Un grupo de traficantes de armas de Argentina compraba piezas de fusil AR-15, para luego ensamblarlas y transportarlas en un camión tipo militar. Los supuestos compradores de las armas de alta potencia eran las poderosas pandillas carcelarias de Brasil y Paraguay, lo que demuestra lo fácil que resulta traficar armas en la anárquica región de la Triple Frontera.

Un informe de un juez argentino permitió conocer la existencia de la red de tráfico de armas varios meses después de que las autoridades confiscaran más de 600 armas de fuego, entre ellas cientos de fusiles AR-15, en once lugares de la provincia de Buenos Aires y de todo el país.

La ministra de Seguridad de Argentina, Patricia Bullrich, dijo después de la operación que las piezas de armamento habían sido compradas en Miami y luego enviadas por correo postal a Argentina. Cada paquete contenía piezas suficientes para ensamblar cinco rifles AR-15.

Las armas semiautomáticas eran ensambladas, modificadas y ensayadas, después de lo cual eran empacadas para ser vendidas a grupos criminales de Brasil y Paraguay. Las armas eran transportadas a los países vecinos en una camioneta Kia plateada marcada con insignias del ejército, que quizá habían sido compradas en una subasta militar.

Las partes de los rifles cuestan unos US$1.500. Las armas ya ensambladas se venden hasta por US$12.000 en Paraguay y US$20.000 en Brasil.

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La operación, denominada “Arsenal Clandestino”, se llevó a cabo en noviembre del año pasado después de que funcionarios del gobierno estadounidense alertaran a Argentina sobre paquetes sospechosos que eran enviados de Miami a Buenos Aires.

Después de sustituir las partes originales con piezas falsas, las autoridades de Argentina lograron rastrear uno de los paquetes hasta el lugar donde las armas habían sido ensambladas.

Esto permitió realizar varios arrestos; entre las personas detenidas se encuentran miembros de los servicios postales, acusados de colusión con grupos criminales.

Análisis de InSight Crime

El desmantelamiento de la red de tráfico ilegal de armas, que operaba en Argentina y vendía armas a grupos criminales en Brasil y Paraguay, demuestra el crecimiento de la Triple Frontera como una zona de alta criminalidad.

En la presentación de los resultados de la operación, la ministra Bullrich no dudó en insinuar que Comando Rojo (Comando Vermelho, CV), una de las pandillas carcelarias de Brasil, era el principal comprador de las armas. Aunque las autoridades no han confirmado este dato, lo que está claro es que el CV y su rival, el Primer Comando Capital (PCC), se están fortaleciendo y expandiendo en la región.

En los últimos años, El PCC ha sido particularmente visible en Paraguay y en menor medida en Argentina.

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Es evidente que esta red estaba bien preparada para traficar una gran cantidad de armas; incluso, según La Nación, uno de los miembros del grupo era un experto en modificación de armas de fuego. Los rifles AR-15 pueden ser alterados de tal manera que logren disparar en ráfagas, al igual que los rifles de grado militar M4, el arma preferida por las mafias de Río de Janeiro.

Las autoridades de Argentina celebraron el éxito de la operación Arsenal Clandestino, la mayor operación que han llevado a cabo contra organizaciones de tráfico de armas en los últimos años. La operación es además el más reciente ejemplo de cooperación exitosa entre autoridades de Argentina y Estados Unidos, que al parecer están compartiendo cada vez más inteligencia y estrategias para combatir los grupos del crimen organizado.

Irónicamente, sin embargo, las laxas leyes de armas en Estados Unidos y los débiles controles aduaneros y fronterizos en Argentina fueron los que posibilitaron el tráfico ilegal de armas.