Las autoridades de Estados Unidos detuvieron a 56 presuntos miembros de la pandilla MS13 en Boston, lo cual reanuda las especulaciones sobre la naturaleza de las relaciones entre clicas de la pandilla ubicadas en Estados Unidos y dirigentes encarcelados en El Salvador.
Según un comunicado de prensa del Departamento de Justicia de Estados Unidos (DOJ por sus iniciales en inglés), el 29 de enero más de 400 oficiales de policía federales, estatales y locales llevaron a cabo los arrestos de los presuntos miembros de la MS13 y sus colaboradores en el área de Boston.
A las 56 personas se les han presentado cargos federales de conspiración para delinquir, lo cual incluye cargos por asesinato, conspiración para cometer asesinato, intento de asesinato y tráfico de drogas. Algunas de estas personas han sido acusadas además de violaciones relacionadas con armas de fuego y con las leyes de inmigración. De los acusados, 15 se encontraban en custodia en el momento de las detenciones.
Según el DOJ, los miembros de la MS13 en Massachusetts presuntamente vendían cocaína, heroína y marihuana, y cometían robos con el fin de enviar dinero a los líderes de la MS13 encarcelados en El Salvador. Este dinero era supuestamente utilizado para comprar “armas, teléfonos celulares, zapatos, alimentos y otros suministros” para los miembros de la MS13 en El Salvador.
Los miembros de la MS13 también estaban supuestamente reclutando jóvenes en las escuelas secundarias del área de Boston y habían asesinado miembros de pandillas rivales, específicamente de la pandilla Barrio 18.
Análisis de InSight Crime
La MS13 está bien establecida en Estados Unidos, donde, según el Departamento de Justicia, tiene presencia en por lo menos 46 estados y el distrito de Columbia. De hecho, en 2015 se presentó una serie de asesinatos relacionados con la MS13 en la ciudad de Washington, lo cual aumentó los temores de que la dirigencia de la pandilla salvadoreña está buscando fortalecer los vínculos con sus “clicas” en Estados Unidos. La MS13 ha estado en la mira de las autoridades estadounidenses desde por lo menos el año 2012, cuando el Departamento del Tesoro catalogó a la pandilla como una organización criminal transnacional.
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Tales temores han surgido en parte por las preocupaciones en relación con los efectos que la tregua entre las pandillas salvadoreñas en 2012 pudo haber tenido sobre la estructura de la MS13 y Barrio 18. Por ejemplo, el periódico salvadoreño El Diario de Hoy, citando palabras de un abogado defensor anónimo que participó en un reciente juicio contra cerca de 80 presuntos jefes de la pandilla, señaló que la tregua aumentó la capacidad organizativa de las pandillas. “[Las pandillas] dicen que estaban desordenadas en sus estructuras, pero se armaron a partir de la relación que tuvieron con los mediadores [de la tregua]”, afirma la fuente del periódico. Esta reorganización fue supuestamente facilitada por beneficios como los 300 teléfonos celulares que los negociadores de la tregua distribuyeron entre los miembros de las pandillas en todo el sistema penitenciario de El Salvador.
No obstante, la MS13 y Barrio 18 mantienen una estructura de liderazgo horizontal, y se considera que estas pandillas son más bien redes de franquicias sin vínculos muy fuertes. Aunque parece que la MS13 en El Salvador mantiene contacto con sus miembros en Boston, aún se desconoce el grado o la potencia de estos nexos.