El presidente de Colombia Juan Manuel Santos ha firmado la orden que enviará al narcotraficante y exjefe paramilitar Daniel Rendón Herrera, alias “Don Mario”, a Estados Unidos, luego de un extenso caso que platea preguntas relevantes para el actual proceso de paz con la guerrilla de las FARC.

Don Mario es solicitado por la corte del Distrito Sur de Nueva York por asociación ilícita para traficar drogas y por prestar apoyo a una organización terrorista –las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), el desmovilizado grupo paramilitar de derecha.

Rendón Herrera es una figura prominente en el conflicto de Colombia que trabajó para los líderes de las AUC antes de fundar su propia organización criminal, tras desmovilizarse en 2006.

La firma de la orden de extradición de Don Mario por parte de Santos se da luego de años de disputas legales. En 2010, la Corte Suprema de Colombia dictaminó que Don Mario no podría ser extraditado hasta que no participara en el proceso de reparación del país, en virtud de la Ley de Justicia y Paz. El proceso garantizaba a los paramilitares un cierto grado de amnistía a cambio de un testimonio sobre el conflicto.

Don Mario no defraudó. Como detalla Verdad Abierta, contó al Tribunal de Justicia y Paz sobre la colaboración entre los militares colombianos y los paramilitares, y describió el apoyo prestado por ciertos líderes de las AUC a algunas campañas políticas.

Pero también admitió que después de dejar las armas formalmente en 2006 continuó involucrado en el tráfico de drogas y en otros delitos, hasta su captura en 2009. El año pasado, un Tribunal de Justicia y Paz dictaminó que debido a esto, él no podía acceder a los beneficios establecidos por la ley de desmovilización.

La organización narcotraficante establecida por Don Mario, los Urabeños, pasó a convertirse en el grupo criminal más poderoso de Colombia, como se detalla en una investigación especial realizada por InSight Crimen.

Análisis de InSight Crime

El destino de Don Mario hace eco de aquel de los 14 altos comandantes paramilitares que fueron extraditados a Estados Unidos en una maniobra inesperada en 2008, después que el expresidente Álvaro Uribe dijera que no habían cooperado con el proceso de paz. Sin embargo, a diferencia de este grupo de líderes paramilitares, Don Mario ha proporcionado información sobre sus redes criminales así como sobre sus crímenes. Su extradición puede llevar a que víctimas del conflicto y otras personas argumenten que enviarlo a Estados Unidos para ser juzgado por narcotráfico inhibirá los esfuerzos para seguir investigando los crímenes de lesa humanidad que los paramilitares cometieron en Colombia.

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Este es el tipo de compensación incómoda que el sistema político colombiano está considerando ahora con el grupo guerrillero de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el cual ha estado en conversaciones de paz con el gobierno desde 2012. Muchos comandantes de las FARC son solicitados en Estados Unidos por narcotráfico, y es poco probable que acepten un acuerdo de paz a menos que el gobierno pueda asegurarles que no enfrentarán un destino como el de Don Mario. Al igual que con los paramilitares, la cuestión de cómo hacer frente a las actividades relacionadas con las drogas de las FARC ha provocado un importante debate en Colombia.