El Cartel de Sinaloa, que suele ser considerado como la organización narcotraficante más grande y poderosa del hemisferio occidental, es una red conformada por algunos de los capos más importantes de México. Los miembros de esta coalición operan en conjunto para protegerse. El Cartel de Sinaloa ha contado con conexiones en los niveles más altos de la policía federal y el ejército, y ha sobornado a los miembros de ambas instituciones para mantener ventaja sobre organizaciones rivales.

Actualmente, la organización participa principalmente en el tráfico internacional de marihuana, heroína, cocaína, metanfetamina y fentanilo, usualmente hacia Estados Unidos. Algunas facciones también están involucradas en la venta de drogas al detal y en cobrar impuestos a otras redes criminales, como los traficantes de migrantes.

Historia

El estado de Sinaloa ha sido durante mucho tiempo un centro de contrabando y cultivo de marihuana y amapola en México. Una gran parte de las organizaciones traficantes del país tienen su origen en la región y comenzaron como pequeños grupos de familias campesinas que vivían en áreas rurales del estado. En los años sesenta y setenta, las familias pasaron del contrabando al comercio de drogas, en particular de marihuana. Uno de los primeros en traficar grandes cantidades de marihuana fue Pedro Avilés, quien posteriormente invitó al negocio a Joaquín Guzmán Loera, alias “El Chapo”, un amigo de su hijo.

Avilés fue abatido en 1978 durante un tiroteo con la policía. A finales de los años setenta, las familias diversificaron sus actividades y comenzaron a transportar cocaína para los traficantes colombianos y centroamericanos, y desplazaron sus actividades a Guadalajara, en el estado de Jalisco. Entre sus líderes se encontraban Rafael Caro Quintero, Miguel Ángel Félix Gallardo y Ernesto Fonseca Carrillo.

Trabajando en estrecha colaboración con el hondureño Juan Ramón Matta Ballesteros, los hombres entraron en contacto con el Cartel de Medellín, de Colombia. Matta Ballesteros vivió medio tiempo en Colombia, donde operaba como el principal intermediario entre los traficantes colombianos y mexicanos, los cuales establecieron los patrones de tráfico de drogas que continúan presentes en la actualidad: el movimiento de cargamentos de cocaína por vía aérea y marítima hacia Centroamérica y México y luego por vía terrestre hacia Estados Unidos.

La audacia de los traficantes mexicanos se hizo evidente cuando en 1985 asesinaron a Enrique Camarena, un agente encubierto de la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (Drug Enforcement Administration, DEA).

La muerte de Camarena representó el principio del final para el Cartel de Guadalajara. La presión de Estados Unidos obligó a las autoridades mexicanas a actuar y los líderes del cartel huyeron del país. Las facciones que quedaron establecieron bases en varios lugares de México. Los hermanos de Arellano Félix establecieron una base de operaciones en Tijuana. La familia de Carrillo Fuentes se trasladó a Ciudad Juárez. El Chapo y su socio, Héctor Luis Palma Salazar, permanecieron en el área de Sinaloa.

Durante esa época, el Cartel de Sinaloa formó una alianza con la familia Valencia, en Michoacán, quienes conformaban la organización conocida como el Cartel del Milenio. Esta colaboración no solo les permitió continuar acaparando poder sobre sus rivales, sino también tener acceso a puertos clave en el Pacífico y recibir precursores químicos desde China, para ingresar en el lucrativo negocio de la metanfetamina.

Las batallas entre estas organizaciones comenzaron casi de inmediato. En noviembre de 1992, Guzmán envió 40 hombres armados para irrumpir en una fiesta del Cartel de Tijuana en Puerto Vallarta, lo cual acabó con la vida de nueve personas. El Cartel de Tijuana respondió tratando de asesinar a Guzmán en el aeropuerto de Guadalajara en 1993, pero en su lugar asesinaron a un cardenal mexicano. Guzmán huyó hacia Guatemala, donde fue arrestado dos semanas después. Palma Salazar fue arrestado en 1995.

