Según un informe, el tráfico de drogas en el norte de Argentina ha dejado más de mil muertos en nueve años, lo que arroja luz sobre la dinámica del crimen en un creciente epicentro regional del crimen.
Un estudio realizado por la Universidad Nacional de Rosario encontró que el comercio ilegal de drogas en la tercera ciudad más grande de Argentina, generó más de US$370 millones al año y ha provocado un drástico aumento en los homicidios. Antes de 2004, no había más de 70 asesinatos al año en Rosario, mientras que ahora la cifra supera los 160, dijeron los investigadores; quienes pasaron ocho meses consultando las estadísticas oficiales, entrevistando a especialistas y hablando con personas que viven en la ciudad. Casi todas las víctimas fueron hombres de entre 18 y 25 años.
La policía permitió la operación de cientos de “quioscos” que vendían drogas, dijeron los lugareños, y los jóvenes podrían ganar US$55 al día vigilando los puntos de distribución.
El estudio –titulado “Calles Perdidas”– afirmó que los esfuerzos políticos han sido miopes y populistas, dirigidos a los “eslabones más vulnerables de la cadena”, como los traficantes callejeros en lugar de los líderes de las pandillas, incautando drogas pero ignorando las rutas de suministro y permitiendo a las empresas lavar dinero sin restricciones.
El gobierno de la provincia de Santa Fe, donde se encuentra Rosario, rechazó enérgicamente las acusaciones, afirmando que según las estadísticas oficiales, la zona sólo ha visto nueve homicidios relacionados con el narcotráfico durante un período no especificado de un año, según informó La Nación. “Hablar de guerra narco es una simplificación y una grosera licencia”, dijo Matías Drivet, el secretario de Seguridad Pública de Santa Fe.
Análisis de InSight Crime
Un principal punto de entrada de la cocaína en Argentina es la Ruta 34, que comienza en la frontera con Bolivia y termina en Rosario. Dado el aumento de la demanda interna de la cocaína en los últimos años –ahora es el segundo mercado más grande de Latinoamérica para las drogas, después de Brasil, según la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito– no es sorprendente que los crímenes y homicidios relacionados con las drogas en Rosario aparentemente también hayan aumentado, a medida que los grupos luchan por el control de las ganancias.
Argentina es también un punto de trasbordo cada vez más importante para las drogas que van hacia África Occidental y Europa. Las afirmaciones de Drivet, de que el crimen en Rosario es similar “a los de cualquier ciudad argentina o latinoamericana” parecen ignorar por completo esta realidad.