La extorsión en Colombia ha disminuido en el marco del proceso de paz entre el Gobierno y las FARC, el principal grupo guerrillero del país. Esta tendencia, sin embargo, podría revertirse si otros grupos guerrilleros y otros actores retoman las actividades criminales de las FARC.

De los 233 municipios en los que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) tenían presencia, en 89 las extorsiones bajaron, en 72 se mantuvieron igual y en 70 subieron, informó La Silla Vacia.

Esta disminución podría deberse a la orden de suspender el cobro de extorsiones que anunció el 4 de Julio de 2016 el jefe de las FARC, Timoleón Jiménez alias “Timochenko”. En aquel momento, el anuncio se interpretó como una muestra de buena voluntad del grupo guerrillero de cesar sus actividades ilegales de cara a la continuación del proceso de negociación que culminó con la firma del acuerdo de paz con el gobierno del presidente Juan Manuel Santos.

Las extorsiones fueron, por años, uno de los principales mecanismos de financiamiento utilizados por las el grupo armado. Estimaciones de InSight Crime basadas en fuentes de inteligencia y salidas de campo señalan que actualmente le generan al grupo ingresos cercanos a US$80 millones anuales.

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Tras el anuncio es posible que se haya visto una disminución de esta actividad en algunas zonas del país, pero en departamentos como Tolima, Huila y Caquetá las extorsiones persistieron e incluso aumentaron. Aunque las cifras presentadas señalan la posible suspensión de dicha actividad por parte de algunos frentes de las FARC, este dato debe ser analizado con cuidado, especialmente debido a la compleja dinámica criminal que enfrenta el país.

Análisis de InSight Crime

La disminución de las extorsiones en el 38 por ciento de los municipios representa un avance en la búsqueda de la paz de Colombia. Es posible, sin embargo, que la orden del liderazgo de las FARC no sea seguida por todos sus miembros, o que otros actores en el mundo criminal colombiano aprovechen el vacío que dejará la eventual desmovilización de esta guerrilla.

La extorsión es ampliamente utilizada por los grupos criminales a lo largo de la región como fuente de ingresos, por la fácil logística que requiere cometer este delito. En muchos otros casos, la extorsión es realiza desde la prisión por delincuentes comunes, quienes mienten con respecto a su afiliación con cierto grupo para intimidar a sus víctimas. La falta de denuncia por parte de la comunidad y los altos niveles de subregistro relacionados con este crimen también dificulta una respuesta oportuna por parte de las autoridades.

Otro elemento a tomar en cuenta es que las extorsiones de las FARC son cobradas por los milicianos, quienes debido a su posición encubierta han dejado dudas sobre su desmovilización.

Lo más importante es que hay disidentes y milicianos, así como guerrilleros activos, que se han negado a cumplir la orden. Teniendo en cuenta el monitoreo realizado por InSight Crime y denuncias realizadas por entes gubernamentales en Huila, Meta, Guaviare, Arauca, Antioquia, Casanare, Caquetá, Tolima y Cesar es posible decir que la continuación de las extorsiones es un escenario muy probable; aunque en algunos municipios haya mermado el delito, en gran parte de los departamentos no se ha detenido completamente. 

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Uno de los casos investigados por InSight Crime es el del Frente 21 ubicado en Tolima. Este frente ha aumentado la extorsión y ha trabajado de la mano con la delincuencia común; además, su nuevo cabecilla no es cercano al liderazgo de las FARC, sino que es parte de los miembros enfocados en conseguir recursos financieros, por lo que es muy posible que se convierta en otro frente disidente que continúe con esta economía criminal.

Por último, es importante contrastar la información con un reciente informe de la Defensoría de Pueblo —que no ha sido publicado todavía— al cual tuvo acceso InSight Crime, el cual señala que durante el período 2006-2015 la tasa de extorsiones por cada 100.000 habitantes en Colombia pasó de 6,1 a 100,7, un aumento de casi diecisiete veces. Las cifras no dejan dudas de que el país tendrá por delante muchos desafíos.

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