Las operaciones se mantuvieron bajo los auspicios de Arturo Guzmán Loera, Ramón Laija Serrano, y Héctor, Alfredo y Arturo Beltrán Leyva, pero Guzmán mantuvo cierto control desde la cárcel, pasando mensajes a través de sus abogados. El Chapo escapó de la cárcel en 2001, anticipándose a una orden de extradición a Estados Unidos y rápidamente retomó el control total de la organización.

En 2008, la alianza entre El Chapo y los Beltrán Leyva se rompió, tras la sospecha de estos últimos de que Alfredo había sido entregado a las autoridades por Guzmán. Esto desencadenó una sangrienta guerra, en la que los Beltrán Leyva asesinaron al hijo de El Chapo, Edgar, y ocurrieron violentos enfrentamientos en Sinaloa y algunas zonas de Chihuahua y Durango, ocasionando el desplazamiento forzado cientos de personas. 

Este resquebrajamiento también significó que El Chapo se convertiría en la cabeza más visible del Cartel de Sinaloa, al lado de Ismael Zambada García, alias “El Mayo”, y Juan José Esparragoza Moreno, alias “El Azul.”

A inicios de la década de 2010, las autoridades mexicanas abatieron a Ignacio “Nacho” Coronel, el vínculo del Cartel de Sinaloa con el Cartel del Milenio. Esto resultó en una ruptura entre ambas organizaciones y continuas fragmentaciones dentro del Cartel del Milenio que eventualmente dieron nacimiento al Cartel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), uno de los principales rivales del Cartel de Sinaloa.

En febrero de 2014, El Chapo fue arrestado por las autoridades mexicanas, dejando en manos de El Azul y El Mayo el liderazgo de la organización. El Azul presuntamente murió de un ataque cardíaco en junio de 2014, aunque existen rumores de que sigue con vida. Sin embargo, El Chapo nuevamente consolidó su estatus como la mayor leyenda criminal de México cuando volvió a escaparse de prisión —esta vez utilizando un túnel en el baño de su celda— en julio de 2015.

La tercera captura de El Chapo en 2017 y su posterior extradición a Estados Unidos provocó una lucha interna por el control de la organización. Esto lo evidenciaron varios ataques entre 2017 y 2021 entre grupos armados vinculados a El Mayo y a los hijos de El Chapo, algunos de los cuales fueron presuntamente orquestados por la antigua mano derecha este último, Dámaso López Núñez, alias “Licenciado”.Sin embargo, El Licenciado y su hijo, Dámaso López Serrano, alias “Mini Lic”, han sido arrestados y se encuentran bajo custodia de Estados Unidos.

Liderazgo

El Cartel de Sinaloa no cuenta con una estructura jerárquica. Es una red de diversas células que cooperan entre sí, mientras que las operaciones del cartel en el extranjero, e incluso en el interior de México, generalmente son tercerizadas a través de socios locales.

Actualmente, el Cartel de Sinaloa tiene al menos dos cúpulas de liderazgo. La primera está al mando de El Mayo, el único miembro que queda de la vieja guardia. La otra está compuesta por los hijos de El Chapo, Joaquín Guzmán López, Ovidio Guzmán López, Iván Archivaldo y Jesús Alfredo, también conocidos colectivamente como “Los Chapitos”.

Cada facción del Cartel de Sinaloa tiene bajo su mando a brazos armados o “mini ejércitos” que les permiten proteger y tomar territorios. Los Chapitos, por ejemplo, están asociados con Los Ninis, Los Salazar, Gente Nueva y Los Chimales. Por su parte, las redes asociadas a El Mayo colaboran con Los Ántrax y Los Rusos.

Los cuatro Chapitos se han convertido en objetivo prioritario para las autoridades de México y Estados Unidos. Ovidio Guzmán fue arrestado en enero de 2023, luego de un intento fallido de las autoridades en 2019. En septiembre de 2023, fue extraditado a Estados Unidos.

El Mayo también está dentro de la lista de objetivos, pero hasta la fecha ha logrado evadir a las autoridades.

