Estados Unidos ha declarado el final del otrora poderoso Cartel de Tijuana de México, tras la sentencia del capo Eduardo Arellano Félix a 15 años de prisión -una afirmación que desconoce la naturaleza cambiante de la dinámica criminal del país-.

Eduardo Arellano Félix, alias “El Doctor”, fue declarado culpable por un juez de California de lavado de dinero, después de declararse culpable de un cargo menor y perder US$50 millones para evitar una pena máxima de 140 años por crimen organizado y narcotráfico, informó Reuters.

Fue el último de cuatro hermanos, que controlaban el Cartel de Tijuana, también conocido como la Organización Arellano Félix (OAF), en ser encarcelados o asesinados.

“La sentencia que Eduardo Arellano Félix recibió hoy marca el final de una era en la historia del cartel”, dijo el agente de la DEA de Estados Unidos, William Sherman. “La OAF se acabó, otros se han asentado y están tratando de ocupar su lugar.”

Análisis de InSight Crime

En su apogeo de los años noventa y principios de siglo, el Cartel de Tijuana fue una de las organizaciones criminales más poderosas de México, controlando la ciudad fronteriza de la que tomó su nombre y moviendo millones de dólares producto de las drogas en Estados Unidos. Junto con el Cartel de Juárez, fue una de las dos principales organizaciones en surgir de la división de una de las primeras organizaciones mexicanas narcotraficantes, el Cartel de Guadalajara.

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Rondas de arrestos y extradiciones durante la primera parte del siglo XXI debilitaron el grupo, y tras el arresto de Eduardo Arellano Félix en 2008, el grupo se dividió en dos facciones rivales. La facción encabezada por el sobrino de Eduardo, Fernando Sánchez Arellano, “El Ingeniero”, parece haber ganado gradualmente dominio y finalmente entró en una alianza con los enemigos, alguna una vez mortales, del Cartel de Tijuana, el Cartel de Sinaloa. Se cree que Sánchez Arellano ahora dirige lo que queda del cartel junto con Enedina Arellano Félix, hermana de Eduardo y madre de Fernando.

Las redes descentralizadas, la fragmentación, y la formación de alianzas con grupos rivales, son la cara moderna de la delincuencia mexicana, incluso entre sus organizaciones más poderosas, como los Zetas y el Cartel de Sinaloa. Dentro de esta nueva dinámica, el monolítico Cartel de Tijuana del pasado sin duda se ha ido, pero sus evolucionadas estructuras criminales siguen siendo una parte muy importante del hampa mexicano.

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