Las autoridades de Bolivia han detenido a un presunto traficante de drogas de alto nivel que evitó su captura por 19 años, en un caso que ilustra los vínculos entre los grupos criminales bolivianos y extranjeros, así como las dificultades que enfrentan las autoridades en la lucha contra el tráfico de drogas.
El 14 de octubre, la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (FELCN) de Bolivia anunció la captura de José Cristóbal Delgadillo Valencia, alias “El Cristo”, detenido dos días antes en la ciudad de Santa Cruz luego de que depositara su voto para las elecciones presidenciales del país. Según el director departamental de la FELCN, Julio Velázquez, las investigaciones revelaron que Delgadillo mantenía vínculos con grupos que trafican drogas a Colombia, Brasil, Paraguay, Perú y Argentina, informó La Razón.
Velásquez señaló que Delgadillo era uno de los narcotraficantes más peligrosos del país y que las autoridades estaban tras su pista desde 1995, cuando presuntamente fue capturado mientras transportaba cocaína con destino a Paraguay. Fue condenado a 16 años de cárcel, pero logró escapar.
Las autoridades también creen que Delgadillo era el propietario de un megalaboratorio de cocaína descubierto en 2011 en un parque nacional al norte del departamento de Cochabamba, informó Opinión. Equipado con 21 habitaciones y una pista de aterrizaje y custodiado por francotiradores colombianos, las estimaciones indican que el laboratorio tenía la capacidad de producir alrededor de 100 kilos de cocaína al día.
Análisis de InSight Crime
Delgadillo es un buen ejemplo de cómo funciona el tráfico transnacional de drogas en Bolivia, donde los clanes locales trabajan sobre todo con los traficantes de Colombia y Brasil para alimentar los mercados domésticos de Brasil y Argentina. En los últimos años, Bolivia se ha convertido en un centro regional para el tráfico de drogas, atrayendo grupos criminales de otros lugares de Suramérica y produciendo base de coca para cocaína y “basuco” -un derivado similar a la cocaína crack. El país también sirve como punto de tránsito para la marihuana paraguaya y la base de coca peruana.
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El hecho de que Delgadillo haya conseguido estar a la fuga durante tanto tiempo, también es una señal de las dificultades a las que las autoridades bolivianas se enfrentan en la toma de medidas contra el crimen organizado. A pesar de su presunto papel como un importante traficante de drogas, Delgadillo no sólo logró evitar su captura durante casi 20 años, sino que, según los informes, estuvo implicado en una importante operación de producción de cocaína, mientras mantenía a raya a las autoridades.
Según la Opinión, Delgadillo solía dirigir un clan de drogas conocido como el “Grupo Jesucristo”, el cual trabajaba en conjunto con el narcotraficante paraguayo Marcelino Coleman, quien presuntamente llegó a controlar una cuarta parte del comercio de cocaína en Bolivia a mediados de los años noventa.
Santa Cruz, donde Delgadillo fue capturado, es un importante centro de distribución de drogas y alberga a grupos criminales de Colombia y Brasil.