Brasil ha iniciado una ofensiva a gran escala contra una organización de narcotráfico que presuntamente estaba estableciendo un “Estado paralelo” en Amazonas, lo cual llama la atención sobre los enormes retos de seguridad que enfrentan las autoridades en esta remota región selvática.
El 20 de noviembre, 400 policías federales y 300 agentes de la policía militar llevaron a cabo una operación coordinada en varias ciudades de Amazonas y en otras partes del país, informó O Globo. Al parecer, la policía tiene más de 100 órdenes de captura contra presuntos miembros de un poderoso grupo criminal ubicado en la selva norte de Brasil.
En un comunicado de prensa el 20 de noviembre, la policía federal indicó que el grupo utilizaba “violencia extrema” para crear un “Estado paralelo” en la zona. “Sus dirigentes dictaban sentencias diariamente”, agrega el comunicado de prensa. En coordinación con la Interpol, se están buscando miembros del grupo criminal en Colombia, Venezuela, Perú y Bolivia, informó la policía.
Según la policía, este grupo —que no fue identificado con ningún nombre— fue el responsable de lo que se conoce como el “fin de semana sangriento”, cuando 38 personas fueron asesinadas en Manaos, capital del estado de Amazonas, durante un período de tres días el pasado mes de julio.
Además del narcotráfico, el grupo está presuntamente involucrado en tráfico de armas, lavado de dinero, homicidios y secuestros, entre otros delitos, informó AFP.
Análisis de InSight Crime
La supuesta capacidad del grupo criminal para establecer su propio Estado de derecho indica que la débil presencia del Estado en áreas remotas como el Amazonas ofrece una gran oportunidad para el crecimiento del crimen organizado. A pesar de los esfuerzos por detener la ola de actividad ilegal en la Amazonía, la extensa y remota región fronteriza del Brasil hace que ésta sea una tarea de enormes proporciones. Según informes, en la ciudad selvática de Tabatinga, la violencia vinculada al narcotráfico ha causado que la tasa de homicidios se dispare a 87 por cada 100.000 habitantes.
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El aparente alto nivel de coordinación del grupo también genera temores de que redes criminales cada vez más sofisticadas estén ingresando a la Amazonía brasileña. Esto al parecer también está ocurriendo en la frontera de la Amazonia colombiana. Aunque los funcionarios de seguridad le dijeron a InSight Crime el año pasado que los grupos narco-paramilitares conocidos como “bandas criminales” (Bacrim) no tienen presencia en la Amazonia, el arresto, en mayo de 2014, de nueve narco-paramilitares que intentaban establecer operaciones en la región selvática sugiere lo contrario.