Geografía

La base del Cartel de Sinaloa se encuentra en el estado que lleva el mismo nombre y en algunos de los municipios de Durango y Chihuahua que junto con Sinaloa forman una región conocida como el Triángulo Dorado. En esta zona están asentados algunos de los principales traficantes y sus familias, y se maneja principalmente la producción de metanfetamina y fentanilo y los cultivos ilícitos de marihuana y amapola. En la ciudad de Culiacán, el Cartel de Sinaloa también ha incrementado su participación en la venta de drogas al detal, sobre todo de productos relacionados con la marihuana y metanfetamina.

La organización también tiene células que operan en otros estados del país, como Sonora, Baja California, Nayarit, Jalisco y Chiapas. Esto les permite tener acceso a cruces fronterizos, corredores de droga y a oportunidades para lavar dinero. En algunas zonas, por ejemplo en la frontera, el grupo también cobra impuestos a otras redes criminales, como los traficantes de personas.

Por otro lado, las redes asociadas al Cartel de Sinaloa tienen clientes en casi todos los continentes, así como proveedores de precursores químicos en China, India y otros países de Asia. Además, frecuentemente envían emisarios a Colombia, Venezuela y Ecuador para asegurar una producción y flujo constante de cocaína.

Aliados y enemigos

El principal vínculo entre la cúpula de liderazgo del Cartel de Sinaloa son los lazos familiares y de compadrazgo. Sin embargo, el grupo también forma alianzas transaccionales con grupos locales para tener acceso a territorios clave. 

Desde su ruptura con los Beltrán Leyva, el Cartel de Sinaloa ha creado este tipo de alianzas temporales con antiguos enemigos del Cartel del Golfo y la Familia Michoacana, y presuntamente negoció un pacto con el Cartel de Tijuana.

Por otro lado, el Cartel de Sinaloa parece haber tomado el ejemplo del Cartel de Cali en Colombia, al establecer fuertes conexiones con la élite política y económica de México y ha penetrado con éxito el gobierno y las fuerzas de seguridad. A menudo opta por el soborno por encima de la violencia y por las alianzas por encima de las batallas. Sin embargo, en ocasiones, la organización usa sus fuerzas para invadir zonas que pretende controlar.

Los contactos más poderosos del cartel presuntamente se formaron durante las administraciones del Partido Acción Nacional (PAN), lo cual, según algunas fuentes, ayuda a explicar su crecimiento en la última década. Vicente Fox y Felipe Calderón del PAN lanzaron numerosas ofensivas contra las organizaciones traficantes, y algunos líderes importantes fueron capturados, incluyendo a Osiel Cárdenas Guillen, jefe del Cartel del Golfo, y Benjamín Arellano Félix, jefe del Cartel de Tijuana. La percepción de que el PAN favorece al Cartel de Sinaloa es tan fuerte en México que en 2010 unos funcionarios judiciales emitieron un comunicado negando cualquier vínculo entre el grupo y el partido, y en 2011, el gobierno de Calderón realizó un video que tenía una intención similar.

Años después, se confirmarían parte de estas sospechas tras el arresto en Estados Unidos de Genaro García Luna, secretario de seguridad pública durante la administración de Calderón. Durante su juicio en Nueva York, los fiscales han presentado testimonios de varios extraficantes que aseguraron haber sobornado al exfuncionario con millones de dólares.

Actualmente, el Cartel de Jalisco Nueva Generación es el principal rival del Cartel de Sinaloa. Sin embargo, ambas organizaciones han llegado a trabajar en conjunto en ciertas etapas de las cadenas de suministro de drogas. Por ejemplo, al compartir proveedores de precursores químicos para la producción de metanfetamina y fentanilo.  

Perspectivas

El Cartel de Sinaloa ha sido resiliente a cambios en el panorama internacional de drogas, a capturas y muertes de sus cabecillas, en parte gracias a su estructura de red y por su enfoque empresarial.

Esto le había permitido estar relativamente fuera del ojo público sobre la violencia y a reemplazar de manera efectiva a los miembros que perdía.

Sin embargo, debido a su activa participación en el tráfico de fentanilo a Estados Unidos – que ha cobrado cientos de miles de vidas — se han convertido en un objetivo prioritario para el gobierno de ese país. Esto ha resultado en mayores capturas y desmantelamiento de redes financieras, lo que podría obligar nuevamente al grupo a reestructurarse.

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