El nuevo arresto de un narcotraficante boliviano que trabaja para una organización que supuestamente ayuda a mover la cocaína peruana a través de Bolivia hacia Brasil, y luego a Europa, muestra cómo los antiguos clanes criminales bolivianos se están adaptando a los cambios en el comercio regional de cocaína.
Una operación de la policía antinarcóticos de Bolivia logró la incautación de 395 kilogramos de cocaína y la detención de dos hombres, informó La Razón. La identidad de los hombres aún no ha sido revelada, aunque la policía ha dicho que uno de ellos era un fugitivo que había sido condenado por delitos de narcotráfico en 1999.
Según la policía, los hombres trabajaban para una familia criminal de Bolivia con conexiones en Perú y Brasil. Los narcotraficantes supuestamente encubrieron sus actividades bajo un negocio legítimo, de suministro de petróleo a Perú. Al regreso, los camiones eran desviados a través de la principal región productora de cocaína de Perú –conocida como el Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM)– donde eran cargados de cocaína. Las autoridades creen que las drogas podrían luego ser descargadas en Bolivia y vendidas a las organizaciones criminales de Brasil, ya sea para la venta en el mercado interno o la exportación a Europa.
Tras las detenciones, la policía antinarcóticos anunció que el clan en cuestión era una de las dos organizaciones transnacionales que habían identificado en Bolivia que estaban traficando cocaína por esta ruta.
Análisis de InSight Crime
La operación policial resalta la creciente importancia de Bolivia como país de tránsito, además de su ya conocida capacidad de producción y procesamiento. La ruta no es nueva, pero ilustra cómo la creciente producción en un país como Perú puede desencadenar una nueva dinámica en otro. En este caso, según la policía boliviana, es más rentable para los narcotraficantes bolivianos comprar en el país vecino ya que la cocaína peruana es más barata que el producto producido localmente.
Además, el narcotráfico boliviano ha sido tradicionalmente controlado por clanes criminales basado en lazos familiares, en lugar de la clase de carteles a gran escala observados en Colombia y México. Si la información de la policía es correcta, entonces el caso también evidencia que estos grupos criminales de la vieja escuela se están adaptando a las nuevas condiciones del mercado.