Los Caballeros Templarios y La Familia Michoacana tomaron casi el 13 por ciento de las ganancias de la producción nacional de aguacate en México en el transcurso de cinco años, lo que demuestra la clase de incursión criminal en la economía local que estimuló el nacimiento de los grupos de autodefensa.

Los productores de aguacate en el municipio de Tancítaro, Michoacán, calcularon que desde 2009 hasta 2013 el crimen organizado ganó alrededor de US$770 millones del negocio de aguacates de la región, o US$154 millones al año, informó El Universal.

La Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA) de México estima que la producción nacional de aguacate en los últimos cinco años se ha incrementado a un valor de más de US$5,86 mil millones.

Michoacán es el primer productor de aguacate del mundo, suministrando el 85 por ciento de los aguacates que se consumen en el país, y alrededor del 52 por ciento de la oferta mundial. Sólo Tancítaro proporciona el 25 por ciento de los aguacates del mercado internacional y, según el Wall Street Journal, es la fuente de cuatro de cada cinco aguacates que se venden en Estados Unidos.

Los grupos criminales comenzaron a sacar provecho de este mercado en 2009, según El Universal, cuando La Familia Michoacana comenzó a extorsionar a los productores locales de aguacate, matando a obreros agrícolas y desplazando a campesinos, apropiándose de sus bienes. Para 2011 los Caballeros Templarios habían reemplazado a La Familia en Michoacán, robando al parecer el 30 por ciento de las ganancias de aguacate ese año, ya que las exportaciones explotaron gracias a la inclusión del guacamole en los menús de Burger King y Subway en Estados Unidos.

Análisis de InSight Crime

La gran cantidad de dinero robado a los productores de aguacate de Michoacán, a través de la violencia y la extorsión, es una muestra de cuán profundamente se han involucrado La Familia Michoacana y los Caballeros Templarios en todos los aspectos de la sociedad. En lugar de sólo participar en el tráfico de drogas, estos grupos diversificaron sus fuentes de ingresos, y comenzaron a participar en el secuestro, la extorsión, el robo y el acoso general de las comunidades locales.

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Fueron este tipo de actividades criminales, que afectan la vida económica y comunitaria de los residentes, y no el tráfico internacional de drogas o la guerra entre los carteles, las que estuvieron detrás de la aparición de las milicias de autodefensa en Michoacán.

Estos grupos ahora han acabado con el dominio de los Caballeros Templarios en gran parte del estado, y han comenzado a redistribuir las tierras robadas por los Caballeros. Sin embargo, con informes sobre líderes de las autodefensas que se niegan a regresar las propiedades confiscadas a los Caballeros, así como informes de ellos extorsionando a otros sectores como la minería, la desaparición de los Caballeros Templarios puede sólo dejar a los cultivadores de aguacate y a otros como ellos en manos de un grupo armado diferente.