En México se está enterrando a los capos de la droga en mausoleos de lujo repletos de internet inalámbrico, aire acondicionado y ataúdes revestidos de oro, una prueba de que están se están llevando sus riquezas ilícitas a la tumba, literalmente.

Arturo Beltrán Leyva, fallecido líder de la organización criminal mexicana que lleva su apellido, fue enterrado en un ataúd de oro. A pocos metros, se encuentra el altar de Ignacio “Nacho” Coronel, alto mando del Cartel de Sinaloa que cayó muerto en 2010 durante un enfrentamiento con el ejército mexicano. Se encuentra adornado con unas cuantas botellas de tequila, una pintura de Nuestra Señora de Lourdes y algunas esculturas de metal de caballos y gallos. En el piso de arriba hay una sala, un dormitorio y un baño.

Estos son sólo algunos de los notables traficantes de droga que eligieron el cementerio Jardines del Humaya como su lugar de descanso final, informó Milenio. El diario mexicano también visitó el mausoleo de Arturo Guzmán, hermano del notorio capo Joaquín “El Chapo” Guzmán. La suya es modesta en comparación con los demás mausoleos más ostentosos en el lugar, que al parecer pueden costar más de US$ 300.000.

El cementerio está situado en el estado noroccidental de Sinaloa en México, origen tanto de la Organización Beltrán Leyva como del Cartel de Sinaloa. Los carteles trabajaron juntos antes de una amarga disputa que los enfrentó cara a cara a finales de la década del 2000. Pero al parecer estas animosidades no les impidieron compartir lo que un medio de comunicación denominó un “narcocementerio “.

Análisis de InSight Crime

La opulencia de los mausoleos en el cementerio Jardines del Humaya sorprende especialmente cuando se comparan con la pobreza que los rodea. En 2014, casi el 40 por ciento de la población de Sinaloa vivía en la pobreza. Y a pesar de la economía agraria de la que depende el estado, el 30 por ciento de la población carecía de acceso a una alimentación adecuada. En otras palabras, unos cuantos narcotraficantes pasan la eternidad en lugares donde la mayoría de los sinaloenses nunca podría darse el lujo de vivir.

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Mientras exista esa disparidad, el tráfico ilícito de drogas de Sinaloa siempre tendrá una reserva de reclutas dispuestos. El tráfico de drogas es un negocio extremadamente peligroso, pero también es posiblemente el único que ofrece a la población rural pobre de Sinaloa la oportunidad de enriquecerse, por mínimas que sean las probabilidades de que esto ocurra. El ejemplo más extremo es El Chapo, que nació en una comunidad agrícola pobre en Sinaloa, pero con el tiempo logró colarse en el listado de multimillonarios globales de Forbes mediante la expansión de su imperio de las drogas en gran parte de México, dejando tras de sí una estela de matanzas —y ataúdes—.

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