston.
Este caso sienta un precedente por varias razones: involucra la mayor cantidad de imputados que se hayan juzgado simultáneamente en la historia de Jamaica. Revela detalles macabros sobre la evolución de las pandillas en Jamaica y de líderes como Andre Bryan, alias “Blackman”, de la pandilla de One Don.
El desenlace del juicio también puede considerarse un barómetro de los esfuerzos del gobierno por frenar la escalada de violencia con el Plan Secure Jamaica, una política de seguridad estratégica, así como una nueva legislación antipandillas que entró en vigor a comienzos de este año. Aunque el juicio contra la pandilla Klansman sigue, InSight Crime pone de relieve las lecciones claves hasta el momento.
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1. Las pandillas jamaiquinas se están sofisticando
En 2010, la Oficina Nacional de Inteligencia (NIB) de Jamaica estimó que ese país tenía unas 250 organizaciones criminales activas en las calles. La gran mayoría de estas, el 83 por ciento, se consideraban simples pandillas de “primera generación”, centradas principalmente en el control de pequeñas áreas y conformadas por estructuras no muy definidas en sus jerarquías y reclutas. Otro 17 por ciento se catalogaron como “de segunda generación”, con liderazgo centralizado y participación en una gama más amplia de economías criminales. Pero la NIB no halló evidencia de estructuras de “tercera generación”, caracterizadas por alto grado de violencia, un líder identificable, estructura jerárquica y acceso a personajes poderosos y actividades como tráfico de armas y narcóticos, homicidio y extorsión.
Sin embargo, según fiscales y testigos que han intervenido en el juicio a Klansman, puede decirse que esta es una pandilla de tercera generación en propiedad. El testimonio de dos expandilleros declaró que Klansman supuestamente tenía alrededor de 400 miembros en sus diferentes facciones, así como roles bien definidos, nexos de corrupción con la policía, conexiones criminales en el plano internacional e incluso supuestamente ejecutaron golpes por orden de un músico famoso.
La posición y la organización de la pandilla también permitieron acumular mucho dinero. Su principal fuente de ingresos, según los fiscales, es la extorsión. Un testigo señaló que los pagos extorsivos del transporte público en Spanish Town oscilaban entre US$80.000 y 100.000 semanales. Una reconocida firma prestamista, Torpedo, también pagaba hasta US$150.000 al mes, declaró el testigo, y añadió que otra organización, que no quiso nombrar por motivos de seguridad, pues incluye a “personas poderosas”, pagaba US$200.000 mensuales. La pandilla de One Don también obtuvo ingresos supuestamente por muertes por encargo y tráfico de armas.
2. La violencia de alias Blackman
La facción de la pandilla de One Don del Klansman surgió de una lucha de poder interna en Spanish Town. Bryan, el líder de la facción, fue presuntamente el principal sicario del jefe del Klansman, Tesha Miller. La ruptura se remonta por lo menos a 2017, cuando algunas versiones dice que Bryan se rebeló contra Miller y comenzó a ejecutar a sus secuaces. La capacidad de Bryan de operar con libertad se vio aumentada de manera sustancial en 2016, cuando ambos comparecieron en juicio por el homicidio en 2008 de un alto funcionario de transporte. Aunque los fiscales alegaron que Miller ordenó el ataque y que Bryan fue el ejecutor, Miller fue sentenciado a más de 38 años de prisión y Bryan exonerado.
Varios testimonios de testigos describen a Bryan como una persona extremadamente violenta, que se reía al saber que habían muerto sus objetivos. Los testigos del Estado declararon que fueron obligados a unirse a la pandilla por miedo a perder la vida.
Un testigo, quien dijo ser el “banquero” de la pandilla y exconductor de Bryan, relató una anécdota en la que Blackman supuestamente pidió a uno de sus hombres que investigara las estadísticas de homicidios del país. Al darse cuenta de que St. Catherine ocupaba el tercer lugar entre las parroquias en su tasa de homicidios, se dice que regañó a sus subalternos por demorarse en evacuar la lista de objetivos de la pandilla de One Don.
La policía relacionó con la pandilla Klansman el descubrimiento de un lugar de entierro clandestino, en el barrio de Rivoli, en Spanish Town. Allí, se han descubierto al menos dos cuerpos, pero fuentes de la policía creen que puede haber más.
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3. Una pastora dirigía asuntos de Klansman
Solo uno de los 33 integrantes de la pandilla Klansman en juicio es una mujer. Pero se cree que Stephanie Christie, pastora entrenada, ha estado al frente de las operaciones de la facción, encargada de los “asuntos de negocios” y las conexiones con la policía. Actualmente enfrenta cargos de organización criminal y de facilitar otros delitos, como el incendio premeditado y la conspiración para asesinar.
A Christie la describieron como un “enlace”, que podía ayudar a atenuar líos legales. Según un testigo, citado por el sitio de noticias en la web Loop News, Christie “se comunicaba con la policía si había un problema de gángsters, e iba a la policía para enterarse de la naturaleza del problema”.
También se dice que había hecho de mediadora para Bryan, llevando “mensajes sensibles” cuando el líder de la pandilla no quería hablar por teléfono.
4. Los juicios de pandillas no tienen un desenlace garantizado
Procesar un caso de esta magnitud es riesgoso. El gobierno pone mucho en juego, pues este es el primer juicio desde que se aprobaron dos leyes importantes a comienzos de este año. El Ministerio de Justicia ha dispuesto un presupuesto considerable para cubrir los costos del juicio, con más de 40 abogados trabajando en el caso.
Sin embargo, el juicio podría extenderse por meses, y el resultado final no está garantizado. El sistema de justicia en Jamaica tiene reputación de corrupto, y el juicio por homicidio de 2016 en el que se declaró no culpable a Bryan ha sido blanco de críticas.
Otro juicio reciente contra las pandillas tuvo resultados contradictorios. En 2020, varios miembros de la pandilla Uchence Wilson fueron llevados a un juicio que duró nueve meses, con un alto costo para el gobierno. Wilson, el jefe de la pandilla, fue declarado culpable de varios cargos y sentenciado a 26 años. Pero 15 presuntos pandilleros, incluido un agente de policía, fueron absueltos por un juez, que consideró insuficiente el testimonio del testigo. Y más de una docena de presuntos miembros de la pandilla Klansman, inicialmente detenidos e imputados dentro de la legislación antipandillas, ya han quedado en libertad por falta de evidencia.