Perú y Bolivia se han reunido para reforzar la cooperación en la lucha contra el narcotráfico a lo largo de su frontera común, y para combatir el creciente tráfico aéreo que mueve base de coca y cocaína desde Perú hasta Bolivia; un puente aéreo que, debido a la falta de tecnología, las autoridades parecen ser incapaces de cortar.
Los dos países organizaron recientemente la Primera Reunión Ordinaria de la Comisión Binacional Fronteriza en Lima, que finalizó el 28 de noviembre, y durante la cual funcionarios de ambos países discutieron los desafíos de seguridad conjuntos y las posibilidades de cooperación, informó La Razón.
El evento se dio tras un reciente acuerdo de operaciones coordinadas entre las unidades especiales de cada país para luchar contra el narcotráfico en la zona fronteriza.
El viceministro de Defensa Social de Bolivia, Felipe Cáceres, declaró la semana pasada que la zona fronteriza era el hogar de 70 pistas de aterrizaje clandestinas para aviones de drogas, un día después de que una avioneta pilotada por un boliviano, y que llevaba 270 kilos de cocaína, fuera interceptada por las autoridades en el centro de Perú.
Análisis de InSight Crime
Los esfuerzos de las autoridades peruanas y bolivianas, para unir fuerzas en la lucha contra el tráfico de drogas, llegan varios meses después de que los dos países se comprometieran a mejorar la cooperación antinarcóticos junto a Brasil. A principios de este año, Bolivia anunció planes para trabajar con Brasil en la seguridad fronteriza, en una jugada que parecía demostrar la creciente aceptación de la amenaza planteada por los traficantes de drogas por parte de Bolivia.
La decisión de Bolivia de forjar lazos regionales más estrechos probablemente también es parte de un esfuerzo global para contrarrestar la pérdida de la ayuda de Estados Unidos, a raíz de la expulsión de las fuerzas antinarcóticos de Estados Unidos por el gobierno de Evo Morales. Mientras que Perú ha experimentado un aumento significativo de la ayuda de Estados Unidos, Bolivia ahora está dependiendo fuertemente en la UE, así como en Venezuela, para la financiación necesaria.
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Uno de los mayores desafíos que enfrentan tanto las autoridades de Perú como las de Bolivia, es la falta de radares para detectar los vuelos de drogas que mueven hasta 20 toneladas al mes, desde el centro de producción de drogas en Perú -una serie de ríos conocidos como el VRAEM- muchas de las cuales tienen como distino a Bolivia. Si bien los detalles exactos del acuerdo de cooperación no han sido anunciados, es probable que incluya el intercambio de inteligencia con el fin de identificar con mayor eficacia las redes de vuelos de drogas y sus operarios.