Oficiales del ejército en Perú anunciaron la muerte de un alto mando de Sendero Luminoso, cinco meses después de haber ejecutado el operativo en el que supuestamente el líder habría salió herido, lo que suscita interrogantes sobre el momento elegido para el anuncio y el impacto que esta muerte representa para el futuro del grupo.

El comando conjunto del ejército peruano anunció en un comunicado de prensa el 30 de marzo que las fuerzas de seguridad hirieron mortalmente a Jorge Quispe Palomino, alias “Raúl”, en un operativo ejecutado en octubre de 2020. Raúl era el segundo al mando del Militarizado Partido Comunista del Perú (MPCP), una facción de Sendero Luminoso que opera en el Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM).

El operativo realizado por un escuadrón conjunto del ejército y la policía el 29 de octubre de 2020, en la provincia de Huanta, departamento de Ayacucho, dejó un saldo de tres combatientes de Sendero Luminoso muertos y otros cinco heridos, entre ellos Raúl, quien supuestamente murió a causa de sus heridas, según el Ministerio de Defensa.

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Posteriormente, el 27 de enero de 2021, las fuerzas armadas confirmaron por medio de interceptaciones, que Raúl había muerto de una enfermedad renal crónica “agravada por las heridas sufridas” en el operativo. Las autoridades dijeron que el grupo ocultó la información para “evitar la desmoralización y otros efectos negativos” en el resto de la tropa.

No es claro por qué las autoridades esperaron más de dos meses después de que presuntamente se confirmara su muerte para hacer el anuncio.

La facción de Sendero Luminoso que opera en el VRAEM se dedica principalmente al cobro de impuestos a los cultivadores de coca y al suministro de servicios de seguridad armada para los cargamentos de cocaína que pasan por esta región, donde en 2017 se halló el 67 por ciento de las 49.900 hectáreas sembradas con coca en Perú, según los datos más recientes de monitoreo de cultivos de coca de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC).

Análisis de InSight Crime

Alias «Raúl» fue un alto mando de la facción de Sendero Luminoso que opera en el VRAEM junto con su hermano, Víctor Quispe Palomino, alias “José”, y su muerte supone un serio golpe para los remanentes de este movimiento guerrillero en Perú.

En años recientes, ambos hermanos se convirtieron en los delincuentes más buscados por el gobierno peruano, tanto que en 2018 las autoridades ofrecieron una recompensa de dos millones de soles (alrededor de US$530.000) por cualquier información que permitiera su captura. En 2014, el Departamento de Justicia de Estados Unidos también formuló cargos contra ambos y otro líder de Sendero Luminoso por los delitos de terrorismo y narcotráfico.

La muerte de Raúl va a “generar todo un sismo” en las filas de la facción de Sendero Luminoso en el VRAEM, según el experto en seguridad Pedro Yaranga. Desde que tomaron el control de varias zonas del VRAEM en los 90, la muerte de este líder es la pérdida más importante que el grupo ha experimentado.

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“No hay gente con mucha experiencia dentro de la organización para escalar a tercer o segundo lugar […] nadie va a poder suplir el puesto de Raúl”, afirmó Yaranga en una conversación con InSight Crime. Además, su hermano José no tiene la experiencia que tenía Raúl para controlar el grupo y sus mensajes, lo que podría originar fracturas internas al interior de la estructura.

Más aún, no es claro si la muerte de Raúl ocurrió exactamente cómo lo relataron las autoridades. Por su delicado estado de salud desde el año pasado, incluido el momento del operativo, Yaranga dijo que es muy improbable que Raúl hubiera podido viajar y pelear en una zona tan disputada. En lugar de eso, el experto asegura que era probable que Raúl estuviera en un lugar seguro, lejos de donde ocurrió el operativo.

“Hasta ahora, todos los indicios nos indican que Raúl murió por una cuestión renal, y no por cuestiones relacionadas a los operativos militares.”

Las fuerzas de seguridad de Perú han tenido por mucho tiempo la presión de erradicar el grupo insurgente, pero no han logrado hacerlo en anteriores operativos militares y con el despliegue de miles de tropas a la estratégica zona. El VRAEM es una región densa y montañosa muy difícil de patrullar y el grupo insurgente aún cuenta con capacidad militar para contrarrestar cualquier incursión de las fuerzas armadas.