La ONU votó para dar por terminada una misión de estabilización en Haití poco después de que se divulgara un informe que documentaba acusaciones de abuso sexual por parte de sus cascos azules, lo que plantea preguntas sobre los prospectos de seguridad para la empobrecida nación a corto y largo plazo.

El Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) aprobó por unanimidad la medida del 13 de abril. La misión se inició en 2004 en medio del malestar tras la destitución del presidente Jean-Bertrand Aristide. La misión de la ONU operará hasta mediados de octubre de este año, cuando será reemplazada por una misión de menor envergadura con órdenes más limitadas, orientadas al estado de derecho y los derechos humanos, informó el Miami Herald.

La misión se vio sometida a escrutinio hace poco luego de que una investigación de Associated Press revelara que una investigación interna de la ONU había hallado que por lo menos 134 cascos azules de Sri Lanka participaron en una red de prostitución en la que se involucró a niños haitianos entre 2004 y 2007. La AP también recogió numerosas acusaciones de abuso sexual por parte de cascos azules de otros seis países.

Citando la investigación de la AP, Nikki Haley, embajadora de Estados Unidos en la ONU, declaró que se tomarán nuevas medidas para acentuar la responsabilidad de los cascos azules de la ONU.

En marzo, el secretario general de la ONU António Guterres recomendó recortar la misión en Haití.

Análisis de InSight Crime

Pese al escándalo de la red de prostitución y las trágicas consecuencias de la epidemia de cólera causada por la negligencia de los cascos azules, la misión de la ONU en Haití ha tenido algunos impactos positivos en la situación de seguridad de la isla. Según el Miami Herald, hay amplio consenso en que la misión tuvo éxito en la contención de las pandillas criminales, así como en el apoyo y adiestramiento de la Policía Nacional. En su informe de marzo, donde recomendaba el recorte, Guterres señalaba que se denunciaron 1.056 homicidios en un lapso reciente de doce meses. Eso equivale a una tasa de homicidios de casi 10 por 100.000 habitantes, una cifra muy inferior a la de otros muchos países de la región.

Sin embargo, se han dejado de lado algunos problemas de seguridad importantes. El sistema penitenciario del país padece hacinamiento extremo y falta de control de las autoridades. Y la debilidad de las instituciones judiciales de Haití ha sido señalada como responsable de cientos de linchamientos impunes perpetrados por ciudadanos que no confían en el sistema formal de justicia. Más aún, se sospecha que muchos miembros de la élite política están implicados en crimen organizado, incluido el actual presidente Jovenel Moïse, que ha sido investigado por lavado de dinero, y el senador elector Guy Philippe, quien fue extraditado a Estados Unidos para responder por acusaciones de narcotráfico poco antes de asumir su cargo.

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Aunque la nueva misión de la ONU seguirá centrándose en el estado de derecho, el reducido número de cascos azules de seguro limitará su influencia. Según Guterres, la misión realizó cerca de 10.000 operativos militares desde agosto de 2016, y realizó miles de retenes vehiculares y patrullas conjuntas a pie. La manera como la policía haitiana logre llenar los vacíos dejados por la partida de los cascos azules será un  importante factor que determine si el país puede continuar haciendo avance en el frente de seguridad o si reincidirá en mayores índices de crimen y violencia. 

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