El ente gubernamental encargado de proteger las especies en vía de extinción está bajo investigación por colaborar con traficantes de aletas de tiburón que exportan su producto ilegal a mercados asiáticos, lo que pone en evidencia la complicidad del Estado con esta caza ilícita.

Una investigación de Ojo-Público revela cómo un ente administrativo responsable de la protección de especies amenazadas por el tráfico ilegal, ha facilitado el florecimiento de la industria ilícita de aletas de tiburón en el país, al certificar el producto cazado y criado en forma ilegal.

Luego de decomisos récord de cerca de 50 toneladas de aletas de tiburón por parte de la Oficina de Aduanas de Perú entre noviembre de 2018 y diciembre de 2019, las autoridades del país abrieron una investigación al órgano administrativo responsable de la aprobación de importaciones y exportaciones, el Ministerio de la Producción (PRODUCE).

La mayoría de las aletas de tiburón traficadas desde Perú terminan en China, donde un kilogramo puede venderse por US$700. El tráfico global de este producto se avalúa en torno a los US$1 mil millones anuales, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Perú es el tercer mayor exportador mundial de aletas de tiburón, de origen legal e ilegal, con embarques a Hong Kong avaluados en unos US$25 millones, entre 2014 y 2018, según información de Ojo-Público.

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Se dice que los principales exportadores de productos de tiburón para el mercado negro en el país mantienen nexos con figuras claves en el Ministerio de Producción. A esta autoridad se le confió la emisión de permisos bajo la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies de Fauna y Flora Silvestre en Vías de Extinción (CITES), un mecanismo global que vigila las exportaciones de vida silvestre.

Estos funcionarios dan trámite acelerado a las autorizaciones CITES para empresa escogidas, y les ayuda a evadir los impedimentos legales y a certificar las exportaciones ilegales haciéndolas pasar por comercio legítimo.

El año anterior se aprobaron cuatro certificados CITES para una firma exportadora de aletas de tiburón a la que se ha relacionado con el presunto jefe de una organización criminal conocida como “Los Piratas de Puerto Pizarro”, que opera en las afueras de la ciudad costera de Tumbes, al noroeste del país. Sus 44 miembros han sido acusados de varios delitos, entre ellos homicidio y robo.

Análisis de InSight Crime

Con la venta de las aletas de tiburón aún permitida en Perú, los actores corruptos pueden camuflar con facilidad las aletas extraídas de especies protegidas. Esto permite que el contrabando ingrese a mercados internacionales con certificación de CITES.

Una escalada de la demanda de aletas de tiburón de los mercados asiáticos, donde una costosa sopa preparada con ese ingrediente es considerada una exquisitez, ha motivado el alza en la exportación de este producto animal desde Perú en los últimos años.

Aunque ha habido intentos superficiales de implementar medidas contra el tráfico de aletas de tiburón, la voluntad política para combatir los crímenes ambientales en Perú ha sido históricamente baja.

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Las autoridades aduaneras del país están mal dotadas y poco entrenadas, lo que las hace incapaces de distinguir entre las especies legales e ilegales de aleta de tiburón. Como resultado de eso, son incapaces de implementar adecuadamente los requerimientos de CITES, lo que permite a los criminales seguir explotando las fallas de seguridad del sistema.

Al mismo tiempo, funcionarios corruptos en PRODUCE trabajan a favor de los traficantes de aletas, lo que les permite burlar las regulaciones ambientales y mover cientos de toneladas anuales del producto por los puertos del país.

La misma dinámica se evidencia en otros tipos de ecotráfico en Perú. La industria maderera del país refleja la pesca de aletas de pescad como un imán para la corrupción. En 2017 uno de cada siete funcionarios forestales del país tenía investigaciones abiertas por falsificar los orígenes de madera de extracción ilegal.

Alrededor de una cuarta parte de las 500 especies de tiburones en el mundo se encuentran amenazadas de extinción. De las 68 variedades de tiburones que habitan las aguas atestadas de peces en Perú, algunas ya están en vía de extinción.

Los traficantes, sin embargo, seguirán aprovechándose de la laxitud de los controles para proveer el lucrativo negocio de aletas extraídas ilegalmente.

La “falta de regulación y control” en la industria internacional de aletas de tiburón, informó el South China Morning Post, ha permitido que “productos legales e ilegales se mezclen en un embrollo imposible de separar”.