En un esfuerzo por disminuir el tráfico de mercancía ilícita a través de Colombia, la policía de ese país capturó al llamado “zar del combustible”, líder de un grupo dedicado a las operaciones de contrabando a lo largo de la frontera con Venezuela.
El 19 de febrero, la policía colombiana confirmó la captura en Venezuela de Pedro Enrique Ospino Cobo, alias “Balacho”, informó El Colombiano. Ospino era el presunto sucesor del capturado capo del contrabando Marcos de Jesús Figueroa García, alias “Marquitos”, y estaba encargado de manejar las finanzas de las operaciones de Marquitos, junto con las rutas de tráfico de drogas, contrabando de gasolina y actividades de extorsión, informó Semana.
Ospino también fue identificado como el presunto autor de los asesinatos de la exalcaldesa y del exconcejal de un municipio en el noreste de Colombia en 2012.
Marquitos fue arrestado en Brasil en octubre de 2014, tras haber desarrollado lucrativas operaciones de tráfico de drogas y contrabando de gasolina que presuntamente eran facilitadas por sus estrechos nexos con políticos locales, entre los que se encuentra el exgobernador del departamento de La Guajira, Francisco “Kiko” Gómez. Aunque se conoce poco sobre Ospino, la policía colombiana afirma que es uno de los tres líderes que se encargaron de la red criminal de Marquitos después de su captura, según El Heraldo.
Análisis de InSight Crime
La captura de Ospino indica que las autoridades colombianas están centrando su atención en el contrabando, un problema que históricamente ha sido subestimado. En octubre, el director de la Policía Fiscal de Colombia dijo a la agencia Reuters que los continuos golpes al narcotráfico y los avances en los diálogos de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) les han permitido a las fuerzas de seguridad enfocarse en combatir el contrabando, un problema para cuya investigación no se contaba con los recursos suficientes en el pasado.
Enfocarse en el contrabando parece ser una nueva estrategia. Cuando InSight Crime visitó la frontera con Venezuela en septiembre de 2014, algunos funcionarios señalaron que es tanta la cantidad de bienes de contrabando que se mueve por la frontera que las autoridades creen que no podrían detener el flujo. “No podemos acabar con todo esto. Sólo podemos intentar controlarlo”, dijo un oficial aduanero a InSight Crime. Así mismo, Reuters ha informado que los agentes solo tienen la capacidad de inspeccionar el dos por ciento de los bienes que cruzan la frontera, una situación que en 2013 hizo que el contrabando representara el 10 por ciento de las importaciones colombianas. Para mediados de septiembre del año pasado, la policía aduanera colombiana había incautado en la ciudad de Cúcuta mercancía de contrabando avaluada en US$5,1 millones.
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El contrabando de gasolina, el fuerte del antiguo imperio criminal de Marquitos, es una actividad particularmente rentable. Según Los Ángeles Times, el 16 por ciento de la gasolina producida en Venezuela es transportada de contrabando a Colombia, Brasil y el Caribe —y la gasolina que es vendida a 4 centavos el galón en las estaciones de gasolina venezolanas puede ser vendida en Colombia a precios muchísimo más altos—.