El decomiso, en un aeropuerto de Bolivia, de un paquete con cocaína con destino a Tailandia es solo uno más en una ruta de narcotráfico hacia el sur y el sureste asiático poco mencionada, que usa vuelos comerciales que parten de suelo boliviano.
El 20 de enero, perros antinarcóticos del aeropuerto internacional El Alto, en Bolivia, identificaron el cargamento que contenía 420 gramos de cocaína ocultos dentro de soportes para hamacas en la bodega de un avión. No es claro si en esta ocasión hubo algún detenido.
Aunque puede parecer un caso relativamente insignificante, apunta a un fenómeno más amplio que conecta los países andinos con mercados asiáticos.
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En marzo de 2020, las autoridades de India capturaron a una boliviana que llevaba condones llenos de cocaína en las cavidades de su cuerpo. La mujer declaró a las autoridades que varios nigerianos le ofrecieron US$1.600 por transportar los narcóticos. En enero de 2020, otra boliviana fue detenida y sentenciada a muerte en China por introducir 3 kilos de narcóticos al país.
Otras instancias previas incluyen el arresto en 2019 de una boliviana en Laos, cuando iba con destino a Tailandia llevando 3,52 kilos de cocaína en su equipaje. El narcotráfico es un delito capital en Laos, por lo que los infractores pueden quedar expuestos a la pena de muerte.
En 2018, un boliviano fue sentenciado a morir en la horca por un tribunal en Malasia por introducir 450 gramos de cocaína al país. El hombre no lograba encontrar un empleo, cuando un empresario sudafricano le ofreció prestarle dinero con ciertas condiciones. Posteriormente se le perdonó la vida y fue repatriado en 2019.
En diciembre de 2017, otra boliviana con problemas financieros, madre de ocho hijos, fue sentenciada a muerte al intentar ingresar cocaína a Tailandia. Pese a los esfuerzos diplomáticos por conseguir la extradición de la mujer a Bolivia, parece que sigue esperando su ejecución.
Y aunque los correos humanos de países latinoamericanos no representan actualmente la mayoría de los ejecutados o en el corredor de la muerte en Asia, no faltan los ejemplos, como el de un brasileño que fue ejecutado en Indonesia, 15 colombianos en el corredor de la muerte en China y tres hermanos de nacionalidad mexicana sentenciados a muerte en Malasia.
Entre los primeros sudamericanos ejecutados por narcotráfico en Asia se contaba un periodista colombiano retirado, de 72 años, acusado de introducir ilegalmente varios kilos de cocaína a China a cambio de US$5.000. Estuvo siete años esperando su condena hasta que recibió una inyección letal en 2017.
Análisis de InSight Crime
El reciente decomiso de narcóticos en Bolivia, en un avión con destino a Tailandia, puede mostrar que las organizaciones narcotraficantes han retomado de momento el tráfico aéreo después de las restricciones sobre los vuelos alteraran sus operaciones en 2020. También indica que las estrictas políticas antinarcóticos y la amenaza de la pena capital no parecen disuadir el narcotráfico a Asia, que ha emergido como un próspero mercado.
Los narcotraficantes latinoamericanos llevan años expandiéndose a los mercados asiáticos. El trayecto entre Asia y Bolivia ha sido considerado una ruta secundaria para el tráfico de cocaína. Pero los patrones de tráfico pueden estar cambiando pues las mafias siguen con los ojos puestos en el Sureste asiático, donde hay una creciente demanda de cocaína entre la clase alta. Un informe de las Naciones Unidas en 2016 decía que los decomisos de cocaína en Asia se triplicaron en la última década.
Es notable que muchas de las capturas y decomisos de narcóticos en vuelos de Bolivia con destino a Asia tuvieran a Tailandia como destino. Aunque el país se declaró «libre de cultivos ilícitos» en 2002, ni los programas de sustitución de cultivos ni las políticas de tolerancia cero hacia las drogas han liberado a Tailandia de estas sustancias. Por el contrario, el país ha mantenido su importancia como punto de tránsito para las drogas con destino a los mercados asiáticos.
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Por otro lado, los decomisos de narcóticos y las aprehensiones de los últimos años también indican que los traficantes están intensificando el reclutamiento de mujeres bolivianas para el transporte de narcóticos hacia mercados de consumo en crecimiento. Por ejemplo, en los últimos años, los narcotraficantes han reclutado a cientos de mujeres bolivianas para llevar narcóticos al otro lado de la frontera, hacia Chile.
Aunque se sabe de los decomisos y capturas, en realidad no hay manera de conocer cuántos cargamentos y correos humanos logran pasar sin ser detectados. Por un lado, las autoridades de Bolivia han informado que los traficantes están empleando diferentes métodos, como cocaína líquida, para reducir el riesgo de ser detectados en los aeropuertos. Pero estos métodos pueden representar un mayor riesgo para la salud de quienes llevan la carga.
Del mismo modo, los expertos señalan que los traficantes muchas veces envían varios correos humanos en el mismo vuelo y sacrifican a uno o dos a las autoridades para qe los demás pasen. Al final, las mulas o correos humanos son prescindibles para los traficantes.
Los traficantes se aprovechan de la desesperación: buscan mujeres pobres, abrumadas por las deudas, muchas veces madres solteras que necesitan dinero y con poca educación,