Los funcionarios de las Naciones Unidas vuelven a debatir seriamente la posibilidad de una intervención internacional para enfrentar la extrema inseguridad provocada por las pandillas en Haití, pero los principales países han expresado poco entusiasmo por respaldar una propuesta similar a los desastrosos esfuerzos anteriores.

El Secretario General de la ONU, António Guterres, pidió el 6 de julio a los países miembros de la organización que respaldaran una fuerza internacional para ayudar a la Policía Nacional de Haití y así «derrotar y desmantelar las pandillas».

«El pueblo haitiano está atrapado en una pesadilla viviente. Las condiciones humanitarias son más que espantosas», afirmó.

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Las declaraciones de Guterres hacen eco de anteriores llamados de funcionarios de las Naciones Unidas para que se dé una respuesta multinacional al problema de las pandillas en Haití, que ha generado un aumento vertiginoso de los índices de delincuencia violenta y graves trastornos en actividades económicas esenciales como la distribución de combustible y la producción de alimentos.

A pesar de estos llamados, no se ha llegado a ningún acuerdo. Los países con más probabilidades de liderar una fuerza de este tipo, entre ellos Estados Unidos, Brasil y Canadá, han evitado hasta ahora comprometerse con el tipo de fuerza previsto por los funcionarios de la ONU. Canadá anunció en junio que la República Dominicana acogería una fuerza de seguridad canadiense para ayudar a Haití, pero la República Dominicana negó posteriormente que fuera así.

Desde el asesinato del Presidente Jovenel Moïse el 7 de julio de 2021, Haití sufre una crisis política, un desastre de salud pública y una violencia extrema por parte de poderosas bandas que han tomado el control de infraestructuras clave, aterrorizando a las comunidades.

Ante la incapacidad de las instituciones de seguridad locales para contener la espiral de violencia de las pandillas, han surgido grupos de vigilancia parapolicial que han matado a decenas de presuntos miembros de pandillas en los últimos meses.

«Nunca había visto una situación tan mala como la actual», declaró a la prensa el 6 de julio William O’Neill, experto independiente de la ONU para Haití.

Los haitianos parecen divididos sobre si apoyar o no una intervención internacional. Los anteriores llamamientos a una fuerza de paz fueron recibidos con protestas masivas, pero un estudio reciente sugiere que el apoyo a una intervención es relativamente alto.

Análisis de InSight Crime

Los llamados de la ONU para una intervención internacional en Haití se enfrentan no solo a la falta de voluntad política de la comunidad internacional, sino también a un legado de fracasos evidentes de anteriores fuerzas de mantenimiento de la paz.

Una propuesta que están estudiando algunos países miembros prevé una estrecha colaboración entre las fuerzas internacionales y la policía nacional de Haití, según un documento interno de la ONU obtenido por el Miami Herald.

Pero la policía se ha visto vinculada al problema de las pandillas del país y ha contribuido a alimentar la violencia en algunos de los barrios más empobrecidos del país. Jimmy Chérizier, alias «Barbecue«, uno de los líderes pandilleros más destacados del país, es un antiguo agente de policía y ha mantenido conexiones en el gobierno después de dedicarse a la delincuencia.

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Además, el gobierno del primer ministro Ariel Henry es impopular y carece de legitimidad, sobre todo porque no se han celebrado elecciones desde 2016 y ningún político a nivel nacional permanece en el cargo. Esto afectaría gravemente la eficacia de una intervención, dijo a InSight Crime Brian Concannon, director ejecutivo del Instituto para la Justicia y la Democracia en Haití (IJDH).

«Las pandillas son difíciles de tratar en cualquier situación, pero si a ello se añade la dimensión política de que la mayoría de la gente te odia … realmente no puedes ganarte los corazones y las mentes que necesitas para tener éxito», afirmó.

La anterior intervención de la ONU en Haití no solo no logró contener la inseguridad, sino que causó problemas adicionales. La intervención de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH) entre 2004 y 2017 se saldó con abusos generalizados de los derechos humanos por parte de las fuerzas de mantenimiento de la paz de la ONU, que fueron acusadas de delitos sexuales. La ONU también ha reconocido su papel en el inicio de un brote de cólera que mató a miles de personas.