Las autoridades peruanas han desmantelado una red colombiana de lavado de activos que presuntamente transfería US$10 millones mensuales a través de préstamos ilegales, planteando la cuestión de por qué los colombianos han optado por utilizar Perú para ejecutar este tipo de operaciones criminales.
Una mujer peruana y 16 colombianos que operan en Lima, Huancayo e Iquitos fueron detenidos y se les incautaron tres edificios, diez vehículos, armas de fuego, dinero en efectivo y computadores, informó La República.
Según funcionarios del Ministerio Público, el grupo utilizó las redes sociales para el blanqueo de fondos de origen ilícito, ofreciendo préstamos inmediatos de hasta US$25.000 sin garantía. Después de la concesión del préstamo, la red cobraba tasas de interés mensuales de entre 40 y 60 por ciento; y en algunos casos secuestraron deudores que incumplieron con los pagos, obligando a sus familiares a vender lo que pudieran para pagar el préstamo.
Según el sitio de noticias Peru.com, los miembros del grupo ubicados en Huancayo se hacían llamar “Los Armenios de Colombia” y al mismo tiempo trabajaban vendiendo fruta y pasteles.
Análisis de InSight Crime
Los, aparentemente, controles laxos para el lavado de dinero en Perú pueden ayudar a explicar por qué una banda colombiana optó por utilizar el país como su base de operaciones. Pese a la implementación de un plan nacional de lucha contra el lavado de dinero, el gobierno informó en 2012 que el país no había logrado ninguna condena por lavado de dinero y que de alrededor de 120 casos investigados, sólo cuatro habían dado lugar a procedimientos judiciales. En junio, las autoridades peruanas informaron de un aumento en el lavado de dinero a través de pequeñas empresas, con datos oficiales indicando que el 3,5 por ciento del PIB anual puede ser el producto de fondos ilícitos. La corrupción policial agrava la situación –a partir junio, 900 policías estaban siendo investigados en Perú por complicidad en delitos como el lavado de dinero y el secuestro–.
Una pregunta interesante es cómo los colombianos pudieron operar sin ser expulsados por grupos peruanos. Se cree que la mayoría de pandilleros peruanos están concentrados en Lima –más de 12.000 de los 13.000 que se tienen registrados–, según un informe, posiblemente dejando a los mercados de Iquitos y Huancayo abiertos para el control de otros grupos.
El caso ilustra cómo el Internet ayuda a facilitar las actividades financieras ilícitas, proporcionando una plataforma, en gran medida, no regulada para la transferencia de fondos; y es un ejemplo de las cada vez más diversas formas en las que el crimen organizado está utilizando las redes sociales, un tema examinado por InSight Crime el mes pasado.