Iván Márquez, excomandante de las FARC, murió supuestamente en Venezuela, una muerte que seguramente tendrá repercusiones de amplio alcance para las negociaciones de la “Paz Total” en Colombia.

El 7 de julio, múltiples medios informativos informaron la muerte de Luciano Marín Arango, alias “Iván Márquez”, citando informes de inteligencia colombianos. El diario El Colombiano afirmó que su muerte fue confirmada por una fuente de la Segunda Marquetalia, disidencia de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), bajo las órdenes de Márquez. 

Pero el gobierno colombiano no ha corroborado estas versiones.

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Según los medios locales, Márquez murió de varias heridas en la cabeza sufridas en un ataque a su campamento en Apure, Venezuela, al parecer perpetrado por fuerzas colombianas, en junio de 2022.

En ese tiempo, los gobiernos colombiano y estadounidense erróneamente lo declararon muerto. Pero en el año transcurrido desde el ataque, fue atendido en una casa en Caracas, capital de Venezuela, vigilada por miembros de las fuerzas de seguridad venezolanas, según reveló El Tiempo. 

Tras décadas de participación en las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Márquez fungió como jefe negociador en 2016, cuando el grupo firmó el Acuerdo de Paz que puso fin a su guerra de 52 años contra el gobierno colombiano. A raíz del Acuerdo de Paz, Márquez se desmovilizó y recibió una curul en el Congreso de Colombia, en representación del partido Comunes, colectividad política conformada por las desmovilizadas FARC.

Aun así, tres años después, Márquez lideró el retorno a las hostilidades, marcado por su aparición en un video junto a otros excomandantes de las FARC donde denunciaron el Acuerdo de Paz y declararon la creación de una disidencia a la que bautizó como Segunda Marquetalia, por el nombre de la cuna de las FARC en el departamento del Tolima, sur de Colombia.

Los grupos de excombatientes de las FARC que se opusieron al Acuerdo de Paz y retomaron las armas ahora se conocen en conjunto como las ex-FARC mafia.

Tras la muerte de Márquez, un disidente de las FARC que ha sido rival de la Segunda Marquetalia, Néstor Gregorio Vera Fernández, alias “Iván Mordisco”, que dirige otra facción llamada el Estado Mayor Central (EMC), pasa a ser el más poderoso de los comandantes de las disidencias de las FARC. 

Al igual que Márquez, Mordisco fue erróneamente dado por muerto en julio de 2022 por el gobierno colombiano, después de un bombardeo aéreo en su campamento de Caquetá. Meses después reapareció para manifestar su interés en el plan de la «Paz Total”, propuesto por el actual presidente Gustavo Petro.

El 9 de julio, el gobierno colombiano y las disidencias lideradas por Mordisco anunciaron el inicio de las negociaciones formales de paz después de una fase de diálogos exploratorios iniciada en 2022.

Análisis de InSight Crime

La muerte de Márquez puede simplificar la vía hacia la Paz Total. Mordisco, el primer comandante de las antiguas FARC que abandonó las negociaciones de 2016, es ahora la figura central de las antiguas FARC en los diálogos de la Paz Total.

Mordisco lidera el autodenominado Estado Mayor Central, el grupo más poderoso de las ex-FARC Mafia. Sus frentes controlan los departamentos de Meta, Guaviare y Vaupés, además de otros departamentos clave. Estos territorios les dan oportunidades en el cultivo de coca y el procesamiento de cocaína, además de control sobre corredores vitales para el tráfico de drogas a través de Colombia. En medio del actual boom global de la cocaína, la economía del alcaloide representa ingentes ganancias al ejército guerrillero. 

El presidente Petro, quien militó en el hoy desmovilizado grupo insurgente M-19, es hoy considerado por muchos el más calificado para negociar un acuerdo de paz con los diferentes grupos ilegales de Colombia. 

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Sin embargo, arrastra muchos lastres, uno de ellos es el fracaso del Acuerdo de Paz de 2016, con la implementación plena de pocos acuerdos por parte del gobierno colombiano. Cientos de excombatientes de las antiguas FARC permanecen en campamentos que se construyeron para albergarlos mientras se reinsertaban en la sociedad, bajo la vigilancia del Ejército de Colombia por temor a ataques de otros grupos ilegales, incluidas las disidencias de las FARC, para quienes estos desmovilizados son traidores. Las promesas de tierras cultivables y ayuda financiera para abrir empresas han caído en saco roto, y el programa de sustitución de cultivos prácticamente fracasó. Para Mordisco, el primero de los jefes de las FARC que dejó el proceso de paz de 2016 antes de la firma del Acuerdo, la debilidad de la implementación de este justificó, a su parecer, su negativa a suscribirlo.

La política de Paz Total de Petro ha enfrentado desafíos propios de la estrategia de negociar con diversos grupos criminales y alzados en armas, pero con la muerte de Márquez, es más posible que otras facciones de las antiguas FARC queden bajo la influencia de Mordisco. Es posible que el millar de combatientes movilizados bajo la bandera de la Segunda Marquetalia opten por unirse a la facción de Mordisco. Este comanda el ejército más numeroso de las ex-FARC y sus credenciales ideológicas se mantienen sólidas por sus críticas al Acuerdo de Paz de 2016.

Si bien la afluencia de combatientes de la Segunda Marquetalia hacia el Estado Mayor Central simplificaría el panorama de las negociaciones para el gobierno colombiano, también pondría a Mordisco en mejor posición que antes de la muerte de Márquez.